Opinión · Punto y seguido
Los ocho motivos de la guerra de EEUU contra Irán
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Aumenta por momentos una presión sin precedentes a nivel económico, político y militar de EEUU sobre Irán, y con ello la probabilidad de una guerra que envolvería, para empezar, al Golfo Pérsico –por cuyas aguas pasan diariamente unos 20 millones de barriles de petróleo–, Asia Central y Oriente Próximo.
¿Qué hay en juego para EEUU que los beneficios de una catástrofe mundial de tal magnitud sean mucho mayores que los perjuicios que incluye el riesgo de muerte para cientos de miles de soldados que ha instalado en esta región? Aquí, posibles objetivos perseguidos por Washington (más allá de la Administración Trump), contra Irán independientemente de quien lo gobierne:
1. Recuperar la hegemonía unilateral de EEUU, estableciendo un Nuevo Orden Mundial: El reinado solitario de EEUU sobre el mundo, que empezó en 1991, con la desintegración de la Unión Soviética y se anunció con la agresión militar a Irak, fue demasiado breve para cumplir sus proyectos de dominar el mundo: terminó en julio del 2001 con la formación de la Organización de Cooperación de Shanghái (la OCS), en la que Rusia y China sellaron una asociación estratégica entre las dos potencias, similar al compromiso que mantuvieron en la era de Stalin y Mao. Dos meses después, sucederán los atentados del 11S, y EEUU bajo el pretexto de la Guerra contra el Terror ocupará con 300.000 soldados el país más estratégico del mundo: Afganistán, ubicado en el corazón de Asia central, espacio de influencia china, rusa, india e iraní. Otra asociación económica, la BRICS, expandirá la influencia de las dos potencias euroasiáticas a América Latina y África. El golpe de estado contra Dilma Rousseff, la presidenta de la 'B' de Brasil, la detención de Lula y la instalación de un régimen fascista en este país, será otro intento de abortar el nacimiento de un mundo multilateral. La actual amenaza militar contra Irán sucede, no en sus vastas fronteras terrestres, sino en las aguas del Golfo Pérsico, donde China 1) compra la mitad del petróleo que necesita y 2) desarrollo su Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, un megaproyecto de infraestructuras único en la historia, al servicio de su economía y poder, a pesar de que dichos factores, en caso de la guerra, no colocarán a Beijín del lado de Irán, país que representa sólo un 1% de su comercio y por ende prescindible para sus intereses, frente a un EEUU que es su primer socio comercial.
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2. Reconfigurar el mapa de Oriente Próximo: La caída del Sha de Irán en 1979 demostró a EEUU que los regímenes títeres pueden ser derribados por sus pueblos indignados. Por lo que su nueva estrategia consiste 1) despedazar los estados grandes y 2) convertir los mini estados creados en colonias militarizadas, o 3) mantenerlos, tras invadirlos, como territorios sin estado. En caso de Irán, se trata de un país de 648.000 kilómetros, dueño de la primera reserva mundial de gas y la cuarta de petróleo, y con unos doce grupos nacionales que componen cerca del 55% de la población, y a pesar de que llevan un siglo demandando un estado federal, ni siquiera gozan de una mínima autonomía administrativa. El plan de EEUU de “hacerse con Irán” surgió en 1980 bajo la doctrina de Dual containment «Doble contención», cuyo objetivo era impedir el desarrollo económico, político, social y militar de Irán e Irak, a beneficio de Israel. Para ello, armaron a ambos países para que se destruyesen mutuamente en una larga guerra de ocho años (1980-88); luego siguieron con la demolición de Irak hasta el 2003, y una vez convirtiéndole en un montón de escombros, han ido a por Irán. De hecho, desmantelar el estado sirio –miembro del Eje de Resistencia contra Israel y el único aliado de Teherán–, fue el último preparativo de la guerra contra Irán. El proyecto de cambio del mapa de la región incluye también a lo que queda de los territorios palestinos, Turquía y Arabia Saudí.
