Opinión · Comiendo Tierra
¿Qué va a pasar hoy en Venezuela?
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Lo que no te cuentan los medios europeos
Hoy va a ganar las elecciones Nicolás Maduro Moros, un conductor de autobús que fue obrero, sindicalista, diputado, presidente de la Asamblea y una década Canciller y a quien Hugo Chávez, gravemente enfermo, vio como su sustituto. El jueves, en el cierre de campaña en Caracas, sacó a medio millón de personas a la calle. Cinco veces más que la oposición. Es verdad que la calle no son los votos, pero orientan.
Edmundo González, el anciano enfermo elegido para reunir a la oposición, no sin crueldad, por María Corina Machado -inhabilitada por pedir una intervención estadounidense en su país, no por apoyar al autoproclamado presidente Guaidó, que no quiero pensar lo que diría el PP si Puigdemont hubiera llegado a tanto-, ha hecho una mala campaña y su magia y su gloria sólo aparece en los medios de comunicación occidentales. Lo mismo pasó en México con Xotchil Gálvez – entrevistas, encuestas abultadas, noticias tendenciosas, demonización de la izquierda- y Claudia Scheinbaum le sacó 30 puntos de distancia.
María Corina Machado, y los medios occidentales, no te han contado que se presentan, además de Edmundo González y Nicolás Maduro, otros ocho candidatos de derecha que no comulgan con la oferta de violencia de Machado ni con el socialismo de Maduro. Esos candidatos, junto con Maduro, firmaron aceptar el resultado que dicte el árbitro electoral, el Consejo Nacional Electoral. González y Machado no lo aceptaron. Poniéndose en la estela de Trump, Bolsonaro, Abascal, Feijóo y Díaz Ayuso. No se entiende cómo la derecha a la que le asusta Abascal, Le Pen, Trump, Orban, Milei, Salvino o Meloni no se asusta con María Corina Machado, que es igual de neoliberal y racista pero mucho más violenta en sus propuestas.
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La incapacidad de la derecha venezolana
El tándem González-Machado no puede ganar en Venezuela por, al menos, nueve razones:
1. Son los mismos golpistas de siempre y no representan nada nuevo (apoyaron el golpe contra Chávez en 2002). En el imaginario popular significan violencia, lucha callejera, conflicto, pérdida de soberanía.
2. Su propuesta política es privatizar todo, incluido el petróleo, desmantelar todo lo hecho por Chávez y Maduro (con lo cual se perderían derechos sociales y también títulos) y desplegar en Venezuela la misma agenda de Milei en Argentina.
3. Han prometido venganza contra todo lo que tenga que ver con el chavismo.
4. No se han ganado a los evangelistas por su evidente ausencia de agenda social.
5. No se han ganado a la patronal, que está con el oficialismo por el buen momento económico. La vinculación de Machado a los EEUU hace sospechar al empresariado venezolano de que todo lo que han ganado en estos años de sanciones puede terminar en manos de multinacionales extranjeras.
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6. No se han ganado al ejército por su falta de compromiso con la defensa del Esequibo, por los insultos constantes a las fuerzas armadas y por la falta de un proyecto de país donde ese ejército, de extracción popular -a diferencia de otros ejércitos latinoamericanos- tenga claro su papel.
7. La vinculación de Machado con la lucha callejera -es la candidata elegida en su día por el imputado por terrorismo Leopoldo López- genera mucha inquietud en la ciudadanía, pues el recuerdo de las guarimbas -una versión radicalizada de la kale borroka- les aterra. Aún más en un momento donde el crecimiento económico ha hecho olvidar parte del infierno pasado producto, principalmente, de las sanciones. (Este fin de semana salía un artículo en el Washington Post donde se demostraba que las sanciones a Venezuela -las que se niegan a Israel- han sido tres veces más radicales que los efectos de la gran depresión en EEUU.
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8. Se sabe que son mandatados de los Estados Unidos, y si algo molesta al venezolano es que le amenacen.
9. Desprecian al pueblo llano de Venezuela, pobres, negros, trabajadores informales, campesinos, pescadores, vendedores ambulantes, culonas y desdentados como les llaman. Y el pueblo lo sabe.
