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Opinión · Posos de anarquía

Puñaladas por la espalda de la izquierda

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Pedro Sánchez se ha convertido en un negacionista del Derecho Internacional, del respeto a los Derechos Humanos (DDHH). Su cambio histórico sometiéndose a Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental ha supuesto una traición al pueblo saharaui, a su base electoral y a sus socios de gobierno. El primero, el pueblo saharaui al que Marruecos expulsó de su patria, seguirá luchando, firme en sus convicciones y avalado por la legalidad internacional. Respecto a las bases socialistas y Unidas Podemos, lamentablemente, no se esperan grandes cosas en este asunto hasta el momento.

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Sánchez, al que tanto le gusta tachar de negacionistas a los partidos de la oposición, ha terminado convirtiéndose en uno de ellos: negacionista de su programa electoral, en el que posicionaba al PSOE del lado de las resoluciones de la ONU en la cuestión del Sáhara Occidental; negacionista de su electorado, al que prometió lo contrario de lo finalmente hecho; negacionista de su mismo gobierno, habiendo traicionado a su socio, al que en ningún momento comunicó la tropelía que tramaba con Mohamed VI.

Sin embargo y por encima de todo, Sánchez se ha convertido en negacionista del Derecho Internacional, radicalmente contrario a la propuesta de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental. Con esta decisión, quienes se presentan como adalides de la democracia en la Ucrania atacada por Rusia, esto es, EEUU, España, Francia, Alemania... ignoran la legalidad internacional y las resoluciones de la ONU que hace décadas que concluyeron que la solución pasa por la celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental, el mismo que Marruecos boicotea sistemáticamente.

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Los y las socialistas que sigan a Sánchez tomarán parte activa de esa infamia. Ya lo hizo este fin de semana la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, que en unas vergonzosas declaraciones no sólo aseguraba que se trata de una buena noticia, sino que afirmaba que lo era para España, para Marruecos y, en último lugar, "para una parte del pueblo saharaui". ¿Se imaginan? Ni siquiera volveré a incidir en la semejanza de la invasión rusa a Ucrania con la invasión marroquí al Sáhara y el doble rasero que tiene España al respecto, pensemos en Catalunya. ¿Por qué no aceptar su independencia? Sería una buena noticia "para una parte de los catalanes y una parte de los españoles"...

Como hizo Lastra, los medios de comunicación vuelven a errar el tiro: ver cómo sus informaciones ignoran una vez más a la víctima, es decir, al pueblo saharaui, dice muy poco de ellos. La mayor parte de las noticias centran su mirada en las consecuencias que traerá para España esta violación del Derecho Internacional, cómo Argelia, quizás, nos retira el suministro de gas en plena crisis energética por haber cometido lo que Argel considera un "hecho vergonzoso".  ¿Y el pueblo saharaui? ¿Por qué de nuevo ese silencio, por qué esa insistencia en mirarnos el ombligo en lugar de asumir que si España avanza en estos planteamientos nos teñiremos las manos de sangre saharaui?

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Eso nos lleva directamente a Unidas Podemos (UP), cuya reacción ante la traición de Sánchez al pueblo saharaui ha sido más bien tibia. Cuatro tuits en modo alguno bastan. La reacción del movimiento solidario ha estado mucho más a la altura del momento histórico que la formación morada. Los hechos son de tal gravedad que posicionan a España en este conflicto del lado del agresor, de un país como Marruecos al que la misma ONU ha tachado de torturador y violador de los DDHH.

Precisamente por la trascendencia que tiene esta odiosa maniobra orquestada por el sibilino ministro de Exteriores, José Manuel Albares -que ha mentido a España asegurando que Argelia estaba al tanto de la misma-, UP ha de tomar medidas drásticas. Unos estándares mínimos de decencia, coherencia e integridad deberían hacer romper el gobierno con el PSOE a menos que éste rectifique inmediatamente su postura.

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Si UP no lo hace, incluso el proyecto político de Yolanda Díaz nacerá teñido de la sangre y el sufrimiento saharaui. Cada conquista social que consiga esta izquierda estará calada hasta los huesos del sacrificio saharaui, de haber aceptado que la vida de ese pueblo vale menos que la nuestra, que cuando conviene para unos objetivos políticos se puede prescindir de ciertas vidas humanas. Hoy es el pueblo saharaui, mañana, quizás otros colectivos en los que se encuentra usted.

¿Quién teme a la derecha padeciendo a esta izquierda? Al menos, a la derecha, ya sea al travestido -políticamente- PP o al fascismo de Vox uno lo ve venir, pero estas puñaladas por la espalda de la izquierda son intolerables, en modo alguno perdonables y, desde luego, que tendrán consecuencias en las urnas, al menos, en el electorado más decente, incapaz de valorar una vida por encima de la otra, como ha hecho el PSOE y como veremos si hace UP.

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