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Opinión · Posos de anarquía

Que la ONU nos protega de nuestro rey

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El Sáhara Occidental, la tierra que fue arrebatada a su pueblo legítimo por un dictador como Hassan II, previo regalo de un rey (Juan Carlos I de España) nombrado a su vez por otro dictador, es campo fértil para la violación sistemática de los Derechos Humanos (DDHH). A manos de las fuerzas del orden marroquíes, el pueblo saharaui es víctima de torturas, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias, juicios irregulares sin ninguna garantía... asesinatos a sangre fría.

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Curiosamente, la ONU tiene desplegada desde hace 23 años una misión de mantenimiento de la paz. La MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental) es un fracaso. Lo ha sido desde su origen y, con el paso de los años, se ha convertido en una suerte de pozo sin fondo al que se destinan recursos con un mero fin cosmético: el que parezca que a la Comunidad Internacional le importa el bienestar y la justicia para el pueblo saharaui cuando, en realidad, le importa un carajo.

Tanto es así que, del total de contingentes de mantenimiento de la paz que tiene la ONU en todo el mundo, la MINURSO es el único que no tiene competencias en su mandato en materia de DDHH. Un despropósito se mire por donde se mire que únicamente puede explicarse por la pleitesía rendida a la chilaba del odioso sultán.

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El año pasado, la embajadora de EEUU ante la ONU, Susan Rice, quiso aparentemente dar un vuelco a la situación, solicitando la inclusión de los DDHH en el mandato. Sin embargo, al proponerlo al Grupo de Amigos del Sáhara, Francia primero y España y Rusia después se negaron en redondo (con amigos así, ¿quién quiere enemigos?).

Este año vuelven las conversaciones del Consejo de Seguridad de la ONU para renovar el mandato (del 21 al 30 de abril) y usted puede presionar con el hashtag #MinursoDDHH en redes sociales como Twitter y Facebook para que se haga justicia. Un buen amigo mío es radical y asegura que demandar ese respeto por los DDHH es marear la perdiz, es desviar la atención y los esfuerzos de lo que realmente importa, de lo que ha de ser el fin último: que el pueblo saharaui recupere sus tierras, que Marruecos abandone su ocupación ilegal tal y como establece el Derecho Internacional. Y, en parte, tiene toda la razón, pero por otro lado es importante, crucial diría incluso, que en el camino por conseguir ese fin último no continúen perdiéndose vidas saharauis, no se prologuen las torturas mientras España y el resto de la Comunidad Internacional mira para otro lado.

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Sé que les pido mucho. Lo sé porque ustedes mismos es posible que sientan el deseo de solicitar a la ONU lo mismo para España, pues los Derechos Humanos se han convertido en una moneda de cambio más para nuestro Gobierno y nuestra élite empresarial. Esta misma semana, hemos visto a nuestro rey codearse con los jeques de Emiratos Árabes para facilitar los negocios a esos empresarios socialmente irresponsables (ACS, Ferrovial, San José, FCC, OHL, Abengoa...). Negocios que se desarrollarán en un país en los que están prohibidos los sindicatos y la huelga, donde se explota a la mano de obra inmigrante con jornadas de 16 horas diarias, que viven en campos de trabajo con 12 personas por habitación y 50 por cuarto de baño...

Dicho de otro modo, nuestro Jefe de Estado apoya abiertamente la esclavitud, lo mismo que nuestra élite empresarial. Todos ellos son indignos del pueblo español. En el caso del monarca, es algo que muchos supimos en el mismo instante en que se plegó al dictador, en el mismo momento en el que prácticamente al inicio de su reinado, abandonó a una parte de españoles (el Sáhara era provincia española) y los dejó a su suerte a manos de un dictador.

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Ahora vemos cómo al resto de españoles nos ha entregado, como hiciera a finales de los 70 con los saharauis, a otra dictadura, a la del capital, al cruel neoliberalismo que le sostiene y enriquece mientras que su pueblo se muere literalmente de hambre. Por todo ello sé que es un esfuerzo pedirles hoy que piensen en nuestros hermanos saharauis. Pero hagan el esfuerzo... ¿saben por qué? Porque pedir respeto por los DDHH de los saharauis es pedirlo en el fondo para nosotros mismos.

Porque la solidaridad del pueblo y entre pueblos es lo que nos salvará de la crueldad, ruindad e hipocresía de personajes indignos como nuestro monarca y quienes le aguantan en el poder. Juntos acabaremos con todos ellos.

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