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Fin mascarillas Empieza la desescalada de las mascarillas con el riesgo de dar pasos atrás por los nuevos brotes y la variante delta

Este sábado empiezan las flexibilizaciones del uso de las mascarillas en exteriores y en muchas residencias. Es un paso importante en el camino a la nueva normalidad pero es fundamental que se siga llevando siempre un cubrebocas encima porque solo nos la podremos quitar cuando se respete la distancia de 1,5 metros.

Un hombre se quita la mascarilla en la Puerta del Sol, a 18 de junio de 2021, en Madrid (España).
Un hombre se quita la mascarilla en la Puerta del Sol, el 18 de junio de 2021, en Madrid (España). Eduardo Parra / Europa Press

Las mascarillas dejan de ser obligatorias en exteriores si se respeta la distancia de 1,5 metros a partir de este sábado 26 de junio. Es una de las medidas más esperadas del proceso de desescalada que comenzó con el fin del estado de alarma. Aunque esta flexibilización no supone ningún un adiós a las mascarillas. Todas las personas tendrán que salir de casa con un cubrebocas encima porque siguen siendo obligatorias en interiores, en calles concurridas o en cualquier situación en la que no se pueda mantener la distancia de seguridad y cumplir estas reglas es fundamental para no dar pasos atrás en el proceso hacia la nueva normalidad.

Con esta medida, volverán a verse rostros enteros por las calles, después de casi un año de vivir con la obligatoriedad de llevar siempre y en todos los casos los cubrebocas. Una medida que tomaron las comunidades autónomas de forma escalonada. Desde el 21 de mayo de 2020 el Gobierno decretó que las mascarillas fueran obligatorias mediante una orden ministerial, pero realmente fueron los Ejecutivos autonómicos los que endurecieron aún más la norma durante el mes de julio. Catalunya fue la primera que decidió que se tuvieran que llevar los cubrebocas aún con distancia de seguridad. El resto fueron incorporando esta medida hasta que Madrid y Canarias también la decretaron, que fueron las últimas. Y así se ha mantenido, posteriormente también por una normativa estatal, hasta ahora.

Nunca fue una medida que contó con todo el respaldo científico y sanitario, ni siquiera hubo consenso entre las autoridades sanitarias. El motivo real por el que se decretó, según reconocen varias de las primeras comunidades que impusieron las medidas, era que había que aplicar más restricciones ante la subida de la incidencia que ya se estaba viendo en julio de 2020 y que, además, la gente no utilizaba bien las mascarillas. Obligar a utilizarlas siempre era una forma de poder tener un control mucho más sencillo sobre su uso. Así, aunque una persona fuera sola por el campo, tenía que utilizar el cubrebocas pese a no haber riesgo de contagio.

Las autoridades sanitarias plantearon en este tiempo en varias ocasiones si había que flexibilizar el uso porque España tenía una de las normativas más estrictas a nivel europeo. Nunca se hizo por motivos más sociológicos y de control que sanitarios. El riesgo, que se plantea ahora también, era que esta flexibilización repercutiera en la ciudadanía con una sensación de falsa seguridad y que la gente dejara de utilizarlas en otros sitios como en interiores o en el transporte público.

Este miércoles empezó a subir la incidencia de la covid-19

Ahora esta medida llega en un momento epidemiológicamente bueno pero en el que no se puede bajar la alerta de la emergencia sanitaria. Esta semana se ha frenado el descenso de la incidencia acumulada: el miércoles empezó a subir, muy ligeramente, tras estar estancada durante días. Ninguna autoridad sanitaria cree que esto signifique que venga una nueva ola como la que despuntó tras el verano anterior o la que llegó después de Navidad. Sin embargo, es igual de necesario cumplir con las restricciones que aún se contemplan, sobre todo, por la evolución de la variante delta. Y, además, porque no se ha conseguido llegar a la incidencia más adecuada que, según organismos internacionales como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y reconoce el propio Ministerio de Sanidad, debe estar por debajo de los 50 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. En España está en 94 casos, según el último informe de Sanidad.

La preocupación ha crecido más justo el día antes de que entre en vigor la nueva norma sobre las mascarillas con los brotes surgidos a raíz de un viaje de fin de curso de estudiantes a Mallorca. La falta de mascarillas y de distancia de seguridad ha provocado más de 2.000 contagios.

Hay que seguir la regla de 'dos de tres',  cumplir dos estas de las tres condiciones: mascarillas, distancia o aire libre

El riesgo aumenta por la nueva variante que comenzó a detectarse en la India (la delta) ya ha trastocado los plantes de desescalada de muchos países como Reino Unido o Israel. En España comenzó a aparecer en los cribados en las últimas semanas con valores por debajo del 1%, según el informe del Ministerio de Sanidad sobre la evolución de las distintas variantes del pasado 21 de junio. Sin embargo, España realiza una secuenciación de variantes algo limitada y Europa ya ha advertido que prevé que el 90% de los contagios de agosto se produzcan por la variante delta.

Los recursos disponibles para no dar pasos atrás siguen siendo las vacunas y las restricciones que limitan los contactos sociales. Por ello, se da el paso adelante de relajar el uso de las mascarillas con la necesidad de que toda la ciudadanía utilice correctamente los cubrebocas y no caigan en una sensación de falsa seguridad. Si no queremos volver atrás, se debe seguir la regla de 'dos de tres' y cumplir dos de las tres condiciones que la comunidad científica reconoce como imprescindibles: mascarillas, distancia o aire libre.

Si se cumple y se consigue avanzar en la vacunación al ritmo de estas semanas, las autoridades sanitarias reconocen a Público que se podría seguir flexibilizando el uso de las mascarillas, aunque lo más probable es que esto se deje para septiembre por la incertidumbre sobre cómo afectará la reapertura del ocio nocturno a los contagios. Sin embargo, ya se trabaja en ello y previsiblemente el siguiente paso será quitar la mascarilla al aire libre aunque no se cumpla la distancia de seguridad, mientras que seguirá siendo obligatoria en interiores. El adiós a las mascarillas aún no llega y tampoco se sabe si llegara ni siquiera a finales de año porque todo dependerá de cómo avance la vacunación a nivel mundial, que prácticamente no ha arrancado en los lugares más empobrecidos.



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