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Revista Nature Cuatro mujeres científicas (y un científico) que protagonizarán la investigación en 2019

La revista 'Nature' escoge a los posibles nombres propios de la ciencia para este año: un virólogo empeñado en acabar con el ébola, una abogada contra el cambio climático, una ingeniera involucrada en el envío de un nuevo 'rover' a la Luna, una astrofísica que trata de cazar ondas gravitacionales con púlsares y una bióloga que analiza la biodiversidad a escala global.

Los científicas Maura McLaughlin, Sandra Díaz y Julia Olson. / SINC

lucía torres (sinc)

La revista Nature publicó el pasado diciembre su esperado ranking de los diez rostros más importantes para la ciencia de 2018, pero además incluyó otros cinco nombres que no hay que perder de vista durante este año. Sus avances en diversos ámbitos científicos podrían figurar entre los más destacados de 2019.

Muthayya Vanitha

La ingeniera Muthayya Vanitha lídera la misión Chandrayaan-2 de la Organización para la Investigación Espacial de la India (ISRO, por sus siglas en inglés). El objetivo es colocar un aterrizador y un vehículo cerca del Polo Sur de la Luna para explorar esta desconocida región de nuestro satélite, aunque esta semana la sonda china Chang'e 4 se ha adelantado, al conseguir alunizar con éxito en esta zona de la cara oculta de la Luna.

El despegue de Chandrayaan-2 estaba previsto para el 3 de enero de 2019, pero debido a problemas técnicos sin especificar, se ha retrasado por segunda vez. ISRO no ha informado cuando podría efectuarse, aunque la ventana de lanzamiento está abierta hasta el mes de marzo. Según ha informado la oficina de prensa del ISRO, Vanitha está preocupada por sacar adelante el proyecto y, por ello, prefiere no realizar declaraciones.

De momento, China parece avanzar a mayor ritmo en la nueva carrera por la exploración lunar, en la que participan otras agencias espaciales y en las que India no se quiere quedar descolgada.

La astrofísica Maura McLaughlin trata de cazar ondas gravitacionales con púlsares. / YOUTUBE

La astrofísica Maura McLaughlin trata de cazar ondas gravitacionales con púlsares. / YOUTUBE

Maura McLaughlin

Ha descubierto varios púlsares, estrellas de neutrones que emiten radiación periódica como si fueran faros en el universo. Ahora, la astrofísica Maura McLaughlin trata de utilizarlos para detectar las esquivas ondas gravitacionales, ondulaciones en el espacio-tiempo. El púlsar actúa como un reloj ultrapreciso que emite señales muy regulares, pero una onda gravitacional podría perturbarlas y los cambios ser detectados en la Tierra.

McLaughlin es una de las máximas responsables del North American Nanohertz Observatory for Gravitational Waves (NANOGrav), una colaboración de investigadores que utiliza los radiotelescopios de Arecibo (Puerto Rico) y Green Bank (Virginia Occidental, EEUU) para registrar y estudiar ondas gravitacionales a través de las señales de los púlsares.

Si lo consiguen, sería sin duda uno de los descubrimientos del año. “Esta astrónoma y sus colegas pronto podrían detectar por primera vez ondas gravitacionales generadas por agujeros negros supermasivos”, destaca la referencia de Nature.

Sandra Díaz

A quién seguro seguiremos la pista este 2019 es a Sandra Díaz, última integrante de la lista e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina.

Díaz colidera el Informe Global de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES). Esta investigación a gran escala trata de explicar cómo han cambiado la diversidad biológica y los ecosistemas en los últimos 50 años y cuáles son las principales causas. En esencia, el IPBES hace por la biodiversidad lo que el IPCC hace por el cambio climático.

La presentación de los resultados está previsto que se realice en París entre los meses de abril y mayo de este año. “En el caso de que fuese aprobado por el Plenario, el informe saldría a luz inmediatamente después”, ha comentado la líder del proyecto. Díaz insiste en que realizar este trabajo es importante para proporcionar una fuente de conocimiento sobre la que basar las decisiones para un futuro, que contemple tanto la gente como el resto de la vida en el planeta”.

La bióloga añade que la experiencia no sólo le ha mostrado como “cientos de personas pueden dedicar su tiempo de modo gratuito y desinteresado por una causa común”; sino que también considera que “ha sido muy interesante construir un conocimiento desde diferentes perspectivas y entretejer los distintos actores esta compleja dinámica donde la calidad de vida de la gente es tanto una causa como una consecuencia de lo que pasa en la naturaleza”.

Julia Olson

No es científica, es abogada, pero es la protagonista del que podría ser uno de los juicios medioambientales de 2019. Se trata del caso Juliana vs. United States, uno de los más singulares en la lucha contra el cambio climático, donde la demandante es una organización sin ánimo de lucro fundada por Julia Olson: Our Children’s Trust. Este grupo representa a 21 jóvenes que han demandado al Gobierno estadounidense por considerar que ha violado sus derechos al permitir actividades que dañan el clima y favorecen el cambio climático.

La idea de llevar a juicio a la administración del Gobierno de Estados Unidos surgió en 2010 cuando Olson conoció la demanda particular que, por razones parecidas, había puesto una joven de quince años llamada Juliana (de ahí el nombre del caso) contra el Estado de Oregón. La jurista se puso en contacto con Juliana y se asoció con otros 20 jóvenes activistas ambientales para dar comienzo en 2016 a los procesos judiciales a escala nacional.

El Gobierno de EE UU ha intentado en varias ocasiones que se desestime este proceso judicial, lo que ha retrasado su audiencia en los tribunales durante los últimos dos años, pero el caso sigue adelante.

Jean-Jacques Muyembe-Tamfum

Es el Director General del Instituto Nacional para la Investigación Biomédica (INRB) de la República Democrática del Congo (RDC) y consejero del Comité de Emergencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero, por encima de sus cargos, este prestigioso virólogo lleva las últimas cuatro décadas dedicadas en cuerpo y alma al estudio del virus del ébola.

Formó parte del grupo que investigó el primer brote de esta enfermedad, que apareció en 1976 en la antigua República de Zaire. Desde entonces ha contribuido de manera significativa a la creación y la implementación de técnicas de detección y diagnóstico del peligroso virus, además de promover medidas de control y prevención de la enfermedad.

Hoy, su equipo está poniendo a prueba un nuevo medicamento basado en moléculas antivirales, que actualmente están siendo probadas en pacientes de hospitales congoleños bajo la supervisión de la OMS. Muyembe ha informado a diversos medios de comunicación que algunos pacientes muestran síntomas de curación tras recibir el tratamiento experimental, una buena noticia frente a la epidemia de ébola que azota esta región de África.

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