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Opinión · Trabajar cansa

Libertad para los egipcios, pero sin pasarse

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“Esperamos que el próximo gobierno juegue un rol constructivo y dé importancia a una relación pacífica con Israel.” -Philip Crowley, portavoz del Departamento de Estado de EUU-

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Mal harán los egipcios si cuando tumben a Mubarak se van a descansar tras las celebraciones. Es entonces cuando empieza la lucha de verdad, porque probablemente lo más difícil para un país como Egipto no sea deshacerse de su dictador, por mucho que cueste. Lo más difícil será conseguir la continuidad al impulso democrático y revolucionario, ser dueños de su futuro de verdad.

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Mubarak era sólo el primer obstáculo, detrás vendrán otros, pues como bien saben los egipcios, su país tiene varias hipotecas internas y externas: entre las primeras, una estructura de poder político y económico dominada durante décadas por los mismos, y que no es fácil disolver, agravado por la inercia represiva y antidemocrática tras tantos años sometidos.

En cuanto a las hipotecas externas, carga el país con la condición estratégica de ser el principal aliado de Israel (y por tanto de Estados Unidos) en una zona caliente (Medio Oriente, fronterizo con Israel, la Palestina de Hamás y el Magreb, a caballo entre Asia y África). Y por si fuera poco, en su territorio está el canal de Suez, fundamental para el comercio mundial, buena parte del petróleo para Europa y el suministro militar hacia Afganistán.

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De ahí que no parezca previsible que vayamos a dejar a los egipcios seguir su camino libremente, sin presiones ni injerencias. Ya hemos comprobado en otros países con menos importancia estratégica cómo las opciones se reducen a convertirse en un país “aliado”, “responsable” y “estable”; o por el contrario ser un estado paria, aislado y estigmatizado, susceptible de sanciones, condenas y bombardeos a la que se descuide. Sobran los ejemplos, también en la zona.

Por si acaso ya nos están alertando de peligros que cualquiera que conozca la sociedad egipcia sabe improbables, pero que van creando ambientillo por si hay que apretarles las tuercas: que si el islamismo, que si la iranización… Como además sabemos que los árabes no están hechos para la democracia, les dejaremos decidir pero sin pasarse. Lo suyo es que hagan una ‘transición’, que ya saben lo que quiere decir. Lo sabemos hasta nosotros.

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