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Opinión · Otras miradas

Volvemos al Madrid del pasado en blanco y negro

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El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, con el portavoz de Vox, Javier Ortega Smith, durante el pleno de la Corporación municipal en el que se han aprobado los presupuestos locales para 2021. EFE/Chema Moya/POOL

Finaliza un año gris para la ciudad de Madrid.  Gris no solo por los tremendos efectos que la pandemia de la COVID-19 está provocando en la ciudadanía, sino también porque el Gobierno de PP y Ciudadanos, desaprovechando la oportunidad del momento y en contra de lo que están haciendo la mayoría de las grandes ciudades del mundo, vuelve con sus caducos planteamientos políticos de siempre. Los Acuerdos de la Villa, el gran pacto de reconstrucción suscrito por todas las fuerzas políticas del Ayuntamiento tras la primera ola de la pandemia, generaron unas grandes expectativas que no se están materializando, pero que permitían avanzar, de forma clara y rotunda hacia un modelo de ciudad de vanguardia propia del siglo XXI. Una ciudad en la que las necesidades de las personas sea la máxima prioridad, una ciudad más verde, menos contaminada, más inclusiva y más vivible para todos, tal y como proponemos desde Más Madrid y Equo.

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En movilidad se sigue priorizando el coche con nuevas obras millonarias, como el soterramiento de la A5, que posibilitan la entrada de miles de automóviles en la ciudad, generando más contaminación, ruido y ocupación del espacio público. Se apuesta también por la construcción de aparcamientos disuasorios en Retiro, Aviación Española o Mar de Cristal, que generan gran rechazo entre los vecinos, que no quieren más coches bajo sus ventanas, cuando deberían ubicarse en origen para facilitar la llegada a Madrid en transporte público, desde otros municipios. 

La pandemia nos ha enseñado que disminuyendo drásticamente la circulación de coches de combustión los madrileños podemos respirar aire limpio. Sin embargo, el actual equipo de gobierno se negó a aceptar en los Acuerdos de la Villa ninguna medida encaminada a mejorar la calidad del aire. Este hecho vino precedido de su intento de acabar con Madrid Central y, posteriormente, de diluirlo, modificando su perímetro y ampliando las autorizaciones de entrada a esta Zona de Bajas Emisiones (ZBE). Ahora, plantea otra ZBE en Plaza Elíptica, que simplemente aleja los vehículos contaminantes de la estación de medición, sin atacar de raíz el problema: la circulación diaria de miles de vehículos por la carretera de Toledo.

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Quince meses después de anunciar su estrategia Madrid 360, esta sigue siendo un “powerpoint”, sin documentación ni modelizaciones que respalden sus medidas, pese a la operación de marketing que han realizado, empapelando Madrid con ella. En movilidad ciclista, tristemente estamos observando una degradación de BiciMad que se refleja en el incremento de las quejas de los usuarios en 2020 y el fracaso rotundo en la puesta en marcha de las concesiones de bicis de alquiler eléctricas. Por otra parte, durante la pandemia no se ha construido ni un solo Km de carril bici provisional y seguimos con un retraso histórico en el desarrollo de la red ciclista acordada en el Plan Director de Movilidad Ciclista de Madrid, aprobado en 2008.

En cuanto al transporte público, si bien se han incrementado los Km de carril bus, se han puesto en marcha nuevas líneas de la EMT de dudosa necesidad y rentabilidad, como la del Hospital Isabel Zendal, cuando siguen sin atenderse reivindicaciones históricas de barrios periféricos, sin conexión por autobús.

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En infraestructura verde, los proyectos que estamos viendo son continuidad de los ya iniciados en el anterior mandato. Y el Bosque Mediterráneo que se plantea, es un proyecto a muy largo plazo, que tiene grandes dificultades de disponibilidad de suelos para poder ser ejecutado.

Incomprensiblemente, el Ejecutivo de Almeida ha aceptado una enmienda de VOX a los presupuestos para estudiar la construcción de un canal de remo en el río Manzanares. Esperemos que la cordura se imponga y no se acometa ninguna actuación que revierta la maravillosa renaturalización del río que impulsó Inés Sabanés

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La gestión de residuos ha sido nefasta para Madrid y para los madrileños, y tapa las miserias de la Comunidad de Madrid en esta materia. El equipo de Gobierno dejó caer en los tribunales la estrategia de residuos de Madrid por un defecto de forma, fácilmente subsanable, y ahora estamos sin estrategia de residuos.  La incineradora de Valdemingómez lleva meses funcionando sin contrato y no se pone fin a la quema de residuos, cuando habría que apostar decididamente por una estrategia orientada a la economía circular y al residuo cero.

Por otra parte, el Ayuntamiento sigue sin atender la emergencia social actual adecuadamente, y muchas familias tienen que acudir a las conocidas “colas del hambre” para poder cubrir sus necesidades más básicas, como la alimentación e higiene, pues la tan anunciada tarjeta familia sigue sin llegar de forma efectiva.

En los presupuestos para 2021 se abandona la apuesta del anterior mandato por el reequilibrio territorial. El presupuesto de los distritos crece de media un 9%, pero por debajo de esta cifra están distritos históricamente desfavorecidos como Carabanchel (6,4%) o Vicálvaro (7,5%). Además, la necesidad del apoyo de la ultraderecha a los presupuestos ha supuesto hacerles más concesiones fiscales y la reducción de partidas de apoyo a organizaciones de la sociedad civil.

Confío que el año 2021 nos traiga el fin de la pandemia y pido al Gobierno municipal que recapacite y reoriente sus políticas, para así atender las necesidades reales de todos los madrileños y madrileñas.

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