Contraparte

Turismo en Madrid, ese gran negocio inmobiliario. A propósito del hotel Descalzas.

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Pablo Carmona, Rommy Arce y Montserrat Galcerán

concejales del Ayuntamiento por Ahora Madrid

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Hace tres años muchos negaban que en Madrid hubiese un problema de turistización. No se nos podía comparar con Barcelona, se decía. A pesar de los primeros informes que hacían saltar las alarmas, las primeras medidas no se tomarían hasta 2017, cuando el problema ya estaba descontrolado. Baste saber que entre mediados de 2017 y enero de 2018 aparecieron 3.000 ofertas nuevas de AirBnB en el centro de Madrid, dejando la cifra de viviendas de uso turístico en más de 10.000.

Si a este dato le añadimos el resto de la oferta hotelera, veremos que el grado de saturación del barrio de Sol se sitúa a la misma altura, por ejemplo, que el barrio de Ciutat Vella en Barcelona. De hecho, en 2016 ya se sabía que el barrio de Sol tenía un porcentaje de saturación de la oferta del 120% y que el distrito Centro ya superaba la cifra de 350 plazas turísticas por cada 1000 habitantes. Cifras a las que debemos añadir los más de 20 establecimientos hoteleros nuevos que se están implantando en estos momentos en el centro de la ciudad.

Un nuevo hotel en el corazón de Madrid.

El pleno del Ayuntamiento de Madrid vota hoy un Plan Especial que permite convertir el edificio situado en la Plaza de Celenque número dos en un nuevo hotel. La tramitación de esta propuesta se prepara desde que en febrero de 2017 el ahora ministro José Guirao, entonces presidente de la Fundación Obra Social y Monte de Piedad de Madrid, presentase al Ayuntamiento de Madrid, junto a la empresa promotora del hotel, la documentación necesaria para sacar adelante este proyecto.

Detrás de todo está el grupo KKH Property Investors -participado por KKH Capital Group y Perella Weinberg Estate Fund II- con la Fundación Montemadrid. De nuevo cifras millonarias, el inmueble habría costado en torno a 80 millones de euros con la idea de que cuente con espacio para más de 160 habitaciones en una superficie edificada de 27.000 metros cuadrados. Hotel, centro de convenciones, bares, restaurantes y terraza con piscina completan un proyecto que abunda en la saturación de un entorno que cada vez es más esceneraio turístico y menos espacio público.

Otra vez un gran inversor extranjero aterriza en Madrid para obtener importantes plusvalías del patrimonio cultural, simbólico e inmobiliario de la ciudad para beneficio de Bankia, ese banco que aprovechó ampliamente del rescate bancario con dinero público a fondo perdido y de exenciones fiscales vía la Obra Social. En lugar de devolver al común lo obtenido, se aprovechan de la nueva burbuja turística y del capital simbólico de la ciudad para seguir aumentando su balance contable.

Recordemos con ello los datos que arrojaba hace dos años el informe "La oferta de alojamiento turístico en Madrid", elaborado por el área de Desarrollo Urbano Sostenible, que señalaba que esta zona acoge con diferencia el mayor número de establecimientos, un total de 476 con capacidad para 18.500 habitaciones. Este distrito concentraba en 2015, según los últimos datos oficiales publicados, el 34% de toda la oferta hotelera en Madrid, siendo Cortes y Sol los que concentran un mayor número de habitaciones. Como dato, la suma de habitaciones de hotel en los dos barrios es el equivalente a las que se cuentan en todo el distrito Salamanca, cerca de 4.700. En definitiva, un nuevo hotel en la zona donde más intensa es la aglomeración de plazas hoteleras; en un edificio histórico cuyo uso, además, es el residencial aunque desde su construcción se haya dedicado a oficinas.

El mismo documento señalaba el crecimiento que desde el año 2000 se ha registrado en Madrid en este sector, especialmente en la compra de inmuebles para uso hotelero: un 45%, de 794 a 1.147 en el año 2016. Una dinámica que se agudizó a partir de 2010 y que engloba a hostales y apartamentos turísticos, aunque donde más se acentuó la inversión fue en los hoteles de cuatro estrellas. Es de suponer que no son ajenos a esta tendencia en KKH Property Investors, que tiene ahora dos proyectos abiertos en Barcelona, un local comercial de 2.500 metros cuadrados en Las Ramblas y otro en el Portal de l'Àngel que adquirió por unos 24 millones. Este fondo además invirtió el pasado mes de febrero 180 millones de euros en la construcción de 34 viviendas de lujo en el número 11 del Paseo de Gràcia de Barcelona, la antigua sede de Deutsche Bank. Y otro de sus proyectos es un hotel de cinco estrellas donde se levantaba en Ibiza el cine Serra. Sin duda el negocio inmobiliario hotelero es el que más se expande en la nueva burbuja.

