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Opinión · Dominio público

Maniobras para una nueva guerra civil

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Cuando termina el proceso de Burgos, en 1971,  la sensación en el Ejército de Tierra es agridulce. Se había militarizado el discurso del Régimen "del 18 de julio" y el Ejército había resurgido como pilar del sistema. El propio proceso se había desarrollado bajo la jurisdicción militar, y las contramanifestaciones organizadas por el Régimen en toda España terminaron en cada ciudad con arengas de los militares de mayor graduación en cada plaza.

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Pero esta exhibición de fuerza no había culminado. Bien fuera porque los elementos aperturistas del Gobierno contemplaron con inquietud la marea de manifestaciones y protestas en Europa y en la propia España, bien por la presión diplomática de los países europeos y la Santa Sede, bien porque el secuestro del cónsul alemán en Guipúzcoa hubiera terminado gracias a  un pacto secreto auspiciado por servicios secretos extranjeros, el juicio acaba con condenas a muerte, pero indultadas, y sectores militares consideran esto como un “gatillazo”.

El nacimiento de la Organización Contrasubversiva Nacional (OCN) en 1968, bajo la dirección del coronel José Ignacio San Martín y la directa dependencia del Almirante Carrero Blanco, iba trasladando a la OCN, luego a distintos centros de inteligencia, algunos de los oficiales más eficientes de los servicios militares. Quienes quedaban en el Ejército de Tierra se sentían relegados. Y así se preparan maniobras que ratifican el papel esencial de las Fuerzas Armadas como garante del orden institucional (artículo 37 de la Ley Orgánica del Estado, BOE 11.01.1967).

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La Operación General Mola es una de tantas. En el propio documento de preparación se reconoce que se habían realizado con anterioridad otras con supuestos similares. Diferentes miembros de la UMDE, como Julio Busquets o Cardona mencionan otros ejercicios. Como curiosidad, antes del 23 de febrero, en diferentes regiones militares se realizaron maniobras con despliegue de tanques que cruzaban ciudades españolas.

Las maniobras se preparan poniendo en valor la Ley 85/1965 de Modernización de las Fuerzas Armadas, que crea las  Fuerzas de intervención Inmediata y las Fuerzas de Defensa Operativa del Territorio (DOT), responsables estas últimas de la defensa del territorio ante guerrilleros y núcleos hostiles, y de la contención de disturbios y manifestaciones tumultuosas. La responsable de la Operación General Mola es la Brigada de Infantería DOT VI (correspondiente a la VIª Región Militar), cuyo cuartel general está en Vitoria.

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Al margen de su preparación técnica, el ejercicio se realiza en un contexto ideológico claro, que ofrece Carrero Blanco en su discurso como vicepresidente del Gobierno en las Cortes, el 21 de diciembre de 1970. En él, se considera a ETA una simple pieza en el movimiento comunista internacional. ETA sería un nuevo maquis que utilizara Peña Gorbea como el Movimiento 26 de julio de Fidel Castro utilizó Sierra Maestra; un hipotético fracaso en la liberación de una zona rural acaba con los sublevados ocupando Bilbao y Vitoria. En este momento, las unidades militares deben destruir los lugares en los que se han refugiado los insurrectos, aniquilar militantes y simpatizantes y concentrar partidarios en estadios de fútbol y otros lugares. La Operación General Mola prepara a los oficiales participantes a librar la guerra contra la insurrección, y en muchas lugares las víctimas serán los presuntos insurgentes, pero también simples partidarios.

La confidencialidad de los documentos y una Ley de Secretos Oficiales aprobada en pleno franquismo, inicua y obsoleta, han permitido hasta ahora que no se conozca que el Ejército se había preparado durante toda la dictadura, que se entrenaba todavía  en 1971, para reproducir los métodos de la sublevación de 1936 contra los adversarios del franquismo.

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Desearía que esta publicación tuviera utilidad. Que se diera prioridad a la modificación de la Ley de Secretos Oficiales, sobre la que han trabajado con desigual fortuna diferentes departamentos ministeriales. Que los investigadores centraran sus esfuerzos más en los 40 años de dictadura, olvidados por la atracción de ese “agujero negro” que continúa siendo la guerra civil, y que las Fuerzas Armadas españolas reflexionaran sobre cuántas veces han preparado en el pasado maniobras cuyo objetivo era la aniquilación de otros españoles.

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