3. El poder y la presión del complejo militar-industrial de EEUU, que para seguir ganando en el negocio no sólo fabrica enemigos, sino crea condiciones favorables para que sus clientes puedan deshacerse de las armas compradas y probar las nuevas en el escenario real. El 36% de las armas exportadas del mundo en 2018 salieron de EEUU. Dinero extra que ganan sobre el presupuesto de defensa de su propio país que en el mismo año fue de 700 billones de dólares, y en 2020 será 750 billones. Uno de los motivos del cese del Secretario de Estado de Trump, Rex Tillerson, defensor del acuerdo nuclear con Irán, fue su propuesta de recortar el Presupuesto de Operaciones Extranjeras en un 31%, alegando, ingenuamente, que "con el paso del tiempo, habrá menos conflictos militares”, y eso que su país estaba fabricando una nueva arma nuclear, la ojiva W76-2, con un tercio de la potencia de la bomba lanzada sobre Hiroshima. El propio Trump, en una entrevista con Fox News, el 20 de mayo del 2019, afirmó que es este complejo que pide más “peleas” y le fuerza a manera las tropas en Siria. Con Irán como objetivo, Arabia Saudíha sido, el año pasado, el primer comprador mundial de armas, y el primer cliente de EEUU, con un incremento de las importaciones del 225 % en comparación con 2008-12, en parte por la guerra sin sentido contra Yemen. Ahora EEUU debe de dar salida a tantos misiles, bombas y balas vendidos a los árabes para que con las nuevas compras los petrodólares regresen a la Reserva Federal.
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4. La necesidad de EEUU de mercados para exportar su petróleo y gas. Ya convertido en 2019 en el mayor productor de hidrocarburo del mundo, el gobierno de Trump tiene menos tentación de apoderarse de las fuentes de energía fósil de otras naciones, y más en hacerse con sus listas de clientes, intentando expulsar a los grandes productores del mercado, aunque fuese vía sanciones económicas: Rusia, Venezuela, Qatar e Irán. Así, los primeros compradores mundial de hidrocarburo, China e India, dependerían del Oro Negro de EEUU, garantizando su hegemonía global.
5. La guerra como la forma de exportar la crisis interna en la víspera de las elecciones presidenciales del 2020, Trump necesita desviar la opinión pública, no solo de los escándalos sexuales o del Rusiagate, sino de sus fracasos, en dos principales campos: a) Económico: El llamado “Trumponomics” que pretendía un crecimiento de hasta “4, 5 e incluso 6%” (riéndose del 3,1% de la era de Obama), y está basado en el recorte de impuestos, reestructurar los acuerdos comerciales e introducir medidas de estímulo fiscal, han dado un resultado nefasto y esperado:
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- Los empresarios no han invertido lo ahorrado en los impuestos, sino han incrementado el número de sus acciones en las compañías. Desde el 2018, la inversión se ha estancado.
- Las guerras comerciales contra México, Europa y China, y la propia ley tributaria que propone incentivos financieros para las corporaciones que expandan sus operaciones en el extranjero, han alentado a empresas a trasladar la producción fuera de EEUU, como la fabricante de motocicletas Harley Davidson.
- El mundo no compró las manufacturas estadounidenses, como esperaba Trump, entre otros motivos por la desaceleración de la economía mundial; tampoco la deuda federal se ha ido eliminando como prometía el presidente, el “hombre arancelario": La brecha comercial de EEUU es la más profunda desde 2008: 621.000 millones de dólares en 2018, por exportar 148.900 millones e importar 217.700 millones de dólares.
Ahora, la economía de EEUU está dando signos de recesión. La Fed pronostica un crecimiento del 2.0% para el 2020, con un menor crecimiento del empleo y de producción de bienes. Trump sería el primer presidente de EEUU en sesenta años, en enfrentarse a una reelección con la economía desmejorada, aunque la errónea estrategia de los demócratas ha sido desacreditarle por el Rusiagate o sus perversiones sexuales. Según el senador Bernie Sanders:
- La desigualdad ente los pobres y los ricos es sin precedente desde la década de 1920: Las tres personas más ricas de EEUU poseen más riqueza que 160 millones de ciudadanos, gracias a los recortes en los programas sociales. Las cinco personas más ricas del país aumentaron su fortuna en más de 100 mil millones dólares, mientras el salario del trabajador medio subió en 2018 un 1,2% (9.11 dólares por semana);
- La tasa oficial de desempleo y subempleo de 3.9%, en realidad es del 20%, cifra que para los jóvenes afroamericanos se acerca al 40%. El presidente racista de EEUU ha triplicado la brecha de riqueza entre los ciudadanos blancos y negros, en los últimos 50 años.
b) Política exterior: El presidente Nicolas Maduro sigue en el poder; Corea del Norte mantiene sus armas nucleares; la guerra comercial contra China ha sido un desastre para los productores estadounidenses, e Irán se niega a firmar un acuerdo bilateral nuclear, que excluya a los rusos, chinos y europeos, como exige Trump, a pesar de la amenaza de guerra.
