Opinión · Punto y seguido
16 claves sobre “madres alquiladas en las granjas de los fetos vendidos”
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¿Conoce usted a alguna mujer voluntaria que “desde la generosidad” quisiera quedarse embarazada con el embrión de una pareja desconocida y después de nueve meses de llevar el feto en sus entrañas, le entregue el bebé a una empresa intermediaria que hasta le impide mirar o dar un beso de despedida al bebé que gestó?
Salvo en excepcionales casos de la “solidaridad entre conocidos”, el vientre de alquiler altruista es un cuento. Se trata de un nuevo negocio organizado por los viejos traficantes de bebés, quienes inseminaran a las mujeres pobres y desesperadas con el embrión de las parejas ricas, para que a cambio de unas monedas arriesguen su salud y su vida, gestando un ser humano para luego abandonarlo.
El crimen organizado se ha disfrazado de caridad para convertir el útero de las mujeres en la fábrica de bebés convertidos en objeto de transacciones mercantiles. Ninguna sociedad ha tolerado la venta de los recién nacidos hasta hoy que los think tank patrocinados por las compañías de “salud” han conseguido camuflarla bajo un halo de “altruismo”. Son los mismos que han inventado el término de “trabajadores del sexo” para llamar a millones de mujeres y niñas prostituidas y explotadas por las mafias de la industria de la trata de seres humanos.
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Han adulterado hasta las palabras con el fin de vender este nuevo negocio: En Oriente Próximo se le llama “Madre sustituta” a las amas de crianza. El lazo que tienen los niños con estas “amas” es tal que las llaman “tía” y se les devolverán este favor de adulto, cuidando de ellas.
Ambos negocios ponen en alquiler, no la fuerza de trabajo de la mujer, sino su propio cuerpo, y consolidan las profundas desigualdades entre los seres humanos a nivel mundial.
“Nos tratan como el ganado” revela Alina a Al Jazzira una de las Mujeres que Alquilan su Vientre (MAV) en Ucrania: confinadas durante un año en pisos (¡a veces dos mujeres embarazadas compartiendo una misma cama!), gestionados con un cuartel, donde las mujeres no pueden salir a partir de las cuatro de la tarde, y la multa de infringir las normas alcanza los100 euros. Encerradas bajo el pretexto de poder cuidar de ellas, proporcionarles alimentos nutritivos, y atención prenatal de alta calidad, a estas mujeres se les arrebatan, en realidad, la poca autonomía que les quedaba. La mayoría proceden de pequeñas aldeas, son humilladas, insultadas. "Pasamos la primera semana simplemente tumbadas, llorando. No podíamos ni comer”, cuenta Alina, a la que han prometido unos 9.000 míseros euros de los cerca de 30.000 que cobran los intermediarios. El fin del socialismo primero y el conflicto actual después, han destruido la protección social que gozaban las mujeres y los niños ucranianos, sumiéndoles en una pobreza extrema. Hoy, cerca de 100.000 niños abandonados abarrotan sus orfanatos.
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El propio hecho de firmar un contrato (aunque no haya dinero por el medio), convierte a los bebés y a las MAV en esclavos, según la definición de la Convención de Esclavitud del 1956: las mujeres están siendo utilizadas (usus), y obligada a ceder su útero para incubar un fructus (hijos) que será entregado a otra persona, que se convierten en su dueño.
Aquí están los vientres de alquiler
El antiguo Triángulo de Oro del opio, formado por Tailandia, Laos y Camboya, es hoy uno de los paraísos de tráfico de recién nacidos.
Otras fábricas mundiales de bebés ganga son Nepal, India, Irán, Georgia, Israel, Kenia, o Guatemala, comparando con los casi 100.000 dólares que cuestan estos bebés en EEUU: ¡Esta es la clave de maximizar los beneficios de las multinacionales en el capitalismo: minimizar los costos!
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Tras la denuncia de la prensa sobre los aberrantes abusos a las mujeres pobres, el gobierno indio fue forzado a prohibir en 2015 la gestación de bebés para extranjeros. Se estima que, hasta entonces, unos 25.000 niños habían sido transaccionados.
Mujeres “vientres de alquiler”
- Tienen entre 19 y 25 años, y siempre son de los estratos más pobres de la sociedad, forzadas por la necesidad o por la familia: son como Fantine, el personaje de Los Miserables, que prostituyó y vendió su pelo y hasta sus dientes para dar de comer a su hija Cosette. Pues, hay cientos de millones de mujeres como ella. Ninguna se convierte en MVA “libremente”: la pobreza es incompatible con la libertad. La joven vietnamita, Wuhan fue trasladada a Tailandia para gestar un bebé destinado a una pareja china, y así ganar un dinero para el tratamiento de su padre enfermo. Pero, él murió a pocos meses, y la agencia ni le permitió a la mujer embarazada asistir al funeral.
- Muchas de las MVA son engañadas: decenas de vietnamitas han denunciado que fueron a Tailandia con promesa de un trabajo bien remunerado, y confiscaron sus pasaportes: habían sido secuestradas, amontonadas en pisos lúgubres, violadas y embarazadas. Les quitaron a los bebés. Estos hechos suceden porque la demanda de bebés fabricados excede a la oferta. En febrero del 2011, la policía tailandesa liberó de un piso a 15 mujeres vietnamitas, la mitad embarazadas, reclutadas por la empresa Baby 101.
- Son escogidas por el color de piel, edad, nacionalidad, religión, y atractivo. A la mujer india de piel oscura se le paga menos que a otra de la clase media y blanca.
- Al ser el embrión un objeto extraño para el cuerpo de la mujer, deben recibir medicamentos con efectos adversos para su salud. Están sometidas a tratamientos para la fertilidad, nocivos a largo plazo, y expuestas a enfermedades relacionadas con números embarazos.
