Opinión · Memento
No seamos como Carlos Santiso
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El Rayo Femenino ha ocupado varios titulares en los últimos meses. Por desgracia, no ha sido por sus éxitos deportivos o porque La Primera División Femenina comience a ser habitual en la prensa deportiva, sino por noticias negativas que dejan en mal lugar a la directiva del club que parece empeñada en inmolarse y en separarse cada vez más de su afición.
Primero fue noticia que el equipo no cuenta con servicio médico en sus partidos. Cabe recordar que no hablamos de que el Rayo Femenino juegue pachangas en regional, sino que es un club que juega en Primera y que compite contra las mejores. Pese a todo, en más de una ocasión, sus jugadoras han tenido que ser atendidas por los servicios sanitarios del equipo rival. Ante el bochorno general por no llevar equipo médico, la explicación del presidente, Martín Presa, fue que si lo llevaran estarían “desabasteciendo el sistema de salud pública porque no hay suficientes sanitarios”. Lamentable.
Pero el motivo por el que está de actualidad es más vergonzoso si cabe. Ante los malos resultados del equipo se decidió cambiar de técnico, algo habitual. La polémica llega por la persona contratada para ocuparse del cargo, Carlos Santiso, quien envió un audio a un grupo de WhatsApp con su cuerpo técnico, cuando era entrenador de infantiles del club, que decía lo siguiente:
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"Este 'staff' es increíble, pero nos faltan cosas. Nos falta, sigo diciéndolo, hacer pues, una como los del Arandina, nos falta que cojamos a una, pero que sea mayor de edad para no meternos en 'jaris', y cargárnosla ahí todos juntos. Eso es lo que realmente une a un 'staff' y a un equipo. Mira a los del Arandina, iban directos a un ascenso".
Recordemos que “los del Arandina” son 3 futbolistas que abusaron sexualmente de una menor de 15 años por lo cual fueron condenados a penas de cárcel. Ante esta conversación de hace 4 años, se ha pedido la destitución inmediata del técnico. El presidente, cómo no, vuelve a dar la espalda a la petición de su afición y, no sólo lo mantiene en el cargo, sino que amenaza con denunciar a los aficionados que protestaron en la ciudad deportiva del Rayo Vallecano. Otra vez más alejado de su afición, pero, sobre todo, alejado a años luz de la sociedad actual.
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Santiso ha salido a pedir perdón alegando que se trataba “de una charla informal entre amigos”. Faltaría más. Gracias, hombre. Por tu bondad y por tu generosidad. Pensábamos que lo habías dicho en una rueda de prensa tras un partido o una charla motivacional. Y entiendo que por un audio de hace varios años no se puede destrozar la vida de una persona, creo en la reinserción y en la educación para tratar estos casos, pero sí considero que alentar a una violación grupal, por mucho que sea supuestamente en broma, te inhabilita para un cargo como el técnico de un club femenino, al igual que la corrupción te inhabilita para ocupar un cargo público, por ejemplo.
Por suerte, hay algo positivo que podemos extraer de esta vergonzosa situación. Si la prensa ha tenido acceso a ese audio es porque alguien lo ha filtrado. En ese grupo informal “entre amigos”, una o varias personas se llevarían las manos a la cabeza ante tal deleznable situación y decidieron actuar para que esta persona no trabaje con mujeres bajo su cargo. Tal vez sea demasiado optimista y lo haya hecho por venganza o para sacar algún rédito personal, pero quiero creer que hay gente que no acepta este tipo de comportamientos en el ámbito privado y actúa frente a ellos.
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Esto debe servirnos de ejemplo a los hombres de cómo actuar cuando en un grupo de amigos, ya sea en un chat de WhatsApp, en una cena o en cualquier espacio del ámbito privado, escuchamos bromas machistas. Si callamos somos cómplices. Un viejo dicho alemán dice que "si en una mesa hay un nazi y diez personas que lo respetan, en esa mesa hay once nazis". En este caso igual, si reímos las gracias machistas de un colega, somos machistas. No hay otra. No podemos llevarnos las manos a la cabeza ante este caso si luego actuamos igual en nuestra vida diaria. La denuncia tuitera está muy bien, pero de nada sirve si no revisamos nuestros privilegios y nuestras amistades.
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