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Opinión · Otras miradas

¿Ilegalizar a Vox?

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El president del Parlament balear Gabriel Le Senne en una foto de archivo.- Isaac Buj / Europa Press

Algunos comentaristas han expresado que Vox ha vuelto a traspasar una nueva línea roja, cuando el presidente del Parlamento balear el 18 de junio de 2024 ha arrancado y roto en sede parlamentaria una foto de una republicana balear, Aurora Pirconell, asesinada por los franquistas en la guerra civil, exhibida por una diputada en una sesión parlamentaria promovida por Vox y el PP para debatir y anular la memoria democrática de la Comunidad Autónoma balear.  

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Desde que Vox alcanzó a formar gobiernos de coalición con el PP en Comunidades Autónomas y municipios sus actuaciones contra las instituciones y los derechos fundamentales de las personas no han parado, aumentando exponencialmente el número y gravedad de las mismas.  

Comenzaron con la prohibición de actos culturales y de libros, maniobrando contra la violencia de género y la protección del colectivo LGTBI, amedrentando a las mujeres, que querían ejercer su derecho al aborto, criminalizando a los inmigrantes (especialmente a los menores no acompañados), identificando inmigración y delincuencia, etc, etc. Tan solo en la semana anterior hemos asistido, perplejos, a actuaciones inconcebibles años atrás en la política española: el proceso parlamentario para la abolición de la memoria democrática de la Comunidad Autónoma balear, el ejercicio de la violencia en la misma sede parlamentaria llevada a cabo por el presidente del Parlamento, antes reseñada, y la difusión pública por el vicepresidente del Gobierno aragonés, perteneciente a Vox,  de su conversación privada con el ministro Bolaños. ¿Qué pasará en el transcurso de esta semana? 

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Los propósitos de Vox 

Señalaba en un artículo anterior las características del partido político Vox: La primera es la lucha contra las instituciones democráticas en un proceso constante y mantenido desde su aparición. La segunda característica es el propósito de que la ciudadanía perciba el deterioro de las instituciones de nuestra democracia, contribuyendo constantemente a echar leña al fuego, aprovechando sobre todo las situaciones en las que más y mejor puede difundir en la opinión pública ese deterioro. La tercera nota distintiva es el empleo de la técnica constante del insulto grueso y grosero dentro y fuera del Parlamento y el ejercicio de la violencia política. 

Lo que cabe esperar de Vox 

Por otro lado, ya tenemos muy claro lo que cabe esperar de Vox, si asumiera el Gobierno de la nación, porque elevaría el tono y el alcance de las actuaciones, que está ejecutando con el papel secundario de partido político menor en los gobiernos de coalición de varias Comunidades Autónomas y municipios. Violencia contra la democracia asegurando desde la tribuna del Congreso de los Diputados que Vox ilegalizará los partidos políticos separatistas, nacionalistas y comunistas, violencia contra las mujeres abortistas, violencia contra los familiares de centenares de miles de personas asesinadas por el franquismo y dejadas en las cunetas, violencia contra representantes políticos.  

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Pero no es necesario mirar hacia el futuro político de España y aventurar lo que haría Vox. He aquí una serie de actuaciones, que no agota el número de los atropellos cometidos, porque Vox es insaciable en su lucha contra las instituciones de nuestra democracia.   

Indico un elenco de estas actuaciones: 

Contra los derechos civiles: aborto, igualdad de género, matrimonio homosexual, diversidad sexual en todas sus manifestaciones, intentando abolir leyes de desarrollo de derechos constitucionales (título preliminar, capítulo II, arts. 14 a 38, parte sustancial de la CE). Contra el Estado de las Autonomías (título VIII, arts. 137 a 158). Contra la legalidad de los partidos políticos nacionalistas, separatistas y comunistas (art. 6 de la CE, parte sustancial de la CE). Contra el pluralismo lingüístico (art. 3 de la CE, parte sustancial de la CE). Contra la inmigración, identificando inmigración y delincuencia, e incriminando a menores no acompañados sin pruebas (art. 14, parte sustancial de la CE). Contra el pluralismo religioso, prohibiendo la creación de mezquitas (art. 16 de la CE, parte sustancial de la CE). Contra el Tribunal Constitucional, del que piden su abolición, no obstante formar parte de la estructura básica de nuestra democracia (título IX, arts. 159 a 165 de la CE). Contra la integración de España en la Unión Europea, de la que niegan que se convierta en una federación y a la que critican porque no respeta la soberanía de los Estados (art. 96 de la CE). Vox, expresión máxima del hipernacionalismo español, se opone por arriba a una Europa integradora de los Estados europeos y por abajo a los nacionalismos en el interior de nuestro país. 