La derecha global donde puede golpea, y donde no, hace como el avestruz, esto es, esconde la cabeza para aparentar que las cosas no pasan. Y por eso les va tan mal en Venezuela. Hemos escuchado al prófugo y terrorista Leopoldo López, el protegido del PP, decir que van a hacer un seguimiento desde la CNN en Miami de la campaña electoral, es decir, que, desde los EEUU, esto es, desde el lugar donde se suplantó a la Asamblea Venezolana. Esto es, desde donde se suplantó al pueblo de Venezuela y se nombró presidente a Juan Guaidó, resulta que van a decir otra vez quién es el nuevo presidente de Venezuela y quien va a actuar de presentador de esa farsa es Leopoldo López.
Me van a perdonar, pero esto ya excede cualquier respeto a la inteligencia. Y si la derecha venezolana está acostumbrada a tratar con tarados, que no piensen que todo el mundo va a caer con tanta facilidad en sus embustes.
El cansancio ante las mentiras de la democracia liberal
Esta semana el presidente Nicolás Maduro dijo dos cosas muy importantes. Una se tergiversó y la otra se ignoró. Dijo textualmente: "El 28 de julio, si no quieren que producto de los fascistas, Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida garanticemos el más grande éxito, la más grande victoria de la historia electoral de nuestro pueblo".
Es decir, Nicolás Maduro se adelantaba a las intenciones de la derecha venezolana, donde una parte, la golpista de siempre, vuelve a prometer desconocimiento de las reglas de juego. La derecha venezolana, como Trump, como Milei, como Abascal, aceptan la democracia solo si ganan.
Lo otro que dijo el presidente Nicolás Maduro me parece de lo más lúcido que se ha planteado desde la teoría de la democracia. Porque resulta que es la izquierda la que está respetando la democracia liberal, pese a que esa democracia de partidos, parlamentos, burocracias, jueces no siempre decentes y medios de comunicación podridos, no permite cambios radicales para terminar con las desigualdades, luchar contra el calentamiento global, remunerar la tarea de cuidados de las mujeres, reconducir la geopolítica mundial, parar las guerras y los genocidios, cuidar con dignidad a los ancianos o igualar la esperanza de vida de los ricos y los pobres en nuestros países. Y, por supuesto, garantizar la participación ciudadana más allá del voto.
Sin embargo, es la izquierda la que defiende esa democracia mientras que la derecha la patea constantemente pese a beneficiarse de la misma.
Es la derecha que ve normal que, en Venezuela al presidente Maduro, como presidente del Gobierno, le quiten recursos robándose CITGO, robando el oro del país, imponiendo sanciones o alentando sabotajes de la red eléctrica para que el Polo Patriótico vaya a las elecciones golpeado. Mientras que los mismos EEUU que perjudican a la candidatura de Nicolás Maduro, financian a María Corina Machado y a Edmundo González para que vayan bien dopados a las elecciones o le paguen el boleto a Miami al delincuente Leopoldo López.
En España, Unidas Podemos tuvo seis millones de votos y el Partido Popular, el que da cobijo en España a los venezolanos ladrones de la oposición, utilizó el aparato del Estado, pagado con dinero de todos los españoles -policías, comisarios, jueces y periodistas- para inventarse todo tipo de acusaciones contra Podemos hasta convertirlo en un partido pequeño.
Es decir, la derecha puede utilizar el poder económico, el judicial y el poder político del Estado para acabar con sus adversarios. Porque son ellos los que deciden qué es y qué no es democracia. Y pueden poner sanciones a Venezuela porque no les gusta el gobierno, pero impiden que se pongan sanciones a Israel por el genocidio en Gaza donde decenas de miles de niños han sido asesinados, amputados, heridos para toda su vida.
O pueden encarcelar a Lula Da Silva sin pruebas. O pueden perseguir a Cristina Fernández de Kirchner o a Rafael Correa o a quienes ellos les dé la gana. Y lo más importante: pueden desmantelar la Constitución y acabar con todos los derechos sociales como está haciendo Milei en Argentina. Y la pregunta relevante es: ¿tiene derecho nadie a acabar con la dignidad de los pueblos porque ganan unas elecciones presidenciales? ¿Tiene derecho Milei a condenar a la ignorancia, al hambre y la enfermedad a los argentinos y argentinas o ese bienestar está por encima de los Gobiernos? ¿No está garantizado ese derecho por la Constitución? ¿Dónde está el Ejército argentino defendiendo los derechos del pueblo?
