MADRID.- El bailaor linense David Morales ha recorrido medio mundo con su espectáculo Lorca muerto de amor. Una obra en la que profundiza en la figura de Lorca poniendo el foco en su homosexualidad, una vertiente apenas explorada sobre las tablas y que el bailarín y coreógrafo trata de reivindicar a través de la danza.

¿Cómo surge ‘Lorca muerto de amor’?

Siempre tuve la inquietud de hacer algo sobre Federico, pero nunca me atreví porque lo cierto es que se ha hecho casi de todo. Fue a través de la publicación de unas cartas que empecé a profundizar en su vida personal, esa vida que no nos cuentan en la escuela y que muestran a un Federico simpático, un Federico chusma en el buen sentido. Empiezo a profundizar y lleno la casa de Federico, leo a Gibson y encuentro Los amores oscuros de Manuel Francisco Reina [novela que recrea el amor entre Lorca y Juan Ramírez de Lucas], y así es como empiezo a interesarme por el Lorca homosexual y su universo gay. Decidí entonces que tratar esa parte de su vida era como derribar un tabú.

¿Ha tenido buena recepción?

Es un espectáculo transgresor, todavía sigue habiendo cierto rechazo en la sociedad al ver a dos chicos sobre las tablas abrazándose y acariciándose. En cualquier caso, creo que hemos conseguido transmitir al público no sólo el sentimiento amoroso que existía entre ambos, sino también la sensación de vacío que se genera tras la muerte de un ser querido, la pérdida.

¿Por qué cree importante reivindicar su homosexualidad?

Creo que es importante reivindicar su figura, no sólo su talla literaria, que también, sino el Lorca homosexual. En ciertos países cuelgan a los homosexuales, afortunadamente en el primer mundo esto no sucede, pero sigue habiendo múltiples casos de agresiones, por ejemplo. El espectáculo homenajea y reivindica esa libertad hacia el amor. Creo que en el colegio no nos contaron toda la verdad sobre Lorca. Está muy claro que no fue una persecución exclusivamente política, sino que también se le castigó por homosexual.

¿Qué recibimiento tuvo la gira en Estados Unidos?

Reconozco que tuve cierto miedo, me preocupaba la reacción en el Carnegie Hall, un teatro tan clásico y prestigioso donde van las señoras con sus abrigos caros y nosotros presentando un espectáculo tan transgresor, pero la recepción fue muy positiva.

¿Y qué tal en Venezuela? 

Coincidimos con el presidente Maduro y pudimos hacer una pequeña muestra de nuestro espectáculo en su programa de televisión. La experiencia fue muy positiva, percibimos un gran interés por nuestra cultura y por la figura de Lorca. También pude ver a una juventud implicada en la cultura. Nada que ver con ese país desastroso que algunos se empeñan en mostrar cuando se aproximan las elecciones.

Tengo entendido que pudo conocer a Nicolás Maduro

Tenía una ganas enormes, es un señor encantador cuyo gobierno está haciendo una labor cultural importante. Lo reitero porque yo he estado allí y lo puedo constatar; no es el lobo tan fiero como lo pintan. No es como nos lo han vendido en España, la mayoría de los jóvenes, por ejemplo, trabajan recién salidos de la universidad. Un país sin cultura se va a pique y lo cierto es que en eso Venezuela nos lleva ventaja.

¿Te hubiera gusta bailar para Hugo Chávez?

Bailar para el comandante Hugo Chávez habría sido un momento mágico sabiendo todo lo que hizo y cómo luchó por la libertad y la pobreza.

¿Qué queda del ‘niño de los pies de oro’?

Nunca he dejado de ser un niño, estoy encantado con ese niño que fui y no quiero dejar de serlo, quiero morir siendo ese niño, el niño de los ‘pies de oro’”