Opinión · Tinta Mintenig
Risa de conejo
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A poco que uno esté informado, una de las imágenes del congreso del PP es la sonrisa conejil de Aznar durante la votación de una de las ponencias. Esa sonrisa, acompañada de diversas muecas, nos amargó la vida durante los ocho años de gobierno de Aznar, el Líder Supremo, ahora desaparecido. Se discutían cuestiones primordiales (en la cumbre de las Azores, tras la cual se inició la guerra en Irak; cuando se decidía el título de la Liga española de fútbol y él hacia bromitas sobre un equipo concreto) y ahí estaba aquella sonrisa, mostrando los dientes de conejo del líder todopoderoso y la risa soterrada, jijiji. Era como ver unos dibujos animados, sólo que no se trataba de entretener a los niños, sino a los mayores. Aznar y su Profidén calaron hondo en la sociedad española, en su momento. Un momento gloriosamente superado, después de la vergüenza del 11-M. Ahora, por suerte, sólo es Presidente de Honor del PP y Presidente de la FAES, con lo cual solamente le tenemos que aguantar muy de vez en cuando. Pero da gusto comprobar que la sonrisa conejil, esa señal de alarma (para mí), sigue ahí.
A poco que uno esté informado, una de las imágenes del congreso del PP es la sonrisa conejil de Aznar durante la votación de una de las ponencias. Esa sonrisa, acompañada de diversas muecas, nos amargó la vida durante los ocho años de gobierno de Aznar, el Líder Supremo, ahora desaparecido. Se discutían cuestiones primordiales (en la cumbre de las Azores, tras la cual se inició la guerra en Irak; cuando se decidía el título de la Liga española de fútbol y él hacia bromitas sobre un equipo concreto) y ahí estaba aquella sonrisa, mostrando los dientes de conejo del líder todopoderoso y la risa soterrada, jijiji. Era como ver unos dibujos animados, sólo que no se trataba de entretener a los niños, sino a los mayores. Aznar y su Profidén calaron hondo en la sociedad española, en su momento. Un momento gloriosamente superado, después de la vergüenza del 11-M. Ahora, por suerte, sólo es Presidente de Honor del PP y Presidente de la FAES, con lo cual solamente le tenemos que aguantar muy de vez en cuando. Pero da gusto comprobar que la sonrisa conejil, esa señal de alarma (para mí), sigue ahí.
A poco que uno esté informado, una de las imágenes del congreso del PP es la sonrisa conejil de Aznar durante la votación de una de las ponencias. Esa sonrisa, acompañada de diversas muecas, nos amargó la vida durante los ocho años de gobierno de Aznar, el Líder Supremo, ahora desaparecido. Se discutían cuestiones primordiales (en la cumbre de las Azores, tras la cual se inició la guerra en Irak; cuando se decidía el título de la Liga española de fútbol y él hacia bromitas sobre un equipo concreto) y ahí estaba aquella sonrisa, mostrando los dientes de conejo del líder todopoderoso y la risa soterrada, jijiji. Era como ver unos dibujos animados, sólo que no se trataba de entretener a los niños, sino a los mayores. Aznar y su Profidén calaron hondo en la sociedad española, en su momento. Un momento gloriosamente superado, después de la vergüenza del 11-M. Ahora, por suerte, sólo es Presidente de Honor del PP y Presidente de la FAES, con lo cual solamente le tenemos que aguantar muy de vez en cuando. Pero da gusto comprobar que la sonrisa conejil, esa señal de alarma (para mí), sigue ahí.
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Y yo me pregunto: ¿Qué habrá pasado? ¿Cómo hemos transitado de lo conejil hasta lo tímido, hasta lo simplemente no atrevido? Zapatero parece no querer atreverse a sonreír en según qué situaciones. Bueno, sí que sonríe, pero su sonrisa es contenida: sonríe como si pensara: “voy a sonreír pero no voy a sonreír mucho, por si luego lo interpretan mal”. Su sonrisa está condicionada por parámetros que debieran ser analizados posteriormente. Y eso no es natural. ¿Porqué no sonríe Zapatero de manera natural? Si son las cejas lo que le perturban, porque en el rostro de Zapatero las cejas son lo que destaca, pues que se las opere. Seguro que dentro del presupuesto hay un apartado dedicado a “Imagen y Representación”. Y ni siquiera haría falta recurrir a ese presupuesto. Con una bien montada campaña organizada cuyo lema rezara:”Consiga una sonrisa natural para Zapatero”, bastaría. Seguro. Financiemos todos la operación de Zapatero. Para hacerle creíble cuando dice cosas como que respetará escrupulosamente la decisión del Parlamento Catalán respecto del Estatuto de Catalunya, por ejemplo. Con todas las distracciones posibles, el tema sigue encallado, igual que la financiación de las comunidades autónomas. Yo creo que estos temas no avanzan porque Zapatero es todo sonrisas, pero su sonrisa no es creíble. A lo mejor me equivoco. Ojalá.
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