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¿Quién puede querer hacer daño a un niño?

‘The Disappearance’, miniserie que esta noche estrena Calle 13 (a las 22.00 horas), es un thriller en el que un niño de diez años desaparece durante su décimo cumpleaños. Mientras todo el mundo se pregunta quién ha podido ser, la respuesta podría encontrarse en un trabajo poco ortodoxo que el pequeño hizo para clase.

Imagen de la miniserie 'The Disappearance', que estrean el canal Calle 13.

MARÍA JOSÉ ARIAS

La desaparición de un menor es tan perturbadora como recurrente dentro de la ficción televisiva. Series que arrancan con esta premisa se encuentran varias cada temporada. De ahí que dar con la forma de ser original y conectar con el espectador no sea sencillo.

En The Disappearance, el nuevo thriller de Calle 13 que se estrena este martes con un doble episodio, se consigue gracias a unos personajes bien presentados con los que se empatiza con rapidez, un Peter Coyote que se adueña de la escena cada vez que hace acto de presencia y un juego de pistas de por qué ha desaparecido Anthony Sullivan que pica la curiosidad.

El hecho de que se trate de una miniserie de solo seis episodios también ayuda. El espectador se enfrenta a ella sabiendo que la resolución del caso llegará rápido, sin capítulos de relleno y sin un estiramiento innecesario encaminado a alimentar una segunda temporada.

En The Disappearance (casi) todos los personajes están rotos de una manera u otra. Los Sullivan son una familia de clase media alta que atraviesa un bache emocional al que cada uno se enfrenta como puede. Luke (Aden Young) y Helen (Camille Sullivan) acaban de divorciarse de forma amistosa por el bien de su hijo, Anthony (Michael Riendeau), que parece afrontar con naturalidad la nueva situación familiar. Ambos han rehecho su vida amorosa y están absorbidos por su trabajo.

Con poco tiempo para prestar atención al pequeño, Henry (Peter Coyote), el abuelo paterno que enviudó hace poco y se ha mudado con su hijo, hace las veces de figura adulta ante un nieto que le adora. Anthony y él, antiguo juez ahora jubilado, mantienen una estrecha relación de amistad y compadreo. Cada año, el abuelo organiza una búsqueda del tesoro con motivo del cumpleaños del menor de los Sullivan, que tiene que seguir las pistas que le llevarán hasta su regalo.

Ahora que cumple diez decide ponérselo un poco más complicado. Al acabar las clases el niño sale disparado con su bicicleta para cumplir la tradición. Y eso es lo último que se sabe de él. La fiesta de cumpleaños comienza sin que haya hecho acto de presencia y, al ver que no llega, deciden salir en su búsqueda. La desaparición se produce en algún punto entre el lugar donde estaba depositada la última pista que recogió y la siguiente. Entre medias algo o alguien impidió al niño de los Sullivan continuar con el juego y llegar sano y salvo a soplar las velas.

Entonces es cuando la familia entra en pánico y The Disappearance se vuelve realmente interesante. Hasta entonces solo había sido la presentación de los personajes y, también, del caso. Una entrada en materia que quizá se alarga en exceso abusando en ocasiones de la música para fomentar esa inquietud y angustia que se quiere sembrar en quien sigue la historia. Después de todo se sabe que el niño desaparecerá y estar durante prácticamente 40 minutos esperando a que suceda es una especie de agonía provocada de manera intencionada por sus guionistas.

El juego de pistas de ‘The Disappearance’

La trama arranca con un trabajo de clase que incluye un mapa del barrio con fotos de los vecinos, algunas un tanto incómodas, y multitud de datos sobre sus hábitos. En él puede esconderse la pista que lleve a la resolución de la desaparición de Anthony. ¿De verdad alguien es capaz de secuestrar a un niño por un indiscreto trabajo escolar? ¿Qué será lo que descubrió mientras hacia de mirón para su proyecto alentado por su abuelo? Lo que parecía que en un principio que se iba a saldar con una llamada de atención de la profesora y un castigo de sus padres por entrometerse en la vida de los demás puede ser la causa directa de su desaparición.