Grandes cifras pero, en realidad, poco más sabemos de este complejo hotelero y centro de convenciones que se construirá en la ciudad de Madrid. Poco o nada se investiga en su tramitación sobre el impacto que tendrá para el barrio. Se obvian los efectos de la turistización y la saturación de la zona, dejando al descubierto que las medidas emprendidas desde el Ayuntamiento de Madrid en este asunto son poco eficientes al no tener en cuenta la actividad de alojamiento turístico ya existente.

¿Puede ser feminista la construcción de otro hotel en Sol?

El proyecto cuenta con los preceptivos informes en materia de movilidad, impacto de género e infancia, pero en ningún momento se entra a valorar algo fundamental, la ubicación y el entorno inmediato del proyecto. Tampoco se estudia el contexto de turistización que vive Madrid y los peligros a futuro que esto implica. De hecho y de manera sorprendente se usan informes que alertan de la saturación de la zona para afirmar que el conjunto se integrará bien en su "entorno residencial".

Ya que el feminismo es una bandera de nuestro gobierno, se debería tener en cuenta desde una perspectiva más completa que la puramente urbanística, incluyendo en esta valoración, como mínimo, el tipo de empleo que este hotel podría generar y si sus efectos pueden ser negativos a la vista de reivindicaciones como las de Las Kellys, o el impacto de la turistización tiene sobre el precio de la vivienda y la expulsión de las personas más vulnerables.

Las limitaciones de los informes de impacto de género en el urbanismo son patentes en este ejemplo y soponen un peligro de cara a legitimar actuaciones complejas desde un enfoque puramente técnico. Desde este estrabismo técnico perdemos la mayor parte de los debates y las cuestiones de fondo, que son – igual que el feminismo- políticas:

¿Sumar un hotel al distrito Centro hará de Madrid una ciudad más feminista e inclusiva? Esa es una cuestión que está por ver. Como dice Ángela, camarera de piso "Aquí interviene la feminización de la pobreza y la vulnerabilidad porque el perfil de las camareras de pisos es mujer, migrante, familias monomarentales", detalla antes de expresar que este tipo de contratación sigue invisibilizando el trabajo que estas mujeres desempeñan dentro de los hoteles.

Más allá del caso concreto, la cuestión central sigue siendo la misma. ¿Cómo frenamos el avance de este tipo de establecimientos?¿Es posible recuperar el centro de nuestra ciudad para usos residenciales?¿Podremos frenar la expansión de este proceso al resto de la ciudad con el impacto que está teniendo en la subida de alquileres?

Hay algunas cuestiones que ya se han empezado a plantear, sobre todo en el centro de Madrid. Pero es urgente que Madrid asuma algunas cuestiones de las que en Barcelona ya se han apuntado. El problema de la turistización y su impacto sobre el conjunto de la ciudad debe frenarse con políticas que abarquen todas las dimensiones del problema. AirBnB en el centro de las ciudades o los cambios de edificios residenciales a usos hoteleros son un problema son solo una parte del mismo. Debemos ir a la raiz del problema, no podemos generar una normativa que -por bien intencionada que sea- deje claros resquicios para que esta situación se extienda por toda la ciudad o consolide vías que a medio plazo avalen un modelo de crecimiento de la actividad hotelera y de apartamentos turísticos en el centro de la ciudad.

Las soluciones pasan por fijar densidades máximas de usos turísticos en toda la ciudad de Madrid, evitando así la saturación que padecen muchas zonas de nuestra ciudad. Además, se deben extender las medidas restrictivas al conjunto de la ciudad, para evitar el efecto de expansión y contaminación que ya sufren muchos distritos limítrofes del centro e incluso barrios más periféricos como Tetuán o Puente de Vallecas. La subida de los alquileres, el efecto de desplazamiento o la expulsión de vecinos y vecinas de muchos barrios de Madrid tienen que ver con este proceso y seguir alimentándolo significa hipotecar a futuro nuestra ciudad.

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