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CNT 'Peiro 42', un documental "imprescindible y profundamente necesario"

Con motivo del 14 de abril y el 87 aniversario de la República, la productora Clack ha presentado en Madrid, en la sede de la Fundación Anselmo Lorenzo, un cortometraje sobre la figura del anarcosindicalista Joan Peiró.

Guillermina Peiró, en imágenes del documental sobre su padre, el sindicalista Joan Peiró.

El 14 de abril es un día de memoria. Es, también, un día de reivindicaciones políticas y una jornada importante para la izquierda española y democrática. Esta vez se han cumplido 87 años de la proclamación de la II República del 31 y, aunque no es un aniversario redondo y vistoso, la productora catalana Clack ha querido escoger este día para presentar en Madrid un documental sobre la figura del histórico líder anarcosindicalista y ministro de Industria republicano, Joan Peiró. Se trata de un trabajo dirigido por Eloi Aymerich.

“La idea de hacer el documental nace de una comisión ciudadana que se creó para celebrar los 75 años del asesinato de Joan Peiró por parte del régimen fascista”, explica Aymerich que, como director, no duda en reconocer que lo más impactante del documental es que “todo lo que decía Peiró, no sólo es vigente hoy en día, sino que es imprescindible y profundamente necesario”.

La figura de Peiró es interesante, precisamente, por el carácter humanista y por la forma en la que defendió los valores sociales del obrerismo y el cooperativismo industrial. Tal y como refleja el cortometraje, con testimonios de su propia hija —hoy nonagenaria—, su vida estuvo siempre ligada a la causa social y la conciliación de los pueblos, en tanto que en su día llegó a escribir que “si la Historia no se pone de acuerdo con el anarquismo, tendrá que ser el anarquismo el que se ponga de acuerdo con la Historia”.

Para Juan Pablo Calero, Doctor en Historia Contemporánea, Peiró “refleja la quinta esencia del anarquismo” y es una figura tan importante como “Cipriano Mera, Buenaventura Durruti o Salvador Seguí”, personajes “orgullosos de pertenecer a la clase obrera y convencidos abiertamente de que los trabajadores debían de estar organizados sindicalmente”.

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Cartel del documental Peiró42.

El documental, que cuenta con el análisis de historiadores como Miguel Grau y Pere Gabriel, así como con la voz de la propia hija del sindicalista catalán, Guillermina Peiró, recoge primordialmente los rasgos humanos de Peiró a la hora de enarbolar la bandera del anarquismo. Buena prueba de ello son los más de treinta testimonios que tuvo en su favor durante su juicio, por parte de monjes y frailes a los que salvó la vida del odio clerical imperante en la guerra dentro del bando republicano. Unos testimonios que no sirvieron de mucho, puesto que su destino estaba escrito, así lo relata el cortometraje.

Es importante entender que Peiró, trabajador de una fabrica de bombillas que llego a ocupar un ministerio durante la guerra, tuvo en sus manos la posibilidad de sobrevivir al franquismo, pero para ello tendría que haber traicionado sus propios ideales y, con ello, a la clase trabajadora a la que representó. Y es que, en el exilio francés, fue capturado por las tropas nazis y devuelto a las autoridades franquistas, quienes le propusieron dirigir los sindicatos verticales franquistas. Su respuesta desencadenó torturas, cárcel, paseíllos y, finalmente, la muerte ante un pelotón de fusilamiento y junto a otros siete compañeros de lucha.

El federalismo de Peiró

En mitad del fervor nacionalista, la figura de Peiró ha surgido en ocasiones utilizada por grupos afines a la independencia catalana. Sin embargo, las ideas territoriales del líder de la CNT distaban mucho de los anhelos independentistas ya que, por encima de todo, creía en la solidaridad y la unidad de las clases trabajadoras.

“Esta nueva generación anarquista, encarnada en Peiró, planteó un federalismo que ya había nacido durante la primera república con el cantonalismo, que se basaba en la unión de comunidades humanas”, incide Juan Pablo Calero.

Así mismo, Peiró reconocía las identidades de las naciones ibéricas y abogaba, tal y como narra el politólogo Miguel Guillén, por la libertad de todas ellas y por la ausencia de las fronteras que, en definitiva, podrían ser consideradas, tanto en el pasado como en nuestros días, como enemigas del internacionalismo obrero por el que apostaban la CNT y el resto de movimientos anarquistas.

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