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Opinión · Otras miradas

Rigoberta-Supremas, tetas paralelas

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Año 2005. Tras los repetidos fracasos de Vale Music en el festival de Eurovisión, RTVE pretende dar una apariencia de democratización del proceso de elección de la representación de España, y para ello organiza un festival de preselección, bajo el nombre ‘Elige nuestra canción’.

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El resultado es el que cabría esperar para cualquiera que conozca el devenir de las empresas públicas nacidas en el franquismo. Algo así como ‘todo para el pueblo, pero sin el pueblo’: despotismo iletrado, que no ilustrado. En España todo es mito del eterno retorno, entre otras cosas porque tenemos memoria de pez.

Las Supremas de Móstoles, con una maravillosa canción sobre la adicción al sexo virtual, Eres un enfermo, se convierten en las candidatas del pueblo. Y como el pueblo nunca gana en España, la candidatura se la llevan tres chicas más jóvenes que las Supremas. Y en 2005 volvimos a fracasar en Eurovisión con Son de Sol y su tema Brujería.

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Año 2022. 17 años no son nada, pero es tiempo suficiente para que se borre la memoria volátil del telespectador español medio. Aunque deberíamos decir tuitespectador, a la vista de que hacemos con el tuiter lo que antes se hizo con la tele: practicar con saña el linchamiento, deporte nacional por excelencia desde los autos de fe de la inquisición.

A este pueblo se le da una herramienta revolucionaria, con la que se podían organizar tropecientos quinceemes, y ¿para qué la usamos? Pues para linchar, que es lo que más nos gusta. Y así estamos: hoy toca linchar a Chanel, como en 2005 a Son de Sol.  Y nadie, salvo Analía Plaza, se pregunta el nombre de sus respectivas compañías discográficas.

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Repitan conmigo: esto no es una democracia, esto es un negocio. Y en los negocios las tetas de las Supremas venden tan poco como la teta de Rigoberta, aunque unas vengan de Móstoles y la otra de Ganduxer. En el negocio lo que vende es destrozar la voz de Rosalía para adaptarla al gusto de Miami.

Hubo una vez que en este país se sabía quién era BMG, y quién era la SGAE. Es más, se sabía mejor que ahora, diecisiete años y unos cuantos juicios después. Había entonces unos ilusos que defendían la Cultura Libre. A día de hoy nos conformamos con el Fútbol Gratis, que como dicen en el Ministerio de Cultura y Deporte, es un crimen gravísimo contra la propiedad intelectual.

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Te lo mereces, Rigoberta. Eres demasiado lista para Eurovisión.

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