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Una ONG construirá el primer albergue para temporeros migrantes que ninguna administración ha abierto en Huelva

El movimiento asociativo se enfrenta, gracias a donaciones individuales, a la desidia pública para acabar con los asentamientos chabolistas de la fresa que el relator de la ONU sobre la Pobreza tachó de inhumanos.

Plano del albergue que se construirá para los temporeros migrantes./ Asnuci
Plano del albergue que se construirá para los temporeros migrantes./ Asnuci

En los municipios de Huelva donde el cultivo de la fresa, de los frutos rojos, genera millones de euros cada año y da trabajo a miles de personas, ninguna administración pública, ninguna organización empresarial, ha sido capaz aún de abrir un albergue para realojar a los temporeros migrantes de los asentamientos de chabolas que el relator de la ONU sobre la Pobreza Extrema calificó como inhumanos tras visitarlos el pasado enero. Harta de esa desidia, la ONG Asnuci ha alquilado una nave en Lepe que acondicionará para abrir el primer albergue de la provincia con la ayuda de donativos de particulares.

Los asentamientos de chabolas donde viven entre 1.500 y 2.000 temporeros migrantes llevan dos décadas supurando su miseria sin que nadie haya puesto aún remedio a esa enfermedad. Sin agua, sin luz, en medio del campo, junto a los pueblos, estos suburbios infames del oro rojo -como se le denomina al potente negocio de la fresa- han pervivido pese a todo. Pese a las continuas protestas de las ONG que trabajan con esa población y que en 2017, agrupadas en la Mesa de la Integración, presentaron un amplio y demoledor informe sobre la situación de los asentamientos en el que denunciaban que "la insalubridad, la inseguridad y la ausencia de acceso a recursos básicos" eran una constante en todos los núcleos chabolistas de temporeros migrantes. Pese a los incendios que arrasan cada año esos poblados, el último de ellos hace diez días en Palos de la Frontera, donde 200 personas se quedaron sin ‘casa’ en el mismo sitio donde el fuego mató en diciembre a un temporero marroquí de 24 años. Y también pese a la ONU.

Una de las chabolas en las que tenían que vivir los temporeros migrantes./ Asnuci
Una de las chabolas en las que tenían que vivir los temporeros migrantes./ Asnuci

El relator especial de la ONU sobre la Pobreza Extrema y Derechos Humanos, Philip Alston, visitó a principios de este año uno de los asentamientos de Lepe como parte de un informe que estaba realizando sobre la pobreza en España. Y se quedó bastante impresionado. "Viven como animales", dijo. Más aún: el enviado de Naciones Unidas comparó la situación de los temporeros migrantes en esos núcleos chabolistas con la de algunos de los campamentos de refugiados de guerra más precarios que había visto en el mundo. Pero alrededor de los asentamientos de Huelva hay una realidad muy distinta, la de las 11.700 hectáreas de frutos rojos cultivadas -en torno al 95% de la producción de toda España-, que en un 80% se destina a la exportación con una facturación de cerca de mil millones de euros en el último año.

La Asociación Nuevos Ciudadanos por la Interculturalidad (Asnuci), integrada por más de 1.500 socios, el 90% de ellos magrebíes y subsaharianos, harta de esperar una solución de las administraciones públicas, ha decidido poner manos a la obra y construir en Lepe el primer albergue de temporeros de la provincia. Ya tienen alquilada una nave de más de 300 metros cuadrados, su presidenta, Ana Mateos, que es arquitecta, ha hecho con la ayuda de otros técnicos de la asociación el proyecto de la obra, que ya cuenta con el visado del Colegio de Arquitectos de Huelva, disponen también del visado de actividad del Colegio de Ingenieros Industriales y sólo les falta que el Ayuntamiento les apruebe la solicitud de licencia de obras que le han remitido.

