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Racismo ambiental y otros ejemplos de capitalismo salvaje

Clave Intelectual publica 'La naturaleza es un campo de batalla', un ensayo de ecología política de Razmig Keucheyan.

El autor de 'La naturaleza es un campo de batalla', Razmig Keucheyan.

La humanidad no es un colectivo homogéneo frente a las crisis que asolan el mundo. Sabemos que no a todos nos afecta igual la crisis económica, la crisis social o la cultural. Pero poco se ha hablado de las desigualdades frente a la crisis ecológica global, del “racismo ambiental”, en palabras Razmig Keucheyan, que es además inherente y transversal a todas las crisis anteriores. Si no se lo cree, valga un solo ejemplo para ilustrarlo:

“Si usted quiere saber dónde tiene más posibilidades de ser sepultado un depósito de desechos determinado, pregúntese dónde viven los negros, los hispanos, los amerindios y otras minorías raciales. Ya que estamos, pregúntese también dónde se encuentran los barrios pobres…” escribe Keucheyan en La naturaleza es un campo de batalla (Clave Intelectual, 2016), un esclarecedor ensayo de ecología política sobre las más perversas consecuencias de un capitalismo salvaje que se resiste a morir o que ha inventado nuevas formas de supervivencia.

El libro La naturaleza es un campo de batalla.

Este doctor en Sociología, profesor agregado en la Universidad Paris IV Sorbona y reconocido experto en el pensamiento de Antonio Gramsci, desgrana de forma sencilla y ejemplarizante cómo “la naturaleza no escapa a las relaciones de fuerza sociales”, sino que, lejos de lo que se piensa, es “la más política de las entidades”.

Esta es la tesis principal de la que parte este libro y que sirve como eje vertebrador para explicar casos como el del huracán Katrina, que inundó la costa de Nueva Orleans en agosto de 2005, y donde el 84% de las personas desaparecidas eran negras a pesar de representar el 65% de la población. O el de la relación económica y cultural privilegiada que mantiene la aristocracia terrateniente británica con la naturaleza en Reino Unido.

“Nuestra cultura, de la que ha nacido la visión hegemónica actual, se ha construido separando entre los seres humanos y su capacidad de razonar y el resto del mundo natural. Esta separación se ve plasmada en el concepto de progreso y emancipación. Pero si pensamos en lo que nos mantiene vivos no tenemos más remedio que aceptar que somos seres ecodependientes e interdependientes”, señala la antropóloga Yayo Herrero, ex coordinadora de Ecologistas en Acción, durante la presentación del libro este martes en la biblioteca Eugenio Trias de El Retiro, en Madrid.

¿Y cómo responde el sistema capitalista a sus propios y nefastos efectos? Pues creando “anticuerpos”, como los describe Keucheyan. Esto es, a través de una “financiarización” de la naturaleza, que se materializa en un mercado de carbono, derivados climáticos, bonos catástrofe y otros instrumentos similares del modelo neoliberal que le permiten seguir subsistiendo y generando grandes beneficios bajo una nueva denominación de “capitalismo verde”.

“No se previene el impacto, sino que se paga por él. Y esto se podría llegar a entender si hubiera resuelto los problemas, pero no ha sido así”, señala Alberto Fraguas, biólogo y coordinador del Observatorio de Ecología política de Attac en Madrid, también presente en el acto.

Aunque el trabajo de Keucheyan se limita a hacer un diagnóstico de la situación y no plantea soluciones, tanto Fraguas como Herrero tienen clara la única alternativa: “un cambio de modelo económico radical”, que en el fondo no es más que “un cambio de nosotros mismos y de nuestra mentalidad”. Leer a Keucheyan puede ser una primera toma de conciencia.

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