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Asesinato de Gabriel La Guardia Civil rechaza la versión de Ana Julia: "Era un niño muy bien educado y no pudo hacer esos insultos"

Los investigadores creen que actuó sola y asfixió al menor ocultando el cuerpo en la finca familiar de Rodalquilar.

Efectivos de la Guardia Civil en las inmediaciones del pozo el que podría haber estado el niño Gabriel Cruz, de ocho años, desaparecido el pasado 27 de febrero en Las Hortichuelas, en Níjar (Almería). / EFE

Público | Agencias

Los investigadores de la Guardia Civil que estuvieron al frente de la búsqueda del niño Gabriel Cruz rechazan de plano el relato de los hechos que hace la asesina confesa del menor. Ana Julia Quezada asegura que mató al pequeño tras una discusión previa. Para la Guardia Civil eso es imposible por dos razones: la primera, porque "los padres educaron en todo momento al niño en el amor y el respeto, en ningún momento Gabriel pudo hacer esos insultos"; la segunda, Ana Julia "es desde el punto de vista policial una persona de una frialdad máxima y egocéntrica que mantiene una falta de empatía hacia otras personas".

Así lo explicaron el teniente coronel Jefe Accidental de la Comandancia de la Guardia Civil de Almería, José Hernández Mosquera, y el comandante de la Unidad Central Operativa (UCO), Jesús Reina, en una rueda de prensa en Almería en la que explicaron cómo fue la investigación del caso.

Sobre lo que los mandos de la Guardia Civil no quisieron ofrecer detalles es sobre la muerte de Gabriel más allá de que murió asfixiado y no sufrió; pero si descartan el relato que Ana Julia realiza sobre una supuesta discusión que desencadenó todo.

Hernández Mosquera y Reina explicaron que, según los indicios, el cuerpo de Gabriel permaneció en todo momento escondido en un "agujero" junto a la vivienda de la finca familiar en Rodalquilar, a unos cinco kilómetros de Hortichuelas de Níjar, el pueblo del que desapareció Gabriel el pasado 27 de febrero. Ana Julia ocultó el cadáver semidesnudo tras asfixiarlo, sin poder dar los investigadores más detalles al estar aún declarado el secreto de sumario.

Los padres de Gabriel nunca supieron que la autora confesa de la muerte del niño era la principal sospechosa para los investigadores

Hernández Mosquera y Reina contaron a los periodistas que durante la investigación se percibieron ciertas "actitudes" sospechosas de Ana Julia, además de un "cúmulo de incongruencias, de movimientos extraños", entre ellos la aparición de la camiseta del niño junto a una depuradora, punto determinante para centrar definitivamente el foco sobre Ana Julia.

"La camiseta aparece en una zona buscada; estaba seca, es ella la que propone buscarla", incidió uno de los mandos refiriéndose a su vez a las continuas "mentiras" de la acusada como las supuestas pérdidas de teléfonos móviles en un "espacio de tiempo muy pequeño".

En ese sentido, Ángel Cruz y Patricia Ramírez, los padres de Gabriel, nunca supieron que la autora confesa de la muerte del niño era la principal sospechosa para los investigadores hasta que fue detenida con el cadáver del menor en el maletero de su coche en Vícar (Almería).

Los investigadores aseguran que tienen acreditado que Ana Julia Quezada actuó sola y de acuerdo a un "patrón ilógico". "Estamos convencidos de que tenemos la carga de prueba para demostrar los hechos", han dicho sobre la autoría de la detenida, la pareja del padre del menor.

En cuanto al móvil del crimen, los mandos de la Guardia Civil han indicado que está en la cabeza de quien lo comete, pero en cualquier caso, Gabriel era lo más importante para su padre Ángel, ya que pasaba con él todo el tiempo libre que tenía.

Llegaron a pensar que Gabriel estaba vivo

Los investigadores también pensaron y barajaron como hipótesis hasta el último momento que Gabriel Cruz estaba vivo. Lo pensaron incluso hasta los instantes previos a la detención de Ana Julia, que transportaba el cuerpo del niño de la finca en la que lo había enterrado y lo trasladaba en su vehículo hasta Vícar (Almería).

"Para los investigadores, desde el principio estuvo la hipótesis de que estuviese vivo. Eso ha condicionado mucho el manejar los tiempos y las acciones, es difícil actuar cuando vas buscando la seguridad de una persona, entraña muchas dificultades. El final no es el que esperábamos, todos esperábamos haber encontrado a Gabriel con vida", dijo uno de los mandos, Hernández Mosquera.

Reina ha explicado que "más allá de la esperanza, hubo una serie de indicios" y ha afirmado que mientras hubiese una posibilidad, "por pequeña que fuese, había que pelear por ella". "Nuestra obsesión era encontrar a Gabriel con vida", ha incidido el otro mando, Jesús Reina.

Por ello, la búsqueda de Gabriel se centró en habitáculos en los que pudiese encontrarse y evitar una "mala actuación que pudiese tener una consecuencia fatídica" ante la que se había convertido en la principal sospechosa, Ana Julia, pareja del padre del niño. 

En este sentido, han apuntado que entre dichos indicios se encontraba la "actitud extraña" de la mujer cuando la familia se planteó elevar la recompensa que ofrecían por Gabriel, lo que les hizo pensar en un posible móvil económico.

Reina ha añadido que a esto se sumaron los comentarios "casi públicos" que realizaba la detenida sobre su convencimiento de que el niño iba a aparecer. "Incluso el día de la concentración dijo que no lo haría porque había mucha presión, que lo haría mañana. Eso nos animaba a decir, vamos, que está con vida", ha dicho.

"La mañana del domingo, tenemos la primera constatación de que pudiera ser que no estuviera con vida y ahí se desarrolla todo el dispositivo y se ordena la detención"

De esta forma, nada hizo pensar a los agentes que ya se encontraba fallecido mientras recababan otra serie de informaciones que permitieron llegar a una "conclusión clara" desde el punto de vista policial, que tenía "cierta ambición económica".

Por esto mismo no se trabajó sobre la finca de Rodalquilar en la que se encontraba enterrado Gabriel con equipos dispuestos a la búsqueda de restos mortales; se descartó porque no lo habían encontrado vivo allí.

"La mañana del domingo, tenemos la primera constatación de que pudiera ser que no estuviera con vida y ahí se desarrolla todo el dispositivo y se ordena la detención, que se tuvo que hacer con mucho cuidado para no poner en peligro la vida de una tercera persona y si había un hilo de esperanza de que Gabriel estaba vivo para no hacerlo peligrar", ha dicho el mando.

Fue al abrir el maletero del coche de Ana Julia que se comprobó finalmente que el niño estaba muerto. "Lo puedo definir como el momento más duro de nuestra carrera profesional. Lloramos, claro que sí, y el que no lo hizo allí, lo hizo luego", ha concluido.

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