Opinión ·
Diferencias entre sexo y género
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Si algo negativo está ocurriendo en la lucha feminista es, sin duda, la creciente confusión entre conceptos vitales para entender el feminismo como son el sexo y el género. Es tremendamente importante comprender estos dos elementos para poder conceptualizar bien, poder argumentar correctamente y no dejarnos colar concepciones misóginas y que invisibilizan a la mujer. El trabajo que está haciendo el "feminismo" neoliberal para confundir a este respecto está siendo chapó.
El patriarcado se refuerza especialmente cuando la tergiversación viene de corrientes autodenominadas feministas. El feminismo sabe defenderse claramente de discursos fascistas o abiertamente antifeministas, pero cuando en su seno hay voces y altavoces que niegan conceptos básicos o les dan una interpretación individualista, la confusión está servida. Y como dice Celia Amorós, "conceptualizar es politizar". Si no conceptualizamos correctamente, politizamos mal. Y en ese politizar mal, ya sabemos quienes son siempre las que pagan el pato.
SEXO.
El sexo es una realidad biológica. Empiezo así porque autores de la Teorías Queer insisten en que es una construcción, usando para cargarse de razones a las personas intersexuales. Pero no, los seres humanos nacemos con vulva o con pene (excepto las personas intersexuales, que presentan características sexuales de macho y de hembra en una u otra medida).
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¿Para qué le sirve al patriarcado nuestro sexo? Le sirve para todo, y lo usa desde que nacemos para perpetuar el sistema de opresiones.
¿Cómo? Lo primero que una sociedad patriarcal necesita saber de un ser recién nacido es su sexo. Niño o niña. De hecho, antes de nacer, ya tendrá preparada toda una serie de elementos categorizados por sexo. En España, a las bebés se les agujereará las orejas para ponerles un ornamento que las diferencie de los niños. Su ropa será distinta y con diferentes colores y motivos. También, nada más nacer, recibirán un nombre típicamente femenino si nacen con vulva. Hay que tener en cuenta que, siendo bebé, la sociedad no distingue bien si es niña o niño, por lo que el patriarcado aprieta desde la cuna para que su propio entorno lo/la identifique correctamente.
Una vez identificado "correctamente", con sus colores correspondientes, sus adornos o ausencia de ellos, sus ropas y accesorios diferentes, la sociedad estará preparada para darle unos u otros mensajes. ¿Se trata igual a un bebé que una bebé? No. Aquí tienen uno de muchos ejemplos.
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En torno al sexo, una realidad biológica que conlleva una anatomía concreta, se va construyendo el género, una construcción sociocultural excluyente y represora, y la principal herramienta del patriarcado para oprimir a las mujeres.
GÉNERO.
Después de hablarnos diferente, tratarnos diferente, llamarnos diferente, vestirnos y peinarnos diferentes, empieza a quedarnos muy claro a qué categoría pertenecemos, si a la privilegiada (hombres) o la oprimida (mujeres). Recordemos que con sólo seis años, las niñas ya nos consideramos menos brillantes que los niños. Es decir, el trabajo del patriarcado es excelente.
Algunos datos más sobre qué supone nacer con vulva a lo ancho y largo del mundo.
- Como mínimo, 200 millones de mujeres y niñas entre 15 y 19 años de edad han sufrido la mutilación genital femenina en los 30 países en los que existen datos representativos sobre prevalencia.
- Se calcula que hoy hay en el mundo 650 millones de mujeres y niñas que se casaron antes de cumplir los 18 años.
- Las niñas también son víctimas de burlas por el aspecto de su rostro o de su cuerpo con más frecuencia que los niños. La violencia de género en el contexto escolar es un importante obstáculo para la escolarización universal y el derecho a la educación de las niñas
- Alrededor de 120 millones de niñas menores de 20 años en todo el mundo (alrededor de 1 de cada 10) han experimentado relaciones sexuales por la fuerza u otros actos sexuales forzados
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Esto es el género. Que haya una categoría social privilegiada, los hombres, que se crean con derecho a ejercer violencia de todo tipo contra niñas, adolescentes y mujeres. Y lo creen así porque el sistema patriarcal lo enseña, lo fomenta y lo perpetúa.
El género no dejan de ser mandatos y roles categorizados en dos: los que se dirigen a niñas y mujeres y los que se dirigen a niños y hombres, moldeándolos de distinta forma para que encajen sí o sí en uno u otro compartimento estanco: el género que le corresponde según su sexo. La violencia que se recibe por no encajar en el compartimento que se te asigna la conocemos todas y todos muy bien, llegando a la muerte, por supuesto.
Por eso el feminismo busca la abolición del género. Sin género, sin mandatos diferenciados, sin mensajes que nos esculpen como dos tipos de personas diferentes, nadie tendrá la necesidad de encajar en ninguna casilla rígida. Las mujeres nos diferenciaremos de los hombres únicamente en nuestra anatomía. Ninguna persona recibirá una educación distinta por nacer con pene, y ninguna persona será tratada con violencia por nacer con vulva.
Otra consecuencia del género que sufrimos, obviamente, las mujeres simplemente por nacer con una anatomía femenina, o como escribió Simone de Beauvoir, con "el segundo sexo":
ANDROCENTRISMO: Que el mundo tome como estándar el modelo masculino nos repercute a las mujeres, que somos la otredad. Nuestro cuerpo y anatomía son "lo otro". Esto se evidencia de muchas maneras, pero una de las graves para nuestra salud y nuestra vida es el androcentrismo médico: la medicina toma el cuerpo masculino como modelo y esa visión que nos excluye, además del sesgo machista que se aplica -como en cualquier otro campo-afecta directamente a nuestras vidas simplemente por nacer con vulva, útero, ovarios...
¿Por qué se toma como modelo la anatomía masculina si las mujeres somos el 52% de la población? Porque existe el género: los hombres son lo importante, lo estándar, lo genérico -incluso en el lenguaje-, lo UNO. Las mujeres somos lo accesorio, la otredad, lo DOS.
La jerarquización de los sexos en nuestra sociedad es obvia gracias al género. El primer sexo puede oprimirnos -y nos oprime- allí donde haya población. El primer sexo saca beneficio de la explotación sexual y reproductiva del segundo sexo, de nuevo, gracias al género. Por ello existe la trata, la prostitución, los vientres de alquiler, la violencia machista, la violencia sexual, etc. Porque hay hombres y porque hay mujeres, en el sentido sociocultural del término.
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