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El primer crisantemo azul

Con la inserción de sólo dos genes, científicos japoneses logran una variedad muy buscada y señalan la vía hacia rosas del mismo color.

Crisantemos azules junto a los originales./NAONOBU NODA/NARO

MALEN RUIZ DE ELVIRA

En la naturaleza se dan muy pocas flores de color azul y la mayoría de ellas son más bien de color violeta o morado. Los especialistas en botánica llevan años intentando obtener, mediante la ingeniería genética, que las especies más comerciales (crisantemos, rosas y claveles sobre todo) florezcan en tonos azulados pero todo indicaba que el proceso es muy complejo. Sin embargo, científicos japoneses lo han conseguido y han tenido que utilizar sólo dos pasos, lo que les ha sorprendido.

Este avance abre la puerta a obtener las primeras rosas azules, con un gran potencial económico igualmente, aunque el hecho de que sean productos transgénicos puede limitar su comercialización en zonas como la Unión Europea.

“Los crisantemos son las flores cortadas más vendidas en el mundo detrás de las rosas”, recuerda Naonobu Noda, que ha dirigido la investigación. “Nuestros crisantemos azules tienen un color nuevo y natural, que ha sido confirmado como azul verdadero”. 

“Los crisantemos son las flores cortadas más vendidas en el mundo detrás de las rosas”, recuerda Naonobu Noda

El “azul verdadero” son los tonos considerados azules en una escala de la Real Sociedad Británica de Horticultura que se aplica internacionalmente y los nuevos crisantemos se ajustan a este rango de colores. Las flores no tienen todas exactamente el mismo tono, ya que depende de cómo se expresen los nuevos genes, según el lugar en que se hayan insertado en la larga cadena del ADN. Estos genes proceden de una campanilla azulada y de la leguminosa Clitoria ternatea, que tiene asimismo flores azuladas. 

Estas y otras plantas en las que están los deseados compuestos químicos que dan el color azul son demasiado distantes genéticamente de las plantas más vendidas, por lo que no es posible cruzarlas con métodos tradicionales para obtener el objetivo. Detrás del color azul de los pétalos de una flor hay complejos procesos químicos. Los pigmentos básicos, las antocianinas, determinan que el color sea azul, morado o rojo según los grupos de átomos de azúcares u otros compuestos a los que esté ligado químicamente, explica la revista Science Advances, en la que se ha publicado este avance.  

Escala de azules junto a los nuevos crisantemos./NAONOBU NODA/NARO

Escala de azules junto a los nuevos crisantemos./NAONOBU NODA/NARO

El equipo de Noda insertó primero un gen de la campanilla y obtuvo crisantemos de color violeta. Eso pasó en 2013. Desde entonces ha conseguido insertar otro gen, esta vez de la clitoria, que añadió una molécula de azúcar a la antocianina para obtener, sorprendentemente, el ansiado color azul, cuando todos pensaban que iban a ser necesarios muchos otros genes.

Los análisis posteriores han permitido conocer lo que ha pasado en el aspecto químico, lo que anima a los investigadores a probar con otras plantas y a aplicar el conocimiento a la producción sostenible de pigmentos artificiales, como señala en la revista Nature la especialista Silvia Vignolini.  

El siguiente paso, sin embargo, es hacer estériles las nuevas plantas transgénicas para que se puedan cultivar sin posibles efectos sobre el medio ambiente. Esto permitiría obtener flores cortadas de color azul sin recurrir, como hasta ahora, a los tintes y vender las plantas en viveros con el fin de cultivarlas en jardines.

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