- Sufren durante todo el embarazo un tremendo estrés, y no sólo por vivir semi secuestradas en pisos clandestinos, sin recibir cariño y mismos, sino también por si sufren un embarazo ectópico, un aborto espontáneo, o dan a luz un bebé muerto. En tales casos, tendrían que devolver parte del dinero recibido y a veces incluso pagar una multa.
- Si el 99% de las cerca de 1000 mujeres que cada día mueren en el mundo viven en los países del Sur, está “cifra” se dispara por las condiciones en las que viven y paren las MVA. En 2012, se supo de la muerte de una india después de dar a luz a un niño para una pareja estadounidense. Dejó huérfana a sus dos hijos. Meses después, fallecía otra, cuando traía al mundo a los gemelos pedidos a la carta por una pareja.
- Sus partos suelen ser por cesárea (y lo que implica) ya que los contratantes extranjeros deben pedir visado para ir a recoger a los bebés.
- Las MVA son vistas, en muchos países de Asia y África, como prostitutas o malas mujeres: Los indios que creen en la reencarnación piensan que las parejas infértiles han sido castigadas por las divinidades a causa de sus pecados en las vidas anteriores, y las MVA interfieren en la decisión de los dioses. Este estigma social, y la identidad oculta de estas mujeres, son dos de los factores que dificultan una investigación exhausta sobre el efecto de este negocio en las partes implicadas.
- La mayoría, tras entregar al bebé, sufre remordimiento y trastornos emocionales. Ni por éstos ni por una posible depresión posparto recibirá atención médica alguna, ya que la totalidad de los cuidados estaba dirigidos a obtener un bebé perfecto, no a ella. Será su problema si sufre una hemorragia, o su depresión le conduce al suicidio.
- Les prohíben crear lazos emocionales con el feto. Algo, no sólo imposible, sino nocivo para el desarrollo del niño en el futuro. Tras el parto, impiden cualquier contacto "piel con piel" y ni les dejan ver al bebé siquiera. ¿Verdad que no se trata de ganar un “dinero fácil”?
- Al contrario de la adopción, en la que la madre biológica decide lo que es mejor para ella y para el bebé, en la “subrogación” son la pareja pagadora que determinan el destino del recién nacido.
- Se está creando un verdadero "proletariado reproductivo", mercantilizando el cuerpo de mujeres cuyo número sube paralelo al incremento de las injusticias sociales. Detrás de cada bebé comprado hay un drama de mujer. ¿Cómo reacciona este niño una vez adulto cuando conozca su propia historia?
- Cerca del 11% de estos bebés nacen prematuros o con bajo peso. Algunos mueren en las clínicas semiclandestinas, otros son abandonados, sobre todo si tienen alguna discapacidad o enfermedad: El caso del “Bebé Gammy” fue sólo el más sonado: en 2014 una pareja australiana se llevó de Tailandia la niña Pipah que habían logrado con una MVA tailandesa, abandonando a su hermano gemelo Gammy con el síndrome de Dawn. Luego, resulta que el padre biológico había sido encarcelado por pedófilo. La madre tailandesa está reclamando la custodia de Pipah y el juez australiano se lo niega. ¡Que los adultos preparen alguna explicación medianamente humana para Dawn y Pipah!
- En 2016, la barbarie de este sórdido negocio tomó una nueva dimensión cuando un multimillonario japonés de 24 años fue detenido por engendrar a 16 niños por las MVA en Tailandia: pretendía tener entre 300 y 1000 hijos, afirmaba. La pregunta no es sólo ¿para qué? sino ¿qué clase de monstruos son los que dirigen esta forma de destrucción de tantas vidas? En otro caso, en EEUU, Allen dio a luz a dos gemelos. No se le permitió ver a los recién nacidos, aunque le mandaron sus fotos por el móvil. Dos meses después, descubrieron rasgos “extraños” en uno de ellos: ¡se descubre que era el hijo propio de Allen concebido durante el embarazo con el esperma de su marido! Ella reclamó a Max, su hijo, pero la agencia y los padres pagadores se negaron, pidiéndole los costos y otros 7.000 dólares por “daños”, sino pondrían a Max en adopción. Ella pagó y recuperó a su hijo.
- Estos niños pueden encontrarse confusos emocionalmente, tener problemas de identidades y con muchas preguntas de difícil respuesta. El vientre de alquiler divide la maternidad entre la biológica, la genética y la legal, desmontando el dicho latino de “Mater sempre certa est”. ¿Cómo hará su árbol genealógico? Al registrar el lugar de nacimiento del bebé el mismo que el de la pareja pagadora en sus documentos, se viola el derecho del niño a conocer su origen e identidad, como está garantizado en la Convención sobre los Derechos del Niño.
- Un niño adoptado puede llegar a creer que sus padres le querían, y le entregaron a otra familia porque deseaban lo mejor para él, mientras los hijos de la “subrogación” sabrán que 1) su abandono se decidió incluso antes de que se formara como feto, y 2) fue objeto de una transacción financiera entre unos adultos. La adopción está centrada en los intereses del niño, la subrogación, en los intereses de la pareja pagadora. Países como Alemania y Austria han prohibido no solo esta fórmula sino también la donación de óvulos para proteger la cuestión de la identidad del niño. La dignidad de las personas debe estar por encima del capricho de quienes creen que todo tiene un precio y con su fortuna pueden comprarlo. Buscan “hijos de su propia sangre” ignorando que el feto está regado por el líquido vital de la madre que la gesta. Hay millones de niños huérfanos en el mundo esperando un abrazo y un hogar. ¿Qué estúpida necesidad hay para causar tanto daño a tantas personas?
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