6. El regreso de los NeoCon a la Casa Blanca, tras una breve ausencia durante el mandato de Obama: los espíritus de Rumsfeld y Cheney se han reencarnado en los cuerpos de Mike Pompeo y John Bolton. Netanyahu sigue allí, también los Saud, quienes han exigido, sin rubor, a Trump bombardear Irán. El magnate es único presidente de EEUU que realiza su primera vista oficial acudiendo a Riad y Tel Aviv. Mientras el peso del lobby israelí es conocido en el poder de EEUU y alcanza el propio Despacho Oval a través del yernísimo Jared Kushner, la relación entre los jeques y Trump es además personal: le salvaron de la bancarrota, financiando sus hoteles por el mundo: sólo en EEUU los saudíes pagaron en 2017 unas 500 noches en el hotel Trump, entre otros “favores”, que pueden llevar al presidente ante los tribunales por recibir pagos indebidos de gobiernos extranjeros, violando la Constitución.
7. El choque inevitable por el expansionismo de las potencias capitalistas de la región: Israel, Irán, Arabia Saudí y Turquía. La batalla por el agua, petróleo, territorio y mercados está en el centro de esta confrontación a muerte. Hasta hoy, el ganador de este pulso ha sido Israel, que gracias a las guerras que EEUU y Europa han librado en la zona, ha conseguido desmantelar a sus principales enemigos: Irak, Libia y Siria. Ahora va a por Irán. El ministro israelí, Tzachi Hanegbi lo confesó: la cuestión no es si va a haber guerra directa entre Israel e Irán, sino cuándo. La demolición controlada de Siria y la salida de EEUU del acuerdo nuclear con Irán han sido los dos últimos paseos contra Teherán que aspira a recuperar el puesto del Gendarme de la región que ostentó Irán en la época del Sha, manteniendo a raya al resto de los estados vecinos. El hecho de que la ideología de dichos actores fuese religiosa (metafísica) les impide ver con objetividad la situación y el equilibrio de fuerzas en este enfrentamiento: el presupuesto de defensa de Irán en 2018 fue 6.300 millones de dólares, frente a Israel con 20.000 millones de dólares de gasto militar (y poseer al menos 80 cabezas nucleares), y Arabia Saudí con 76.7 mil millones. ¡Y es mejor no recordar el presupuesto de los miembros de la OTAN, que si al final hay guerra, los que incluso hoy son reticentes, también se apuntarían a la 'pelea' para no perderse el banquete del reparto del botín!
8. Dar la imagen de un tipo temible, de extremadamente "duro", como el reflejo del complejo de inferioridad de un hotelero disfrazado de presidente: Ha bombardeado Libia, Somalia, Siria y Yemen y en Afganistán probó el 13 de abril del 2017, la bomba semi nuclear GBU-43, que costó 14.6 millones a los contribuyentes de EEUU, matando a un centenar de afganos desharrapados. Además, Trump está desmantelando la estructura del estado en su forma clásica, cerrando embajadas, despidiendo a cientos de asesores y analistas, y en su lugar ha implantado una pequeña camarilla de incondicionales. El Pentágono está sin director y mientras Trump y Bolton organizan una caótica guerra contra Irán, el puesto del Secretario de Defensa sigue vacante desde el cese del General Mattis, el último del gabinete en oponerse a un conflicto en el Golfo Pérsico. Trump, cuando se siente menospreciado y ninguneado pierde el control, y aunque le interesaría aplazar la “decisión final” sobre Irán para después de las elecciones, puede perder los estribos. Incluso, la posibilidad de no ser reelegido podrá forzar a los interesados en destruir a Irán adelantar la acción militar, que será “breve y exitosa” jura Pompeo.
El mundo tiene que llevar las manos a la cabeza: el presidente de EEUU no tiene un Plan B como estrategia de salir de este embrollo que ha creado rompiendo el acuerdo nuclear con Irán. Urge una conferencia mundial de paz para el Golfo Pérsico y una movilización popular de “No a la guerra”.
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