El repartidor de periódicos

Felipe a su pesar e infame Pablo

Felipe a su pesar e infame PabloNo se sabe qué astrólogo perverso decidió hacer coincidir, tal que ayer, la entrega de los premios Princesa de Asturias, la visita de Pablo Iglesias a Oriol Junqueras en la prisión de Lledoners y la bajada de pantalones del Tribunal Supremo ante los bancos tras la sentencia de las hipotecas. Demasiada carnaza en un solo plato para nuestros goliardos mediáticos. Demasiadas metáforas para un solo verso. Demasiadas drogas para un solo polibarbitúrico en noche de viernes. Emergencias tuvo que atender varios comas políticos anoche.

En ABC no daban abasto, y se cuenta que en la redacción llegó a haber tal confusión de adjetivos que a Felipe VI le pusieron infame, a Pablo Iglesias garante de la Corona, a los bancos los tildaron de buenistas y al TS de justicia inapelable. Los redactores jefe hubieron de practicar una güija para que bajara (o subiera) el mismísimo don Torcuato Luca de Tena y arreglara el zafarrancho adjetival.

De hecho, algún gazapo se escapó tras la limpia. Sucedió en el billete del director de la gavilla, Bieito Rubido, que nos desvelaba que Felipe VI "tuvo que actuar a su pesar en la cuestión catalana". Esperad a que me esnife las sales. Qué sofoco. Sabemos por experiencia histórica que nuestros borbones no son muy afectos a coger escobas, a trabajar. Salvo don Juan Carlos, facedor y desfacedor de golpes de Estado y brillante comisionista petrolero. De su padre Juan, rey sin corona, se sabe que pasó su gloria franquista en Estoril ingiriendo dry martinis como toda ocupación.

Alfonso XIII, para evitar fatigas, se puso en manos del infame dictador Miguel Primo de Rivera, y después huyó valientemente de España tras unas elecciones municipales.

A Alfonso XII le hicieron la canción María Cristina me quiere gobernar, lo cual ya dice todo. E Isabel II dejó España bajo las faldas sotaneras del más espermático clero decimonónico, destruyendo la universidad española en favor de la santería. "La monarquía española se sustenta en el peso de la Historia", nos informa Rubido. Y así es comprensible que Felipe VI haga las cosas "a su pesar". ¿Pero quién le manda hacerlas? ¿Qué voluntad superior obliga a Felipe VI a pronunciar trabajosas palabras anti secesionistas? ¿Es Felipe VI marioneta de alguien, como se dice ahora que Pedro Sánchez es títere de Iglesias?

Felipe a su pesar e infame PabloEn los editoriales de El Mundo, se considera "indigna" la visita de Iglesias a Oriol en la cárcel. Saltándose, como están haciendo habitualmente los periódicos de papel, la presunción de inocencia: "responsable según los tribunales del golpe a la Constitución del otoño pasado", dicen del líder de ERC, que aun no ha sido juzgado. Yo, sin embargo, creo que esta visita metaforiza muy bien nuestra división de poderes: gobiernos que negocian en las cárceles.

Felipe a su pesar e infame PabloEn La Razón yo creo que incluso se pasan de hiperbólicos a veces. Mientras cada día nos gritan que España se rompe, hoy ya no. Hoy está Felipe VI desrompiéndola. En su editorial nos aseguran que ya está "reconducido el conflicto [catalán] y vencida la amenaza". Los superpoderes de Felipe VI son inescrutables. No sé qué va a hacer ahora Paco Marhuenda, sin un separatista que llevarse al gaznate.

Felipe a su pesar e infame PabloCon El País, he de reconocer que tuve que volver a echar mano de las sales. Editorial principal: "No resultaría contraindicado que el alto tribunal reexaminase la oportunidad de revisar las resoluciones de prisión preventiva" sobre los presos catalanes. Están entrando corrientes de racionalidad por la rendija mediática progre. Que alguien cierre la puerta, Soledad.

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