Opinión · El azar y la necesidad
Francia debe atacar Alemania
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Francia vive un nivel altísimo de tensión política y social de consecuencias imprevisibles que pueden abrir la puerta al cambio de las políticas de austeridad en Europa propugnadas desde Alemania. Su nivel de paro, que afecta a tres millones de personas y que se aproxima al 11%, está ya muy cercano, según algunos analistas, al umbral de la sublevación, del estallido de una revuelta social. El gobierno de François Hollande pierde popularidad por sus políticas de ajuste y por su poca firmeza ante Merkel. Los franceses detectan que ya no son una potencia, que no tienen peso ni influencia en las políticas europeas. El orgullo herido de los franceses puede ser una arma poderosa que puede beneficiar a los países del resto de Europa. Esa falta de poder de la República y de su gobierno se ha constatado en los últimos meses en la negociación para evitar el cierre de la metalúrgica Arcellormittal, en la región de la Lorena. Los trabajadores de la que fue una de las empresas más poderosas de toda Europa, hablan directamente de traición del presidente a los obreros. Este entorno de depresión y decaimiento es el caldo de cultivo de las opciones más populistas y xenófabas, encarnadas en el Frente Nacional, que ha visto aumentar su intención de voto. Por otra parte, se ha articulado un poderoso movimiento social populista de derechas de rechazo a la ley Taubira, la del matrimonio homosexual, bajo la batuta de la frívola Frigide Barjot, una comunicadora de cotilleos que amenaza con presentarse a las próximas elecciones municipales. De la misma forma que ocurrió en los años treinta, se va estructurando un choque entre una Francia conservadora y otra de revolucionaria. Para la derecha el problema son los inmigrantes y el gasto social, para la izquierda y para el resto de Europa el problema es Alemania y Merkel.
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Unas declaraciones a le Monde de Claude Bartolone, presidente de la Asamblea Nacional Francesa, el pasado día 26 de abril, han sido la chispa que ha encendido este fin de semana un agrio debate sobre la naturaleza de las relaciones franco alemanas. Claude Bartolone cree que la "tension amicale" con Alemania que viene defendiendo el presidente François Hollande ya no es suficiente, y pedía pasar directamente de lo amigable a la confrontación directa como única vía de salida a la crisis. El presidente de la Asamblea, además, habla de la necesidad de reavivar un frente popular, una coalición "rouge-verte-rose" con la entrada de los comunistas en el gobierno. El ex primer ministro Laurent Faubius se ha sumado a las críticas al gobierno, afirmando que Francia ha perdido su credibilidad en el mundo para poder dialogar desde una posición de fuerza con Alemania. La respuesta a Claude Bartolone ha llegado del sector más conservador del Partido Socialista, del ministro de Economía y Finanzas, Pierre Moscovici, para quien la confrontación con Alemania es contraproducente, falsa y populista. Manuel Valls, el ministro del Interior, iba más lejos en sus afirmaciones y decía el domingo en su blog que la confrontación no era el camino de las relaciones con Alemania, y se preguntaba irónicamente si en un escenario de enfrentamiento la respuesta de Francia a una posible victoria de Merkel en el mes de septiembre debería ser la declaración de guerra a Alemania. A pesar de lo que opine el ministro Valls, son muchos en Europa los que piensan que después de la victoria de Merkel en las elecciones de septiembre Francia debe declarar "amistosamente" la guerra a Alemania, y reconducir la política de la Unión en temas políticos y económicos. No le faltarán aliados desde el FMI a los EUA, pasando por los países del sur de Europa. Para que Europa salga de la crisis económica y política, tiene que existir una revolución en Francia que de paso a un enfrentamiento a las políticas de austeridad alemanas.
Francia es la segunda economía de la zona Euro, un país con unos movimientos sociales que han hecho temblar al resto de Europa, desde la revolución de 1789 hasta el mayo del 1968. Francia es el único país que tiene fuerza para negociar un cambio en las políticas de recortes que impone Alemania. Es hora de que los franceses provoquen ese cambio, es hora de que se vuelvan a oír en la Asamblea Nacional las palabras de Danton en el año 1792, ante la amenaza de austriacos y prusianos : "Pour les vaincre, il nous faut de l'audace, encore de l'audace, toujours de l'audace, et la France est sauvée". Con audacia se salvaría Francia, y con ella la idea de una Europa de los ciudadanos.
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