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Liberad a la orca Lolita

Esta cetácea lleva 49 años cautiva en un acuario de Miami, donde actúa ante el público cerca de tres veces al día. Este sábado los colectivos animalistas salen a las calles de Madrid y otras ciudades del mundo para pedir que se traslade a la orca a un santuario marino.

La orca Lolita en el delfinario de Miami./ REUTERS

ALEJANDRO TENA

Lolita, con nombre de cantaora, es una orca vieja. Es, quizá, la orca que más tiempo lleva en cautiverio de todo el mundo. Su piel negra y brillante lleva casi cincuenta años contorneándose en una pequeña piscina de seis metros de profundidad de un delfinario de Miami. Concretamente, 49 años. "Es uno de los mayores iconos de la lucha contra el maltrato a cetáceos en la industria de los acuarios", explica Jonathan Pastor, activista que, junto a varios colectivos animalistas, organiza este sábado una manifestación en Madrid para exigir su puesta en libertad.

Esta orca de 7 metros de largo fue capturada en los años setenta en Penn Cove (Estado de Washington) junto a cerca de 80 mamíferos marinos que fueron vendidos a diferentes parques zoológicos. Desde entonces, nada y actúa. Como si se tratase de una actriz circense, sale tres veces al día a la superficie frente a un centenar de familias que aplauden sus zambullidos. Se podría estimar que sus aletas han experimentado ya más de 50.000 espectáculos durante su vida en cautiverio.

"La meta es que se la traslade a un entorno natural"

Es por ello que multitud de colectivos animalistas reclaman su jubilación. El objetivo, llevar a Lolita a un santuario donde pueda disfrutar de la libertad del océano los últimos años de su vida. "La meta es que se la traslade a un entorno natural que esté vigilado por biólogos y etólogos que garanticen que pueda volver a reunirse con su manada", expone Pastor.

De los casi cincuenta años que Lolita ha vivido en el acuario de Miami, lleva 39 en soledad. Cuando llegó al delfinario, con cerca de 3 años, la orca pudo compartir el pequeño estanque con Hugo, otro cetáceo que murió en 1980 después de autolesionarse, según denuncian los activistas, por el estrés del cautiverio

La vida de grandes animales como Lolita en pequeños entornos termina derivando en problemas para la salud que, en ocasiones, terminan con la muerte. "En un entorno natural, una orca tiene acceso a una gran variedad de especies para alimentarse, pero en un delfinario dependen del pescado congelado que les dan los entrenadores", explica Miriam Martínez, veterinaria y portavoz de la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA)

"Necesitan tener lazos e individuos de su especie cerca"

En un plano psicológico, el cautiverio puede llegar a generar grandes "problemas depresivos", añade la experta. No sólo eso, en ocasiones la reclusión puede derivar en tendencias agresivas y autolesivas. La realidad es que estos mamíferos marinos poseen una gran inteligencia y un apego muy fuerte a la manada. "Necesitan tener lazos e individuos de su especie cerca", puntualiza la experta, que recuerda que Lolita lleva cerca de cuarenta años sin poder comunicarse con otros miembros de su especie. 

Para Pep Arcos, responsable del programa marino de SEO/BirdLife, recluir a estos animales "no tiene ningún sentido desde el punto de vista de la conservación", en tanto que la razón principal del cautiverio es generar "espectáculo y ocio" para los seres humanos. "Lo que se muestra en los zoológicos es la degradación del animal", añade este experto, que pone en cuestión las supuestas perspectivas educativas de los acuarios.

La realidad de los delfinarios se rige por el principio de la "instrumentalización estética de los animales", tal y como explica la filósofa Marta Tafalla en su libro Ecoanimal. Una estrategia plurisensorial, ecologista y animalista. Esto tiene que ver con el placer que sienten los seres humanos al contemplar a un animal, pese a que este pueda estar experimentando dolor emocional o físico. Un goce que lleva a cientos de personas a sentarse en una grada para ser salpicados por una orca de 3.000 kilos. 

Así, para evitar esta cosificación de los animales, miles de activistas se manifestarán este sábado en diversas partes del mundo, entre ellas Madrid, con el interés de liberar a Lolita

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