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Opinión · Posos de anarquía

El debate de los líderes... previsibles

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Hoy se celebra el único debate electoral en el que veremos a los primeros espadas de PP, PSOE, Unidos Podemos y C's. Esta campaña electoral es quirúrgica: los partidos tienen perfectamente identificadas las regiones en las que han de hacer más fuerza para arañar votos, conscientes de que hay poco espacio para las sorpresas. Y de ahí, precisamente, la fecha del debate, lo suficientemente alejado para que no les afecte si alguno de ellos sale escaldado, aunque bastante publicitado para que sirva de altavoz. Con todo, habrá movimientos previsibles:

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Mariano Rajoy (PP)

Tratará de pasar inadvertido, como acostumbra. Teniendo a auténticos hooligans políticos como Maroto o Hernando, ¿qué necesidad tiene él de dejar de aparecerse ante los votantes como un hombre tranquilo? Es lo que le gusta a sus electores, esa pose de no querer meterse en líos, de elevarse sobre los problemas en espera de que ellos mismos se resuelvan. Hoy también lo hará, dejará que los partidos de la izquierda se despedacen entre ellos mientras él, posiblemente, esté deseando que no le pregunten qué opina de que Piqué haya dado la victoria a la Selección Española en su primer partido de la Eurocopa.

Pedro Sánchez (PSOE)

Parte de una situación muy complicada: sabe que si no obtiene un buen resultado, y no lo tiene nada fácil, sus horas al frente del PSOE están contadas porque Susana Díaz lo engullirá de un bocado. Lo peor, que hoy se evidenciará que el PSOE desea más que aspira ganar, porque sabe que no lo hará y, en consecuencia, está más preocupado por atacar a Unidos Podemos que de seducir a los votantes descontentos del PP (que los hay y no son pocos). Atacará, por aquello del qué dirán, a C's, su fiel escudero por la derecha en la anterior ronda de pactos.

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Pablo Iglesias (Unidos Podemos)

La histórica indefinición ideológica de Podemos, reticente a la etiqueta de izquierda, le pasa factura ahora, cuando al fin se define socialdemócrata en un intento de parecer moderado. Ese será uno de sus flancos más vulnerables, sobre el que Sánchez se tirará en plancha, obviando el punto de credibilidad y de pensamiento genuino que le aporta Izquierda Unida. El otro flanco débil, Irán y Venezuela, en el que Rivera no perderá ocasión de repetir aquello de "usted que tiene mano...". Si Iglesias sabe aprovechar ambos ataques, le sacará los colores a Sánchez recordando cómo pactó con la derecha (C's) antes de si quiera sentarse con la izquierda y, cuando lo hizo, fue gracias a la mediación de Alberto Garzón.

Albert Rivera (C's)

Tras la sesión de coaching que ha recibido para que no le dé el baile de San Vito como sucedió en el debate del 20D, sólo espera no sudar como un pollo y se perciba su nerviosismo. Es el que adoptará una actitud más agresiva, en especial contra Unidos Podemos, porque sabe que, no sólo necesita muchos más votos que en el 20D para conseguir el mismo escaño, sino que todas las encuestas le otorgan menos votos. Por eso arremeterá contra Iglesias y algo contra el PP, sobre todo en materia de corrupción, sabedor de que contra los de Rajoy se puede meter, da igual en qué grado, porque se lo perdonarán todo si consigue ser llave de Gobierno para la derecha.

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Gorka Maneiro (UPyD)

Como sucedió en las anteriores elecciones, UPyD es el gran ninguneado, a pesar de que en este debate podría ser el que aportara más calidad. Su punto de partida tan retrasado, sus expectativas realistas tan alejadas de dar el campanazo a pesar de su ilusión por no dejar morir a la formación magenta, podrían haber sido su mejor aval para plantear un debate realmente fiscalizador, con la tranquilidad del que no tiene nada que perder porque arranca con todo perdido. Una pena que las televisiones no apuesten por la pluralidad y un debate democrático real.

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