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Opinión · Merienda de medios

Onanismo y desenfreno

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Por lo general, el onanismo suele ser una actividad placentera pero solitaria. Sin embargo, los medios gustan que su amor propio se ejercite ante las masas con gran despliegue gráfico, literario y audiovisual. Ayer mismo La Razón ocupaba su portada, su principal editorial y siete de sus páginas con la celebración de sus diez años de vida, una hecho milagroso, sí, aunque quizás no el más trascendente de los acaecidos en el planeta durante la jornada. “Un periódico deja de serlo cuando no es reflejo ni de la sociedad ni de la realidad en la que se sustenta a la que sirve”, advertía de forma reveladora.

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El diario del sabio Marhuenda conmemoraba su aniversario con los Premios Ussía, entre los que destacaba el concedido a Mingote, humorista genial y de la competencia. Salpicado por el onanismo de su rival, el ABC optó por halagar preventivamente al académico y llevó a su primera del miércoles uno de sus dibujos. A “la gran portada que nos regaló el venerado Antonio Mingote” se refería ayer mismo Herman Tertsch, hombre de halago fácil, a juzgar por los que dedicó días atrás al fallecido ultraderechista Jörg Hayder.

Metidos en autobombo, el periódico de Vocento competía con su rival con dos páginas memorables dedicados a la entrega de los segundos premios “Salsa de Chiles” –blog gastronómico del diario–, acto consumado “en una fiesta memorable celebrada en el hotel Urban de Madrid”. A destacar las emocionadas palabras de José Manuel Vargas, consejero delegado del grupo: “Se ha conseguido unir la gran tradición gastronómica de ABC con los soportes de expresión más avanzados”.

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No estábamos ni mucho menos ante la expresión más avanzada del onanismo mediático, ejecutada en la noche del miércoles por el inolvidable Alfredo Urdaci en su Locos por Madrid de Onda 6. Fue uno de los momentos cumbre de la televisión nacional. Urdaci se entrevistó a sí mismo durante media hora. Un Urdaci sin corbata preguntaba y otro Urdaci con corbata respondía. Que si era o no amigo de Aznar, que si guardó mucho tiempo el secreto el noviazgo de Leticia y el Príncipe, que si era fiel a su señora... Lo más destacado, su opinión sobre José María Fidalgo, el líder de CeCeOO: “Es probablemente la única persona de la esfera política pública que tiene un discurso propio (...) Tiene un discurso coherente, elaborado, que se sale de lo que sería previsible en un líder sindical”. Tanto para esto.

La Reina y ella

El onanismo no es un placer reservado únicamente a los plebeyos como pudiera pensarse. “Todos tenemos nuestro amor propio”, confiesa la Reina a Pilar Urbano en un libro sobre su mismidad, algunos de cuyos hitos fueron adelantados ayer por El País. La monarquía es muy dada al ombliguismo y padece cuando se la critica “con mala baba” y arden sus efigies: “Yo les decía aquí [en Zarzuela] Son fotos, no nos queman a nosotros... Queman fotos, trozos de papel, así que ya se apagarán”.

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Revelador su testimonio sobre las trampas que Hassan II tendía al Rey invitándole a visitar Ceuta y Melilla con la promesa de prodigarle un recibimiento por todo lo alto. “Había que decirle: ‘Pero Hassan, ¿cómo vas a recibirme en unas tierras que son mías?”. Extraño concepto de propiedad. ¿Tan lejos llegan los jardines de Zarzuela?

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