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El rapero Pablo Hasél actúa en Bilbao pese a la campaña del PP

Los conservadores trataron por diferentes medios que su concierto –enmarcado en una jornada a favor de la amnistía- fuese cancelada. Sin embargo, el artista estuvo en el escenario del gaztetxe Etxarri de la capital vizcaína, donde criticó a los “fascistas” que intentaron prohibir su actuación.

El rapero Pablo Hasél.- D. A

Al menos esta vez, las habituales presiones del PP para impedir un concierto no fueron suficientes. Tras varios días de amenazas y notificaciones, nada ni nadie pudo evitar que el rapero Pablo Hasél subiese este sábado al escenario del gaztetxe Etxarri de Bilbao, donde se celebraba una jornada a favor de la amnistía. Menos de 24 horas antes, el ayuntamiento de esta ciudad —en manos del PNV, que gobierna en coalición con el PSE— ordenó su prohibición, alegando que el local —en el que ya se habían celebrado varios eventos similares— no reunía las condiciones para un acto de este tipo. Aun así, la fiesta se celebró sin ningún tipo de problema.

El primero en dar la voz de alarma había sido el Delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo, conocido en Euskadi por sus habituales pedidos de prohibiciones contra todo tipo de actos populares. En esta oportunidad, el funcionario reclamó a la Fiscalía de la Audiencia Nacional que censurase la actuación musical, alegando que se enaltecería el terrorismo. Además, recordó que el rapero ya había sido condenado por la Audiencia Nacional debido al contenido de sus canciones.

Al mismo tiempo, el portavoz del PP de Bilbao, Luis Eguiluz, presionó al ayuntamiento de esta localidad para que prohibiese el concierto, en el que también actuarían Habemus Papam y Vomitando Desperdizios. Curiosamente, esta vía tuvo más efecto que la elegida por Urquijo: si bien la Fiscalía resolvió que no veía motivos para prohibirlo, el gobierno municipal notificó a los responsables del gaztetxe que el acto quedaba suspendido por supuestos problemas edilicios.

La primera reacción de Hasél fue a través de las redes sociales. “Primero dijeron que por ‘apología al terrorismo’; ahora inventan lo del local. Prohíben mi concierto pero se hará igual”, escribió en su cuenta de Twitter. Y así fue. Sobre las 20.30, sus frases directas empezaron a retumbar en el local ocupado. “El fascista de Urquijo y el PP que pidieron que se cancelara han sido torpes, pero a la vez hábiles. Primero lo intentaron vía Audiencia Nacional, pero como sabían que era complicado, recurrieron al ayuntamiento”, afirmó el rapero a Público poco antes de subir al escenario. “Ante esa injusticia –continuó-, es legítima la desobediencia, así que el concierto se va a celebrar igual”.

Urquijo, “discípulo de Franco”

Esta misma tarde, el músico catalán participó en una manifestación convocada por el movimiento pro-amnistía, en la que tomaron parte alrededor de dos mil personas. "Los presos a la calle, amnistía total", fue uno de los lemas más coreados. La movilización terminó frente al gaztetxe donde se desarrollaría el concierto. Desde la pancarta, el portavoz del movimiento pro-amnistía, Sendoa Jurado, calificó a Urquijo como “discípulo de Franco” y le acusó de “querer imponer el régimen de 1939”. “No se lo vamos a permitir, porque nuestras abuelas y abuelos no nos lo perdonarían”, subrayó.

Jurado también tuvo palabras para el PNV, al que criticó por situarse “por encima del bien y del mal, como si no hubiera torturado por medio de su policía política a más de doscientos vascos y asesinado a sangre fría a un montón de militantes más”. “Desafiamos también a ese PSOE, que traicionó la memoria de los republicanos que dejaron sus vidas luchando contra la barbarie franquista. Ese PSOE de la cal viva y de las macrorredadas contra la juventud vasca, en el que la Policía de Pérez Rubalcaba vejaba sexualmente a las detenidas”, afirmó.

Seguido, Jurado denominó al PP como “partido hijo de cuneteros, con el que la guerra sucia volvió a aparecer a finales de los noventa en forma de increíbles suicidios, en los que los muertos tenían orificios de bala a un lado, la pistola en la mano contraria y ni una gota de sangre en el suelo”. La jornada continuó dentro del gaztetxe, con el concierto que nadie consiguió prohibir.

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