Con Anthony en paradero desconocido, la familia une sus fuerzas para dar con él y la serie se adentra en cómo cada uno afronta la ausencia, la inquietud, el miedo y la incertidumbre que se abre ante ellos. Esos padres cuestionados por esos agentes que insisten en que es normal que los niños de separados se escapen de casa por mucho que ellos insistan en que el niño lo está llevando bien. La escena es demoledora. Esa tía, hermana del padre, que no sabe qué hacer en medio del caos y se convierte en un apoyo, un hombro en el que llorar.

Y el abuelo, interpretado por un Peter Coyote que es el puntal básico de la serie, que, aunque en el piloto no lo llega a expresar, se acabará culpando por la desaparición de su nieto. Es inevitable. Después de todo, la búsqueda el tesoro fue idea suya. Porque en este tipo de situaciones siempre se acaba culpando a todos. A esos padres que por una milésima de segundo perdieron de vista al niño. A ese abuelo que alimentaba su imaginación. A esa profesora que no recuerda este o aquel otro detalle. A la propia víctima, que no volvió directa del colegio a casa y quiso, como niño que es, dar un rodeo para jugar.

Al final, todo el mundo se culpa o es culpado cuando en realidad en estos casos ese peso debería recaer solo sobre quien decidió arrancar a un niño de su hogar de forma violenta. Es algo que, por desgracia, pasa en muchas situaciones. Ese juicio al que se somete a familiares y víctimas de un secuestro o de cualquier otro tipo de violencia. The Disappearance trata de todo eso, del sentimiento de culpa, de cómo cada uno afrontar su parcela de supuesta responsabilidad y de cómo resolver la desaparición de un niño con el temor a encontrarlo muerto y la esperanza de llegar a tiempo siempre sobrevolando a los personajes.

Peter Coyote, el protagonista de la miniserie 'The Disappearance', que estrena el canal Calle 13

Peter Coyote, el protagonista de la miniserie 'The Disappearance', que estrena el canal Calle 13

Dirigido por Peter Stebbings, este thriller angustioso rodado en Canadá fue creado para ser grabado en francés pero en el camino cambió de idioma y fichó a Peter Coyote. Surgido de la angustia y los temores de sus dos creadores, Normand Daneau y Genevieve Simad, aglutina los de cualquier padre, tío o abuelo. En definitiva, los de cualquiera. Acababan de estrenar su paternidad cuando se plantearon que lo peor que podría pasarles sería que su hija desapareciese sin dejar rastro, sin saber qué ha sido de ella.

Esa inquietante idea comenzó a tomar forma de guion en 2010. Ellos la han definido como “una tragedia griega contemporánea disfrazada de thriller”. Hay mucho de eso en The Disappearance. Por lo que cuenta y por cómo lo cuenta. Además de ese drama familiar que es la desaparición de un hijo esta esa otra historia, la que se introduce en forma de flashbacks y con la que el abuelo lleva cargado décadas. Tras toda una vida silenciada, amenaza con estallar de un momento a otro en medio de la tragedia actual en la que están inmersos sin poder atisbar aún si tiene o no algo que ver con la desaparición de Anthony.

El primer episodio del nuevo thriller de Calle 13 cumple su función de dar a conocer a los personajes en profundidad, empatizando con ellos para que su dolor y su angustia sean compartidos por quien sigue su historia al otro lado de la pantalla. La química entre Young y Sullivan, los padres, y el aplomo de Coyote, ayudan a ello. De igual manera que el juego de búsqueda del tesoro que plantea. Varias hipótesis, varios sospechosos y una investigación que tensará los nervios de una familia a punto de estallar. Por delante, cinco entregas más y una resolución que no tardará en llegar. Con la emisión de dos capítulos por semana, en quince días habrá final para la desaparición de Anthony Sullivan y se sabrá ¿quién puede querer hacer daño a un niño?

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