El albergue, según la presidenta de Asnuci, tendrá 40 plazas de capacidad, lavandería, cocina, zonas comunes de ocio y sala para reuniones, con una estructura desmontable que podría trasladarse a otro inmueble si fuera necesario. El proyecto tiene un presupuesto de 96.000 euros, la mayoría del cual deberán obtener a través de unas donaciones que en dos días ya han alcanzado cerca de los 7.000 euros, pero que aún deberán crecer mucho más para que se pueda hacer realidad esta iniciativa. Aunque parece una tarea complicada, Ana Mateos asegura que ya nada los va a detener: "Hemos esperado mucho tiempo, presentando informes a la Diputación, a la Junta, ayuntamientos, pero por un oído les entra y por otro les sale. Y ya no nos vamos a parar. Empezaremos con lo que tengamos".
Seydou Diop, socio y voluntario de Asnuci, estuvo viviendo un tiempo en esas chabolas, porque cuando llegó a Lepe para trabajar era prácticamente imposible encontrar un alojamiento digno donde vivir. "No lo podía creer. Estuve cuatro días sin poder dormir ni un minuto. Vivir en una chabola de palés y plásticos, sin luz ni agua ni saneamiento es algo horroroso. Yo en África era pobre, pero vivía con dignidad", dice Seydou.

Los poblados en los que tienen que sobrevivir durante la temporada de recogida de las fresas carecen de las mínimas condiciones de salubridad./ Una de las chabolas en las que tenían que vivir los temporeros migrantes./ Asnuci
Los poblados en los que tienen que sobrevivir durante la temporada de recogida de las fresas carecen de las mínimas condiciones de salubridad./ Una de las chabolas en las que tenían que vivir los temporeros migrantes./ Asnuci

La idea de Asnuci es que su albergue sirva de ejemplo a otras entidades, a las administraciones, que sea el primer paso al que luego sigan otros muchos en un largo trayecto que aún nadie ha comenzado a andar para resolver de una vez la falta de alojamiento alternativo para los temporeros migrantes que viven en los asentamientos chabolistas. Las cuarenta plazas de este centro serán muy pocas para las necesidades que hay, pero, al menos, ayudarán a mostrar el camino, sostiene esta asociación, que es la que se encarga en Lepe de proporcionar a los temporeros de las chabolas duchas y luz para que carguen los móviles en su centro de día.

El Ayuntamiento de Lepe guarda silencio

Preguntado por Público, el Ayuntamiento de Lepe, que gobierna el PP con mayoría absoluta, no ha querido hacer ninguna valoración sobre este proyecto de albergue. Precisamente, este municipio recibió de la Junta de Andalucía, en la convocatoria de 2019, una ayuda de 80.000 euros para financiar un proyecto que presentó para un alojamiento de temporeros en suelo no urbanizable municipal con cargo al programa de subvenciones a infraestructuras destinadas al arraigo, la inserción y la promoción social de migrantes. Sin embargo, la Consejería de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local, la que tiene las competencias de políticas migratorias, tuvo que iniciar un expediente de reintegro de la ayuda, porque el proyecto contenía errores de fondo que, además, no fueron subsanados en el plazo requerido, según explicaron fuentes de ese departamento a este periódico.

Planos del proyecto para los temporeros./ Asnuci
Planos del proyecto para los temporeros./ Asnuci

El albergue que pretendía construir el ayuntamiento lepero, con capacidad para acoger a unas 400 personas, no fue el único de la provincia de Huelva que quedó excluido de esas ayudas de la Junta en 2019 por el incumplimiento de la normativa. También un proyecto del Ayuntamiento de Moguer para atención básica y alojamiento temporal de migrantes, con un presupuesto superior a los 100.000 euros, acabó siendo desestimado.

La Junta subraya que tanto los anteriores gobiernos de Andalucía como el actual –PP y Ciudadanos- han concedido subvenciones a administraciones locales destinadas a infraestructuras para migrantes, y que todo municipio que quiera impulsar un proyecto de alojamiento puede obtener subvención y colaboración autonómica. En cuanto a la particularidad de que Jaén sea la única provincia de la comunidad que cuenta con albergues para temporeros, la consejería responsable de las políticas migratorias argumenta que en ese territorio la campaña agrícola –recogida de la aceituna- tiene una duración muy determinada y el alojamiento se ciñe a ese tiempo, al contrario de lo que ocurre en Huelva y Almería, donde los cultivos bajo plástico permiten mantener la campaña todo el año, lo que, a su juicio, dificulta aplicar el modelo jiennense.

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