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Opinión · Dominio Público

Errejón y el sexo depredador

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Errejón y el sexo depredador

Un día descubrimos que Iñigo Errejón es un depredador sexual. ¡Qué decepción! ¡Qué sorpresa! Los medios hablaron intensamente durante semanas de Errejón y de su partido.

Tolerancia cero: después de tantas décadas, o siglos, las feministas tenemos que felicitarnos al ver algunos frutos de nuestra lucha. Qué diferente la reacción de la sociedad española ahora (véase también el caso Rubiales) a la de hace no mucho tiempo. ¿Recordáis cuando Aznar le metió un bolígrafo en el escote a la periodista Marta Nebot? Hubo un escándalo mínimo. Ah, claro, aquello fue una falta de respeto quizás no tan sexual, aunque nunca se lo hubiera hecho a un hombre. ¿Pero dónde está la línea divisoria entre la sexualidad y el poder? Tratar a las mujeres como objetos; esta es la sexualidad depredadora y este es el poder patriarcal.

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Mujeres objetos: leamos los deplorables comportamientos de Errejón hacia las mujeres: trato degradante (incluyendo tocarles el culo), demanda de prácticas sexuales humillantes, bloquear a las que no se prestaban a ellas, expulsarlas de casa o del hotel después del acto sexual.... Un momento: ¿no os suena? Imaginemos un puticlub: ¿cómo tratan los "clientes" a las mujeres prostituidas? Claro que aquellas no son iguales, son las otras, las diferentes, las desiguales. Pues recordemos: un 39% de los hombres españoles declara que ha "consumido" prostitución (nótese el término, más objeto imposible).

¿Y si nos imaginamos, o vemos, algo de pornografía? El 99,9% (no digo el 100% por no discutir) es más que humillación; es violencia extrema contra las mujeres. Claro, que las protagonistas no son de las que se encontraba Errejón en las fiestas; también estas son diferentes. Alguien puede decir que son actrices, que les pagan por eso. ¡Ahhh, claro, que les pagan! Vaya, ¿pero será normal pagar a alguien para que se deje humillar y violar en público? Puede ayudarnos esta comparación: ¿no nos escandalizaríamos si existiera una industria consistente en videos de blancos azotando negros? Pues eso es la pornografía, y está normalizada.

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La cuestión es que, aparte de a las víctimas directas, el asunto nos afecta a todas. Los niños se inician en el sexo a través de la pornografía a edades cada vez más tempranas, ya con 10 u 11 años. Después, cómo no, demandan esas prácticas a sus amigas, a sus parejas y a las prostituidas, por no hablar de las violaciones o incluso de las manadas.

Nos afecta a todas porque esa consideración de las mujeres como objetos sexuales no es de quita y pon, aunque no siempre la evidencien. Si excita la dominación y la agresión, algunos la practicarán por la fuerza o pagando, otros "performativamente" con quien se preste, otros en secreto. Es algo muy profundo que nos duele mucho ver, pero ahí está.

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Sí, han cambiado mucho las cosas. Hasta hace poco, acosos, violaciones e incluso asesinatos quedaban impunes o casi. Ismael Álvarez, el alcalde condenado por acosar a Nevenka Fernandez, fue aclamado por su pueblo y sigue ejerciendo poder allí. ¿Y quién conoce a José Diego Yllanes Vizcay, condenado por asesinar a su compañera de trabajo Nagore Laffage en un intento de violación, que está tan tranquilo ejerciendo de médico en la sanidad pública?

El encubrimiento es más que generalizado; es general; por eso pocos casos trascienden al escudo que rodea a las feministas y su entorno. Nosotras sabemos que, en las universidades americanas, el castigo a los violadores de sus compañeras se limita a unos días de expulsión. Las mujeres atiborran las webs del Metoo y del Cuéntalo. Pero muchos depredadores siguen aclamados por público y crítica. Y ahí siguen Woody Allen, Plácido Domingo, etc., etc. O más cerca, los empresarios pederastas de Murcia.

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Es cierto que ahora los agresores sexuales y sus encubridores deberían andar con más cuidado, porque el saco podrido filtra cada vez más. Recientemente hemos descubierto que el gran escritor comprometido Juan Goytisolo se negó a reaccionar contra su novio cuando este violó a la niña de 15 años que era su nieta (ver Litle Girl Blue). Otras mujeres han destapado la corrupción sexual y el encubrimiento en el mundo de la cultura (ej: El consentimiento) o de la política (ej.: La familia grande). Todo esto está a un click.

Rubiales declaró que, aunque no se arrepiente de nada,  ha comprendido que "hay que tener más cuidado en las ceremonias y actos oficiales". ¿Se tratará de cambiar las formas? Conozco un pueblo en el que un grupo de adolescentes agredió sexualmente a una chica de 11 años. A la niña la cambiaron de colegio, eso fue todo; el pueblo no reaccionó. Eso sí, en la plaza hay una pancarta muy grande: "Pueblo libre de violencia machista". Y aquí no ha pasado nada.

Como ya han echado fulminantemente a Errejón, y como el comportamiento de las tres portavoces de Más Madrid ha sido ejemplar, poco más tienen los medios para estirar la noticia. Buena ocasión para no quedarse una vez  más a las puertas de lo interesante y nunca abordado: ¿es Errejón parte de una "lacra" más o menos extendida que no sabemos de dónde viene? ¿O es un ejemplar depredador de este sistema patriarcal que produce depredadores? ¿Cómo se construyen la sexualidad masculina depredadora y la sexualidad femenina sumisa? ¿Qué tiene que ver la familia patriarcal en todo esto? Os aconsejo leer a Wilhen Reich, a Kate Millet y a todas las feministas que han desbrozado el tema.

También las mujeres políticas feministas tienen la oportunidad de ir a la raíz. Muy bien no pasar una en tu partido, aplausos. Muy bien no aceptar la burda eXcusa del neoliberalismo. Muy bien hablar de el feminismo (en singular, ¡por una vez!). Pues muy bien, ahora escuchemos a las feministas que se cuestionan el sistema patriarcal. Porque ya sabéis, compañeras, lo que gritamos en las manifestaciones: ¡No es un caso aislado, se llama patriarcado! ¿Qué proponéis?

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