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Opinión · Ciudadano autosuficiente

Episodios de la guerra del coche

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Bilbao

Tras las imprudentes declaraciones del Concejal de Movilidad, que llegó a decir “si usted trae contaminación a mi ciudad, tendrá que pagar”, abriendo así la puerta a la pavorosa posibilidad de implantar un peaje urbano, el Alcalde ha tenido que salir a tranquilizar a las masas y a decir que nadie va a pagar por entrar en la ciudad de Bilbao. Horas después el Concejal de Movilidad creó una crisis de gobierno municipal al insistir en que el peaje urbano no estaba descartado ni mucho menos.

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Madrid

La peatonalización provisional de un trozo de la calle Galileo de un par de cientos de metros no se ha hecho sin polémica. Hay opiniones para todos los gustos. Los hosteleros en general contentos, los comerciantes divididos, los vecinos sin coche a favor, los vecinos con coche, en general, en contra. Sin embargo, a costa del paso del tiempo y la costumbre los madrileños hemos asumido la peatonalización de muchas calles del centro de la ciudad, como las calles Arenal, Huertas, Fuencarral...

Los famosos radares recaudatorios indignan a los conductores, que son incapaces al parecer de parar cuando lo indica la luz correspondiente. El caso es que hay semáforos que pillan a miles de infractores al día, día tras día.

El nuevo Protocolo de Contaminación aprobado por el Ayuntamiento implica la prohibición de circulación en cuanto la atmósfera supere ciertos niveles de concentración de contaminantes, más ligeros que los establecidos anteriormente. En invierno, los conductores se preguntan: ¿podré llevar hoy mi coche al centro?

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Pamplona

Bizikalea es un proyecto de cerrar al tráfico tramos de grandes avenidas urbanas durante algunos determinados días, por ejemplo cada fin de semana o cada dos o tres fines de semana. Así los ciudadanos pueden disfrutar de estos espacios para pasear y disfrutar de las actividades que se organizan en ellos. Es un ejemplo entre muchos similares que se llevan a cabo en ciudades de todo el mundo.

Barcelona

Barcelona tiene varias supermanzanas en diversas fases de ejecución. En ellas se pacifica el tráfico de manera radical. A partir de la experiencia de la primera y más polémica, la de Poblenou, ya se están obteniendo conclusiones. Los resultados se parecen a la peatonalización de calle Galileo en Madrid, pero a escala mucho mayor. Hay opiniones a favor y en contra, con el principal sesgo establecido entre usuarios y no usuarios del coche.

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El día sin coches

Se celebra durante uno o varios días en septiembre cada año, en cientos de ciudades de toda Europa. En general, se cortan calles centrales al tráfico o barrios enteros, entre otras medidas complementarias. El nombre de la iniciativa (que es completamente oficial) lo dice todo: “Día sin coches”, como el Día sin Tabaco o en general del Día contra algo maligno.

Todo va en la misma dirección: sacar el coche de la ciudad. El problema es que el coche se metió en la ciudad hace ya muchos años y no va a ser fácil de erradicar. Una gran parte del espacio urbano disponible está dedicado a él. Hay infinidad de negocios que dependen de él. Más de la mitad de los habitantes de la ciudad se mueven en coche, todos los días, y no consideran el transporte público una alternativa viable. Una y otra vez, las iniciativas municipales de pacificación o eliminación del tráfico, ya sea de una calle durante un día o de un distrito entero para siempre, despiertan las iras de los conductores.

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Antes de que la guerra del coche se ponga más seria, convendría un pacto entre las partes enfrentadas: los sin coche y los con coche. Los motorizados deberán ser convencidos, es necesario ofrecerles una alternativa viable. Esa alternativa debería ser un transporte público de calidad (entendido como todas las ofertas de transporte no privadas, desde el coche compartido y el taxi al metro y el autobús). No se puede prohibir a la gente que use su coche sin más, es necesario que la transición a un transporte más sostenible sea fácil y provechosa para todos. Para los realmente empeñados en usar su coche contra viento y marea, siempre quedará la opción de implantar un peaje.

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