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Opinión · Cabeza de ratón

Vuelve la boina

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Para no perder la costumbre seguiremos llamando a Franco, generalísimo, a la guerra civil, cruzada, nacionales a los que arruinaron la nación y servidores del estado a los torturadores de la policía política. Para no perder la costumbre seguiremos soportando las provocaciones de una extrema derecha tutelada por el  gobierno de la nación y algunas de las instituciones que poco a poco se va incautando. El ministro de Defensa, vendedor de bombas racimo y otras delicatessen, reciclado y reinsertado, acaba de promocionar y ascender a un juez militar del ala dura del carlismo, paradigma de la reacción, facción ultramontana y anacrónica que aún debe anidar entre las costuras del régimen democrático como los parásitos. Carlista: animal de cresta roja que vive en el monte y una vez confesado y comulgado baja al llano y ataca al hombre. Esta definición barojiana cuadra todavía con el carlismo sixtino, defensor de las esencias de la Comunión Tradicionalista y de Don Sixto de Borbón. Su hermano don Carlos Hugo, el legítimo heredero, profesó el carlismo socialismo, rara avis que no medró más allá de la vida de su fundador.

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Trato de recordar las vicisitudes dinásticas y las guerras fratricidas del carlismo que el llamado generalísimo, después de haberse servido de él durante la guerra, arrojó al cajón de sastre del Movimiento Nacional con la Falange como imposible compañera de viaje. Trato de recordar pero desisto porque creo que ni a mí ni a ustedes ha de interesarnos a estas alturas aquella amalgama de siglas y de siglos, pestilente caldo de cultivo de paniaguados del franquismo que cambiaron sus ideales por sus prebendas para no  separarse de las ubres del Estado del 18 de Julio cuyas secuelas aún permanecen entre nosotros como demuestra la reaparición y la promoción de este energúmeno en las filas prietas y marciales de la judicatura castrense. La Justicia Militar es de por sí una contradicción de términos, un oxímoron y un embeleco.

“Estamos en presencia de una  seudoconstitución que no puede tener principios en función de su origen bastardo y espúreo”. Estas palabras en boca de un militar destinado a defender esa Constitución que aborrece y desprecia sorprenderían a cualquiera que no viviese en este país de contradicciones y paradojas, esperpéntica mezcla de humor y tragedia, humor negro y tragedia castiza. Teniente Coronel propuesto para el ascenso, catedrático de Ciencia Política (otro oxímoron) y presidente de una asociación de juristas católicos, Miguel Ayuso es casi un “friki”, una excepción. Esperemos que así sea pero no perdamos de vista a Morenés que ha demostrado cierto talento para detectar a seres excepcionales, especies extinguidas y rarezas biológicas para utilizarlos como armas de destrucción masiva del sentido común.

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Rajoy habla de Gibraltar en la ONU, en España crece el debate entre taurinos y antitaurinos, los carlistas desembarcan y los neofascistas emergen de las cloacas de la Historia. Estamos inmersos en un túnel del tiempo y la única luz al final del tubo nos lleva a la prehistoria y yo estoy a punto de aceptar que desmintiendo su leyenda negra los neandertales tenían una civilización superior a la nuestra.

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