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Las hormonas ováricas influyen en el mayor riesgo que tienen las mujeres en desarrollar Alzheimer

Una investigación asegura que existen áreas clave del cerebro que son vulnerables a la disminución relacionada con la edad y destaca la importancia de las hormonas ováricas en el mantenimiento de la función de memoria.

Una anciana mira por la ventana de un autobús que traslada a refugiados sirios e iraquíes a las nuevas instalaciones de acogida en el puerto de Skaramangas. EFE

Las mujeres tienen un riesgo dos veces mayor de desarrollar la enfermedad de Alzheimer que los hombres, pero sorprendentemente se sabe poco sobre cómo los cambios en la función cerebral promueven esta diferencia y lo temprano que se pueden detectar esas modificaciones en la mediana edad. En un estudio poblacional que involucró a más de 200 mujeres y hombres sanos de entre 47 y 55 años, un equipo de investigadores liderados por el hospital estadounidense Brigham and Women’s revela cambios específicos en la función de la memoria que corresponden al sexo y la menopausia.

El trabajo, que se detalla en un artículo publicado este miércoles en Menopause, implica áreas clave del cerebro que son vulnerables a la disminución relacionada con la edad y destaca la importancia de las hormonas ováricas en el mantenimiento de la función de memoria. “Durante años, el pensamiento dominante en el campo ha sido que las mujeres estaban en mayor riesgo de la enfermedad de Alzheimer simplemente porque tienden a vivir más tiempo”, recuerda el autor Jill Goldstein, director de Investigación en el Connors Center for Women´s Health and Gender Biology de este hospital. “Pero esa idea estaba perpetuada por la investigación sobre la etapa tardía de la vida, no en la mediana edad, cuando se producen las transiciones hormonales clave y cuando comienzan a salir a la superficie los cambios en la memoria”, añade.

La disminución cognitiva relacionada con la edad afecta tanto a hombres como a mujeres, ya que las personas hablan de olvidos y falta de claridad mental (la llamada “niebla cerebral”) a medida que envejecen. Mientras que las mujeres en general tienden a estar mejor que los hombres en las pruebas de memoria verbal y los hombres tienen una mayor tasa de deterioro cognitivo leve más tarde en la vida, las mujeres resultan afectadas de manera desproporcionada por la enfermedad de Alzheimer.

Goldstein y sus colegas aprovecharon la oportunidad para examinar cómo y por qué se desarrollan estas diferencias sexuales cuando una de sus cohortes comunitarias estudiadas desde hace mucho tiempo, conocida como New England Family Study, comenzó a entrar en sus tardíos años 40 y 50. Esto permitió a los investigadores examinar cuidadosamente lo que sucede con la función de la memoria en mujeres sanas y de mediana edad a medida que se desarrolla la menopausia –abarcando los períodos pre, peri y posmenopáusico– y comparar estos hallazgos con hombres sanos de la misma edad. Debido a que los individuos estudiados no mostraron signos de demencia o pérdida de memoria obvia, las pruebas estándar sobre la función de la memoria no fueron lo suficientemente exigentes como para detectar cambios.

Estas pruebas evalúan rigurosamente diferentes formas de aprendizaje y memoria, ofreciendo una visión más fina para identificar incluso los déficit cognitivos tempranos relacionados con la edad

Así que el equipo se centró en una serie de pruebas neuropsicológicas, refinadas por Dorene Rentz, una de las autoras principales del trabajo, neuropsicóloga en el Departamento de Neurología en este hospital, y experta en la enfermedad de Alzheimer. Estas pruebas evalúan rigurosamente diferentes formas de aprendizaje y memoria, ofreciendo una visión más fina para identificar incluso los déficit cognitivos tempranos relacionados con la edad.

Los investigadores descubrieron que, en comparación con los hombres de igual edad, las mujeres obtuvieron puntuaciones significativamente más elevadas en todas las categorías de función de la memoria evaluadas por las pruebas, con una notable excepción: las mujeres posmenopáusicas se desempeñaron aproximadamente al mismo nivel que sus homólogos masculinos (y peor que las otras mujeres) en pruebas de aprendizaje inicial y recuperación de información. El hallazgo sugirió cambios en las áreas frontales del cerebro, conocidas por sus papeles en la memoria a corto plazo y las llamadas “funciones ejecutivas”, es decir, capacidades cognitivas avanzadas, como organizar, estructurar y evaluar la información. Además, las mediciones hormonales revelaron que entre todas las mujeres estudiadas, los niveles más altos de estradiol (la forma de estrógeno que tiene los mayores efectos sobre el cerebro) se correlacionan con un mejor desempeño de la memoria.

El papel de la menopausia ayuda a dibujar una imagen de los circuitos de la memoria en el cerebro que comienzan a cambiar con la edad

Cuando se tiene en cuenta junto con otros trabajos recientes, tanto del grupo de Goldstein como de otros, el papel de la menopausia ayuda a dibujar una imagen de los circuitos de la memoria en el cerebro que comienzan a cambiar con la edad –tanto en hombres como en mujeres– y subraya la importancia de las hormonas esteroides, especialmente estradiol para las mujeres, en el mantenimiento de la función de la memoria. “Necesitamos desarrollar la capacidad de identificar temprano quién está en mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer –subraya Goldstein–. Esto es crítico porque los tratamientos dados después del inicio de la enfermedad han sido ineficaces. Esperamos que los hallazgos de nuestra cohorte proporcionen, en última instancia, pistas tempranas en la mitad de la vida sobre quién está en el riesgo más alto de desarrollar la enfermedad más en la mediana edad tardía, y cómo puede ser diferente para hombres y mujeres”.

Ahora estos investigadores están diseñando una herramienta de riesgo clínico que pueda ayudar a identificar a los pacientes que son más vulnerables a la enfermedad de Alzheimer. Esta herramienta, que se está desarrollando tanto para hombres como para mujeres, incorporará factores de riesgo genéticos, así como una serie de otras características clínicas que se sabe afectan a la disminución de la memoria y las diferencias de sexo en ellas.

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