El presidente Maduro ha sido muy claro en una reunión casi familiar donde ha dicho que él ha evitado una guerra civil, porque si la derecha llega al poder y cree que a través de la violencia puede desmantelar las victorias populares en el país, el pueblo no lo va a aceptar y se va a levantar como poder constituyente en una revuelta “civil y armada” -civil y armada como en la revolución francesa, en la revolución americana o en la resistencia frente al fascismo- frente a los que quieran desmantelar el carácter social y popular de la Constitución venezolana. Y el Ejército, como Ejército constitucional, va a estar apoyando la defensa de la Constitución. Porque el ejército en una democracia está para defender la Constitución, no para disparar contra el pueblo.
Hay mucha gente en Venezuela que sabe que, si ganase la oposición, quitarían la pensión a sus padres y abuelos, se privatizarían las universidades y estudiar sería otra vez un privilegio de ricos, sus abuelos no tendrían asistencia médica, sus hijos no tendrían escuela, las empresas venezolanas terminarían en manos extranjeras y las grandes compañías volverían a hacerse con el petróleo.
Y por eso, gente que, legítimamente, pueda estar en desacuerdo con el Gobierno, no va a votar por la derecha porque no tienen un proyecto de país sino solamente un proyecto de desmantelamiento del país.
Además, hay millones de venezolanos y venezolanas que, si a alguien se le ocurriera desmantelar los logros de los Gobiernos chavistas, les harían saber que hay un pueblo consciente, organizado y con memoria que no iba a permitir que los mayordomos de intereses de fuera volvieran a robarle el bienestar que este pueblo escribió en su Constitución.
Una nota para la Cadena Ser y los demás medios que mienten sobre Venezuela
Tristemente, la Cadena Ser no ha dicho la verdad en su información de Venezuela. Que lo hagan los medios de la derecha es comprensible, pero cuando los medios progresistas hacen lo mismo, es o porque no se enteran de la realidad o porque hay intereses en uno y otro lado que son coincidentes. En cualquier caso, hay mucha inconsecuencia en cómo ha recogido las elecciones, de la misma manera que El país en Venezuela es un órgano de la oposición.
1. Hay mucha encuestas con prestigio que dan ganador a Nicolas Maduro. Citan los medios solo las encuestas interesadas, que son las misma que por ser propaganda fallaron estrepitosamente en México. Como decíamos, Claudia Sheimbaum ganó por 30 puntos a Galvez. ¿De verdad nadie se dio cuenta?
2. Parte de la campaña de desprestigio tiene que ver con el show bochornoso de expresidentes latinoamericanos, algunos de ellos golpistas, y de la derecha española del PP.
El art.481 de la ley orgánica electoral de Venezuela dice que no puedes ser observador si no estás autorizado. Vente Venezuela, el partido de Machado, no está inscrito y, por tanto, no puede invitar a nadie. Y lo mismo ocurre con el artículo 7.1 de la ley de extranjería que dice que no serán admitidos en territorio electoral quienes vayan a causar alteraciones del orden público o comprometan las relaciones internacionales del país. No es que no dejaran entrar a los diputados del PP por capricho: es que no estaban autorizados. Y quizá debieran los medios haber recordado que Cayetana Alvarez defendió el terrorismo en Venezuela, celebrando, ella, el látigo del terrorismo en España, que quemaran a un policía en Caracas. Además de que los que se quejan de la injerencia rusa en España quieren hacer lo mismo en Venezuela.
3. No estaría mal recordar que el partido de María Corina Machado, Vente Venezuela, acaba de firmar un acuerdo con el Likud que sitúa a esta señora como cómplice de Netanyahu, con el que tiene una enorme sintonía y al que ha ofrecido todo su apoyo. Vamos, que es cómplice de genocidio. Esa es la señora a la que blanquean todos los medios en Europa.
El problema de fondo es que esta información prepara el desconocimiento del resultado electoral si, como dicen las encuestas, gana Maduro. Se entiende de la derecha; menos de otros espacios políticos y mediáticos.
El guion está escrito: Maduro ganará las elecciones y la derecha no lo reconocerá, haciendo un escándalo internacional. ¿Qué hará entonces Europa? Las sanciones ya las aplicó. Y la Unión Europea quedará otra vez como idiota cuando EEUU levante las sanciones a la Venezuela de Maduro y los europeos sean rehenes de sus propias mentiras.
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