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Series Tom Cullen (‘Knightfall’): “Es complicado meter personajes femeninos cuando estás haciendo una serie sobre templarios”

HBO estrena hoy ‘Knightfall’, una ficción sobre la misteriosa orden de los templarios que juega con los géneros. Hay mucho de historia, pero sobre todo de aventuras y política sin olvidarse de una complicada historia de amor. Su protagonista, Tom Cullen, estuvo en Madrid para presentar la serie.

HBO estrena hoy ‘Knightfall’, una ficción sobre la misteriosa orden de los templarios que juega con los géneros.

maría josé arias

La pérdida de Acre marcó el principio del fin de los templarios. Y es ahí, en 1291, en esta ciudad israelí, cuando y donde arranca la acción de Knightfall, una serie que se presenta con la tarjeta de histórica pero que esconde una trama de aventuras y enredos políticos en la que el entretenimiento es la base para dibujar una época muy oscura. Producción original para History, a España llega de la mano de HBO este jueves, con un primer episodio que arranca con una batalla épica, una misión que cumplir y un héroe imperfecto a la cabeza.

“Parece una serie clásica histórica o de esgrima con espadas y sandalias, pero es mucho más que eso porque investiga en profundidad a los templarios y todo su mundo”, explica Tom Cullen, actor galés que da vida a Landry, ese héroe imperfecto que capitanea Knightfall. “Una de mis partes favoritas”, reconoce a su paso por Madrid en una entrevista con Público, “es la política, las maquinaciones socioeconómicas que se desarrollan en la corte francesa. La serie se centra en la lealtad, la hermandad, la traición, la venganza, el amor, la fe contra la humanidad, la moralidad, la mortalidad… y creo plantea preguntas importantes sobre quiénes somos como personas y seres humanos, pero a la vez es muy divertida”.

La serie plantea preguntas importantes sobre quiénes somos como personas y seres humanos, pero a la vez es muy divertida

Todo eso, por mucho que parezca, está presente en Knightfall y se irá desarrollando a lo largo de una temporada compuesta de diez episodios. Para empezar, en el piloto, una gran batalla, la última de los templarios en Tierra Santa, rodada en parte como si fuese una carrera de Fórmula 1. Cuenta Cullen que fue idea del director, Douglas Mackinnon, para poder reflejar la batalla de la manera “más auténtica y realista” posible.

Los templarios llevaban esos cascos tan incómodos y con los que era imposible reconocer a quien estaba debajo. De ahí que decidiesen optar por introducir la cámara en su interior, como ocurre en el circuito de carreras, y darle así más emoción a la escena sin perder autenticidad.

Que sea esa última cruzada el punto de partida de la trama es una de las cosas que llama la atención de la serie creada por Don Handfield y Richard Rayner. Teniendo como protagonistas a los templarios, no deja de ser interesante el hecho de que la acción arranque con el principio de su destrucción y se salten las guerras, la parte de su historia más controvertida. Una idea que también se le pasó por la cabeza a Cullen cuando leyó el guion, pero una vez dentro de la serie entendió el porqué.

“Cuando leí el guion por primera vez me sorprendió que cogieran ese punto de partida, no contar un poco la historia de los templarios. Al investigarlo me he dado cuenta de que es una parte de la historia fascinante y creo que han acertado porque hay mucha política que se está desarrollando en Francia en ese momento”, explica.

Una de las ventajas a la hora de elegir esa etapa final de los templarios es la de poder introducir personajes femeninos fuertes

Knightfall no se mete de lleno en las cruzadas, pero están presentes. Cullen destaca que “sería un error ignorar la historia de las guerras santas porque es una parte muy importante de la historia de los templarios y de la historia del mundo. Todavía, de hecho, estamos notando las vibraciones, las consecuencias de esas guerras hoy en día, todavía se sienten. La serie sí habla un poco de ellas más adelante, pero se centra más en los templarios, no tanto en las luchas religiosas y políticas entre los sarracenos y los franceses”. Es decir, que, aunque no sean el centro del hilo argumental, se hacen notar de alguna manera. Después de todo, no dejan de formar parte de la razón de ser de la orden de los templarios.

Una de las ventajas a la hora de elegir esa etapa final de los templarios es la de poder introducir personajes femeninos fuertes y muy presentes. Algo que, de haberse centrado en las cruzadas, habría sido aún más complicado. “Eso es algo que me interesa mucho y sé que a los creadores, también. Es complicado cuando estás haciendo una serie sobre unos monjes templarios, que era una hermandad de hombre célibes. Quisimos darle bastante importancia a los personajes femeninos y es otro de los beneficios de ambientar la serie después de las guerras santas”.

En los primeros compases de la serie (HBO ha dado acceso a tres de los episodios antes de su estreno) se presenta a tres personajes femeninos realmente interesantes y bien posicionados. A saber, la reina Juana de Navarra (Olivia Ross), la princesa Isabel (Sabrina Bartlett) y la joven judía Adelina (Sarah-Sofie Boussnina). Sobre las dos primeras Cullen avisa a los espectadores de que “es difícil contarlo sin revelar nada, pero el arco y la evolución tanto de la reina Juana como de la princesa Isabel son impresionantes”. También advierte de que la reina Elena de Catalunya va a dar mucho de qué hablar.

Y en medio de ese mundo de política y tejemanejes de poder se alza Landry, un caballero templario poco usual. Es un monje guerrero, pero tiene su propio sentido del deber y del honor y, como se apunta en los primeros episodios, se debate entre demasiadas lealtades. Desde el punto de vista de Cullen, “en este tipo de series dramáticas es muy fácil hacer que tu personaje sea perfecto, pero lo que han hecho tan bien en esta serie es que todos los personajes son complejos y contradictorios. Landry tiene muchas imperfecciones. Tantas como atributos. Es alguien que tiene mucho conflicto interno. Por un lado su fe, su vida monacal y su lealtad hacia sus hermanos. Mientras, a la vez, se enamora de una mujer y descubre su humanidad. También es un guerrero que se da cuenta de su propia mortalidad”.

Introducen personajes femeninos fuertes en una época, la Edad Media, donde la mujer estaba relegada a un segundo plano

Aunque más “oscura”, como señala su protagonista, lo cierto es que Knightfall tienen ese toque, en el mejor de los sentidos, que tenía la última adaptación seriéfila de Los mosqueteros de la BBC. La que gozó de tres temporadas con Tom Burke, Santiago Cabrera, Howard Charles y Luke Pasqualino en los papeles principales.

Al menos así es en el arranque. Recuerda por el hecho de ser un cuerpo de soldados al servicio del poder, por su habilidad con la espada y para meterse en líos y por ese toque de serie de aventuras que atrae a los amantes del género de las espadas con la búsqueda del Santo Grial como última misión. Por eso y por la habilidad demostrada por sus creadores para introducir personajes femeninos fuertes en una época, la Edad Media, donde la mujer estaba relegada a un segundo plano.

“No he visto la serie, pero conozco la leyenda de los tres mosqueteros. De pequeño me obsesionaban las películas y Oliver Reed era mi héroe. Pero creo que con Knightfall nos hemos obsesionado mucho en conseguir que nuestra serie sea sólo eso, que no se parezca a otra. Y según va avanzando la temporada se va pareciendo menos a los mosqueteros y va siendo más dura, más sucia y a la hora de ver el décimo capítulo ya se aleja de los tres mosqueteros por completo”, puntualiza.

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