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Opinión · Dominio público

Residencias de ancianos: Iglesia y fondos buitres en un negocio de rapiña

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Un anciano lee un libro de una residencia. EFE/Mariscal/Archivo

El periodista de investigación Manuel Rico, en la actualidad trabajando en el diario Infolibre, acaba de publicar un libro titulado Vergüenza: el escándalo de las residencias en la editorial Planeta  y que da un aldabonazo contundente al drama que se ha vivido en las residencias de ancianos durante la pandemia. El libro, aparte de describir la situación del sector, evidencia que ha existido una dejación absoluta de los poderes público: "5.343 mayores murieron en sus residencias sin recibir atención hospitalaria, lo que equivale al 84 por ciento del total de residentes fallecidos en ese periodo en la Comunidad de Madrid", se indigna Manuel Rico.

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Si estas residencias no fueran un negocio de rapiña totalmente descontrolado muchas muertes se hubieran evitado. "La pandemia reventó las costuras de un sistema residencial que estaba en pañales en España desde hacía muchos años. La factura la pagaron con su vida miles de ancianos", concluye Rico.

El 85% de las residencias están gestionadas o pertenecen a grupos buitres diversos siendo la Iglesia católica y sus alrededores la principal empresa del sector y todo él recibe grandes cantidades de fondos públicos que acaban en operaciones financieras diversas, pero no utilizados enteramente para la mejora la calidad de vida de los residentes.

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El autor se escandaliza al comprobar que la Iglesia católica y sus congregaciones, en alianza con los mayores empresarios de la construcción de este país, han utilizado todo este sector para sacar grandes beneficios y todo ello en medio de una gran opacidad que se ampara, en muchas ocasiones, bajo el marchamo de la religión. Manuel Rico al referirse al padre Ángel, el famoso presidente de Mensajeros por la Paz, una de las empresa-ONG de más tamaño del sector, confiesa su decepción con el personaje, que utiliza la caridad como reclamo de un oscuro y opaco negocio.

Así, el periodista Manuel Rico estudia la evolución del sector y todo apunta a una concentración del mismo en manos de las organizaciones religiosas y grupos empresariales vinculados a los fondos buitres y todo ello en un relato donde desmenuza los pelotazos financieros e inmobiliarios  que considera algo estructural en la evolución de este sector: "Cuando empezó la década de los diez, había dos grandes grupos de poder con una posición dominante en las residencias de mayores: las cajas de ahorros y la Iglesia católica. Las cajas fueron barridas del mapa en apenas siete años. El análisis de lo ocurrido es probable que deje al lector con una sensación amarga. Grandes compañías levantadas gracias al apoyo y a las inversiones millonarias de las cajas fueron vendidas a precio de derribo. Si no todas, casi todas. Y varios de los fondos que las compraron —Palamon Capital, G Square, Magnum Capital, Portobello— obtuvieron beneficios multimillonarios revendiéndolas poco después”, explica.

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Un negocio y unos beneficios que no se pude explicar sin la ingente cantidad de dinero publico que se invierte en el mismo: "El modelo residencial español está completamente privatizado y vive un intenso proceso de concentración empresarial, que deja cada vez en menos manos el negocio geriátrico. La huida del Estado, como hemos visto, se traduce en una creciente transferencia de fondos públicos hacia los grandes grupos del sector".

El libro también es regeneracionista  ya que plantea un decálogo de soluciones empezando por acabar con la opacidad y llamando a que las administraciones publicas asuman la gestión directa de muchas de estas residencias e impongan una férrea inspección sobre las mismas y todo ello duplicando, como  mínimo, el personal de las mismas y sus  retribuciones, al tiempo que se diseñe un gran plan de cuidados sociales, aunque es bastante escéptico de que esto se lleve adelante vistos los intereses alrededor de este negocio.

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Este libro, es, al tiempo, un análisis muy eficiente de la evolución de este sector de las residencias de ancianos en los últimos años y una denuncia por el carácter rapiña de los operadores en este sector gracias a la complicidad de las administraciones públicas. Esta denuncia es también un homenaje a los trabajadores y trabajadoras de las residencias que, en condiciones de gran precariedad y bajos salarios, se ocupan de nuestros padres o abuelos.

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