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Pedro Sánchez y el europeismo alemán

Fernando Luengo
Economista, miembro de la Secretaría de Europa de Podemos
"Este es un Gobierno europeísta y Europa necesita del liderazgo de Alemania". Extracto de unas declaraciones del presidente de gobierno, Pedro Sánchez, ante el encuentro con Angela Merkel. No creo que sea un desliz, sino una verdadera toma de posición ante lo que podríamos denominar "la cuestión europea". No me sorprende, pero sí me preocupa.
El gobierno socialista busca encontrar anclajes sólidos en Europa que compensen su debilidad interna. Quiere ser importante más allá de nuestras fronteras, proclamando su disposición a trabajar por un eje "europeista" que estaría integrado por Alemania, Francia, Portugal y España. Un eje desde el que reivindicar "más Europa", frente a las fuerzas y tendencias que amenazan con su desintegración; que ahora simboliza, sobre todo, el ascenso de los partidos populistas y xenófobos en Italia.
Ante la ausencia de un debate en profundidad sobre los problemas de fondo de la construcción europea -debate que el Partido Popular escamoteó a la ciudadanía y que el Partido Socialista Obrero Español también quiere eludir-, la propaganda y los tópicos construidos a partir de frases hechas y vacías, como la referida al liderazgo de Alemania en el denominado "proyecto Europeo", tienen su recorrido. Ahí quedan, como formando parte de un sentido común progresista.
Desde el estallido del crack financiero, las elites políticas y económicas, con la abierta complicidad de los grandes medios de comunicación, han derramado toneladas de tinta para lanzar el discurso de que la culpa de la crisis y el principal lastre para salir de ella residía en el despilfarro de las periferias y de las administraciones públicas.
Contamina que algo queda. Aunque lo cierto es que la política económica llevada a cabo por Alemania -que, por cierto, ha perjudicado a muchos alemanes-, ha sido y es una de las principales amenazas de la referida construcción europea. La política hipermercantilista seguida por el gobierno de Angela Merkel -y, ¡ojo!, también por su predecesor, el socialista Gerhard Schöeder-, apoyada en la represión salarial y la contención del gasto público, la imposición de políticas de austeridad salarial y presupuestaria a las periferias, el rechazo a aplicar fórmulas cooperativas a escala europea de gestión de la crisis, la imposición de un marco institucional que beneficia, principalmente, a las grandes corporaciones de los países del norte. Esto es lo que representa Alemania, no el europeismo al que apela el presidente de gobierno.
No, señor Sánchez. Alemania, sus políticas y los políticos que las aplican, son el gran problema de Europa. Inquieta que un gobierno que se reclama socialista lance un mensaje tan vacío, erróneo y sesgado como el que se resume en reivindicar el liderazgo europeista de Alemania

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