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Lo que hace el PP en las Comunidades Autónomas y Municipios que gobierna 

Lamentablemente nuestro país no ha seguido el proceder de otros Estados europeos, que han interpuesto un cordón sanitario democrático a la ultraderecha, no pactando con ella y menos aún formando Gobiernos de coalición. El PP, principal partido de la oposición, pacta y gobierna con Vox. De cara al futuro incierto, el PP está asumiendo una grave responsabilidad, que crecerá ante la posibilidad de que Vox no solo gobierne con él, como actualmente sucede, imponiendo políticas de retroceso contrarias a las conquistas sociales y a los derechos fundamentales, sino que quizás en un futuro se convierta en el socio mayoritario de un Gobierno de coalición, alcanzando la presidencia del Gobierno de la nación.  

Ya sé que un buen número de mis lectores dirán que no sucederá, que Vox tiene un techo electoral que no le permitirá gobernar. Pues los nazis lo tuvieron más complicado que Vox, ya que en sus tiempos la ultraderecha no crecía en Europa en todos los países, como acontece ahora. La opinión de estas personas me recuerda a Paul von Papen, líder del partido conservador alemán (equivalente a nuestro PP), que aupó a Hitler a la Cancillería de Alemania en enero de 1933, sin haber conseguido los nazis  mayoría absoluta en el Parlamento Federal, sino algo más de un treinta por ciento de los votos, pensando que la conducta alocada de Hitler le retiraría la confianza de los alemanes. ¡Qué gran error! Hitler, una vez canciller, se olvidó de la democracia, que le había llevado al poder, practicó la extrema violencia y asumió todos los poderes de un dictador. Los nazis se valieron de la democracia para después destruirla. ¿Qué hará Vox si, como los nazis, llegan a asumir el poder? ¿Respetará nuestra democracia? 

Lo que debería hacer el Gobierno y la mayoría parlamentaria 

Pero también incumbe una alta responsabilidad al Gobierno y a los partidos de la investidura del presidente Sánchez, que arrojan un número de votos superior a la mayoría absoluta. En la prospectiva de estos partidos debe figurar la posibilidad de la ilegalización de Vox. Voy a exponer una secuencia de ítems, dejando que el lector saque sus propias conclusiones: 

1.- Desde la tribuna del Congreso de los Diputados repetidas veces Santiago Abascal, presidente de Vox, dotado de plenos poderes en su partido, ha asegurado con contundencia que ilegalizará a los partidos políticos comunistas, nacionalistas y separatistas. En una ocasión el representante del PNV, Aitor Esteban, se lamentó desde la tribuna que no se tomaran en serio las palabras de Abascal.  

2.- La ley orgánica 6/2002, de 27 de junio, de partidos políticos, establece varias causas de ilegalización de los partidos políticos (art. 9. 2) y de suspensión judicial y disolución de los partidos políticos (art. 10. 2). Estas causas incluso pueden ser matizadas y ampliadas por la actual mayoría parlamentaria de la investidura, pues una ley orgánica solo necesita la aprobación por una mayoría absoluta (mitad más uno de los componentes de la Cámara).

3.- Esta mayoría del Congreso de los Diputados está formada en buena parte por los partidos políticos que el presidente de Vox quiere ilegalizar: Podemos, Sumar y los partidos nacionalistas y separatistas. 

4.- Los partidos políticos son asociaciones civiles, a las que se aplica el art. 22 de la Constitución, cuyo párrafo 2 dice: “Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delitos son ilegales”. La mayoría parlamentaria indicada debería mantenerse vigilante y expectante en relación con los pasos de Vox para implementar el citado art. 22, si fuera necesario.  

Por mi parte, dejo que el lector/a extraiga sus conclusiones. Me limito a recordar la frase quizás más imprudente y peligrosa pronunciada en política: “la grandeza de la democracia reside en que permite en su seno a quienes quieren destruirla”. Muchos no sobrevivieron para constatar que grandeza y utilidad son virtudes contrapuestas. Y el párrafo final de la alocución del pastor alemán Martin Niemöller, que no por reiterado pierde actualidad, crítico de los nazis y superviviente de los campos de exterminio: “Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar en mi defensa”. El texto de Niemöller, exhibido en un lugar destacado en el Memorial del Holocausto de Estados Unidos, es una acusación contra los alemanes que permanecieron en silencio ante los atropellos de la vida y las libertades perpetrados por los nazis. Este texto fue atribuido erróneamente a Bertolt Brecht probablemente debido a un no verificado copia y pega de miles de periodistas. ¿Nos aguarda en el futuro una acusación parecida en los actuales Estados europeos, que pactan y gobiernan con la ultraderecha? 

La historia se ha repetido y seguirá repitiéndose.  

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