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Opinión · Otras miradas

Azerbaiyán no es Chechenia

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Sergio Salgado

Xnet

Chechenia es Rusia y está en el Cáucaso. La conocemos por dos salvajes guerras que terminaron consagrando a Putin en el poder. Recientemente ha sido conocida por habilitar campos de concentración y (según vamos descubriendo, de exterminio) para varones homosexuales.

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El asunto ha sido ampliamente difundido en los medios de comunicación -al menos más ampliamente de lo que ninguna cuestión política de la zona lo sería.

Es un asunto escandaloso, pero cómodo. Me explico. Se trata de una jugada habitual de nuestros gobernantes: denunciar aquellos asuntos en los que no pueden hacer nada en lugar de aquellos en los que sí podrían hacer algo. Realmente es muy difícil hacer algo para mejorar la situación de los chechenos perseguidos. Rusia podría parar esto inmediatamente si quisiese pero está inmersa en una deriva autoritaria bajo el mandato de Putin y ni nosotros ni nuestros gobernantes podemos hacer nada para que Rusia haga algo. O al menos a mi no se me ocurre. No hay nadie a quien presionar ni con qué presionarlo. Toda denuncia “extranjera” fortalece internamente a Putin y ya hay un bloqueo comercial contra Rusia.

Resumiendo: a nuestros políticos ya les viene bien escandalizarse, condenar y golpearse el pecho porque eso es todo lo que les podemos pedir que hagan y a Putin ya le vienen bien ser demonizado en el extranjero por unas políticas que la mayoría de la población aprueba. De momento.

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Pero no hacer nada no es nunca una opción...

Azerbaiyán también está en el cáucaso y de hecho comparte frontera con Chechenia y por lo tanto con Rusia. Pero es un país independiente. A pesar de que Azerbaiyán es una república laica (históricamente la primera de mayoría musulmana) y de que la homosexualidad allí ni siquiera es delito, su corrupto gobierno ha decidido que ya le viene bien importar de su vecino del norte la moda de las redadas de homosexuales.

Saber quien es homosexual no es tan fácil, así que están deteniendo a gente por “parecer homosexual” sea lo que sea lo que significa esto. Grosso modo es el poder el que decide quien es homosexal y quien no. Como ha pasado siempre.

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A diferencia del caso de Chechenia, nuestros políticos sí que podrían hacer algo con lo que está pasando en Azerbaiyán. De hecho podrían parar lo que está sucediendo ahora mismo. Azerbaiyán y la Unión Europea  tienen un Tratado de Asociación y cooperación y las relaciones con el gobierno corrupto de Azerbaiyán son muy buenas. Quizá por eso no hemos oído hablar de las redadas de homosexuales de Azerbaiyán tanto como de las de Chechenia. Básicamente porque es un asunto más incómodo. Y lo es porque sí podemos hacer algo.

¿Y qué es lo que podemos hacer? Pues estoy abierto a sugerencias para ir más allá, pero algunas de los primeros pasos son obvios. Podemos interpelar (públicamente a poder ser) a “nuestros representantes” para que se posicionen sobre el tema y podemos pedir medidas firmes contra Azerbaiyán si no respeta los derechos civiles de la gente. Este mismo tipo de medidas fueron eficaces para que el gobierno serbio dejará de amparar las persecuciones de gente por su comportamiento sexual y volverían a ser efectivas en este caso. Podemos recordarles también que alguien que huye de un país donde la gente está desapareciendo tras ser señalados como homosexuales es alguien que huye por motivos políticos y que por lo tanto merece asilo político. Y de paso recordarles que toda su política de ayuda a los refugiados con la que tanto se llenan la boca no está sirviendo par nada.

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Y antes de todo eso podemos hablar con la gente que conocemos fuera de este pais (la mayoria de los varones que conozco que se definen como homosexuales conocen gente en el extranjero) y preguntarles cómo están, cómo les afectan las políticas de su gobierno por ser homosexuales y si hay algo que podamos hacer para ayudar. Yo lo hago y con los años he tejido una red que me permite estar informado de primera mano sobre la realidad del mundo desde Rusia a la Europa del este, pasando por el norte de África. Creo que este tipo de redes internacionales de apoyo mutuo, basadas en la confianza, es lo único efectivo contra los abusos de poder en un mundo global.

Podemos hacer algo con lo que está pasando en Azerbaiyán y esto servirá para hacer algo con lo que está pasando en Chechenia. Si Chechenia se quede sola en esto su gobierno acabará desistiendo. Si se sigue extendiendo no parará nunca.

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