Opinión · Posos de anarquía
IU no tiene dos escaños en el Congreso
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Comienza a ser irritante la confusión extendida entre los medios de comunicación acerca de Izquierda Unida (IU) y los últimos resultados obtenidos en las Elecciones Generales del 20 de diciembre. Para ser claros, crístalinos diría yo: IU no tiene dos escaños en el Congreso de los Diputados. Quien tiene esos dos escaños es Unidad Popular (UP), que es la candidatura a la que decidió sumarse IU para concurrir a los comicios.
Dicho de otro modo, más allá de sus responsabilidades en el barco de IU, a quien tiene que responder Alberto Garzón como diputado es, en primera instancia, a Unidad Popular, conformada por muchas más personas además de IU. Tanto es así, que el segundo de los escaños conseguidos por esta candidatura fue a parar a Sol Sánchez, que ni siquiera es militante de IU. Sol Sánchez, que iba de número 2 por Madrid de UP, es una activista de numerosos movimientos sociales, como tantas otras de las que configuraron esta candidatura a la que finalmente no quiso subirse Podemos. Hasta que presentó su candidatura, Sánchez era coordinadora de ATTAC España, uno de los movimientos que más ha plantado cara las políticas neoliberales que han conducido a España a la miseria.
¿A qué se debe esta confusión mediática? Más allá de entrar en las claras intencionalidades de algunos, se debe a la figura de Alberto Garzón, que al haber sido elegido en primarias abiertas como el candidato de UP y ser líder de IU, precisamente, en uno de los momentos más críticos para la formación, ha terminado por canibalizar UP, muy a su pesar. La propia candidatura de Unidad Popular tiene su cuota de responsabilidad en esta situación, pues no supo encontrar el difícil equilibrio entre el peso innegable que tenía -y debía tener- IU en UP y la identidad propia de una candidatura de nuevo cuño. Aún a día de hoy, UP sigue poniendo el foco en la figura de Garzón dejando demasiado de lado a Sol Sánchez, que es tan diputada como el malagueño.
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La situación para Garzón ahora no es sencilla y tendrá que aprender a hacer aunténticos juegos malabares. A las puertas de la XI Asamblea de IU en la que se habrá de acometer su necesaria regeneración -quizás esa izquierda en la que cree el alumno aventajado de Anguita-, el joven diputado tiene que rendir cuentas en su propio partido, pero también ante la candidatura que lideró. Garzón sigue creyendo en una unidad de la izquierda, amplificando lo que ya se consiguió con Unidad Popular, que es mucho más de lo que se refleja en el número de escaños. No olvidemos que mientras que Unidad Popular ha precisado más de 400.000 votos para conseguir un sólo escaño, el PP ni siquiera ha necesitado 60.000. Esa es la realidad.
Por una mera cuestión de justicia social, de honestidad con todos los que desde abajo han arrimado el hombro desde hace meses en lugar del ascua a su sardina, Unidad Popular debe seguir trabajando, seguir haciendo frente a las adversidades como ya tuvo que hacer en una campaña electoral llena de obstáculos, palos en las ruedas y apagones mediáticos. Y, más allá incluso de lo que suceda en esa XI Asamblea de IU, Alberto Garzón y Sol Sánchez tendrán que se seguir siendo su voz en la Cámara Baja.
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