Opinión · Otras miradas
Una Torre Eiffel (de armas) en Arabia Saudí
Bombero expedientado por no participar en un operativo de carga de bombas en el puerto de Bilbao con destino a Arabia Saudí
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En el año 2015 Arabia Saudita se convirtió en líder absoluto del ranking mundial de compra de armas, acaparando 12% del total del mercado global, frente a un cupo del 4,3% en el quinquenio anterior. Para el Gobierno de España no deja de ser una mera coincidencia que justo aquel 2015 la coalición saudí comenzara su brutal campaña de bombardeos y asedio sobre la población civil de Yemen.
No lo verás en ningún gran medio de comunicación, porque E.A.U. da cobijo al Borbón exiliado y Arabia Saudita a las grandes empresas constructoras españolas, pero los ataques liderados por estos dos países han sumido a su vecino del sur en la mayor catástrofe humanitaria del Siglo XXI. Cientos de miles de personas han sido asesinadas en Yemen desde el inicio del conflicto, la mayoría menores de edad. En su último informe, el relator de Naciones Unidas ha llegado a afirmar que, si no se toman medidas drásticas e inmediatas, morirán a causa del conflicto otros 400.000 niños y niñas menores de 5 años. Por supuesto, para el Gobierno de España estas muertes no tienen nada que ver con las armas que Arabia Saudita y E.A.U. adquieren en el mercado internacional, pese a que ninguno de estos dos países es conocido por fabricar armamento dentro de sus fronteras.
Desde el año 2015 España ha suministrado a los países de la coalición saudí todo lo que podrían desear para masacrar a la población civil de Yemen por tierra, mar y aire: armas de mano, munición, vehículos militares, cañones, proyectiles de gran calibre, patrulleras, grandes buques de guerra, torpedos, misiles, aviones, bombas “inteligentes”... Y no solo se suministra el material, sino que como parte de los contratos el ejército español instruye a los soldados, marineros y pilotos que usan estas armas. La oposición frontal a este mercado por parte de las principales organizaciones mundiales de defensa de los Derechos Humanos está más que justificada, ya que según la legislación nacional e internacional es ilegal vender armas a países que podrían usarlas contra población civil.
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Pero aquí es dónde los acontecimientos dan un giro inesperado. Recientemente la Secretaria de Estado de Comercio ha comparecido para explicar que es cierto que se vende toda esa cantidad de armamento a un país que solo tiene un conflicto bélico abierto, en el que se dedica a masacrar a la población civil de un país vecino, pero seguidamente ha aclarado que justo las armas españolas no se están usando, que serán otras las que matan gente. Es decir, que cada vez que un soldado saudí instruido por el Ejército español coge un proyectil, antes de dispararlo sobre un mercado, un hospital o un colegio, se segura de que no tenga una etiqueta que ponga “made in Spain”. La gran pregunta que surge tras estas declaraciones es: si no es para usarlas... ¿Para qué compra Arabia Saudí todas estas armas?
Debido a la aplicación de Ley franquista de Secretos Oficiales es imposible saber la cantidad total de armamento que se ha enviado desde España, pero organizaciones como La Guerra Empieza Aquí compensan esta falta de transparencia con un gran trabajo de campo. Esta organización en concreto ha contado, solo durante un año, y solo en el puerto de Bilbao, 430 contenedores cargados en los llamados “barcos de la muerte” saudíes (cabe recordar que el conflicto dura ya 6 años, y que se envían armas habitualmente desde los puertos de Bilbao, Santander, Motril y Sagunto). Se calcula que esos 430 contenedores albergaban en su interior unos 280.000 proyectiles de gran calibre, con un peso total de unas 11.000 toneladas. Cabe imaginar que, tras devolver los contenedores a las consignatarias, las bombas, dado que no se van a usar, se vayan apilando unas sobre otras en un gran descampado. Teniendo en cuenta el excéntrico carácter de los dirigentes de las crueles monarquías absolutas de Oriente Medio, es totalmente factible que no se estén apilando de cualquier manera, sino de alguna a la altura de su megalomanía.
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La Torre Eiffel pesa unas 10.000 toneladas, 1.000 toneladas menos que las bombas que se han enviado a la coalición saudí solo desde el puerto de Bilbao y solo en un año. No sería descabellado pensar que, en algún lugar cerca de Riad, haya algo parecido a una gigantesca Torre Eiffel construida con las bombas españolas enviadas durante 6 años y desde los 4 puertos. Podría ser uno de los edificios más altos del mundo.
Eso, o el Gobierno nos miente y se están utilizando para masacrar a gente inocente.
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