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Generación 2019 La cantera del arte apuesta por el teatro

La convocatoria 'Generaciones' reúne un año más una buena muestra del talento emergente en el arte contemporáneo español. Una edición en la que prima la experiencia y lo sensitivo para reflexionar en torno a la memoria, la utopía y el poder

'Una pequeña serenata fallida'. Raisa Maudit.- GENERACIÓN 2019 / LA CASA ENCENDIDA

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El banquillo del arte en nuestro país anda concurrido. La exposición Generación 2019, comisariada por Ignacio Cabrero y organizada bajo el paraguas de la Fundación Montemadrid en La Casa Encendida –hasta el 28 de abril–, es buen termómetro de cómo se las gasta nuestra cantera. Se trata de una convocatoria cuyo objetivo no es otro que dar espacio a creadores emergentes y difundir sus propuestas artísticas.

Un festín de arte contemporáneo con un total de 400 propuestas entre las que se han seleccionado 8 que este año cuenta con la instalación como principal baza. 
En este sentido, Ignacio Cabrero, comisario de la muestra, alude al teatro como acontecimiento que toma un nuevo sentido en el arte con la práctica de la instalación y ofrece al espectador la posibilidad de vivir una experiencia única.

En ese sentido, Generación 2019 interpela al visitante para que forme parte activa de lo que se muestra, para que intervenga en ese teatro propuesto. Para ello lleva a escena “paraísos distintos”, utopías o realidades paralelas, paisajes ficticios donde formas orgánicas, prótesis, cuerpos interiores, gritos o susurros que sirven para contribuir al espectáculo del arte. Todo ello de la mano de un puñado de artistas que no sobrepasan los 35 años y que no dudan en echar mano del dibujo y la pintura expandida, de los objetos escultóricos y hasta de quejíos e interjecciones con el fin de sacudir al espontáneo.

Es el caso, por ejemplo, de Prótesis para invertebrados, a cargo de la artista vallisoletana Saelia Aparicio, donde la asepsia contemporánea queda subrayada por un intenso olor a "limpio" así como por una puesta en escena en la que tanto la temperatura como la humedad relativa estimulan al espectador no sólo a nivel visual, sino también a través de otros sentidos, buscando así apelar también a la memoria y las emociones.

Las relaciones de poder a través de su representación. Ése es, grosso modo, el trasfondo de Señores sentados haciendo rayas, una instalación pergeñada por la catalana Ana Garcia-Pineda (Sabadell, Barcelona, 1982) que cuestiona la naturalidad con la que incorporamos en nuestro día a día símbolos y barreras impositivos. Lo hace combinando datos y anécdotas históricas, un combo que evidencia hasta qué punto estamos condicionados por una serie de asunciones que apenas interrogamos.

Y si García-Pineda pone el foco en aquello que nos limita de forma inadvertida, Mario Espliego (Guadalajara, 1983) opta por inquirir a la memoria en Gargantas cosidas, tobillos atados. Lo hace a través de una instalación escultórica y sonora en la que explora el cante flamenco y su capacidad para transmitir lo que somos, más allá de imágenes o monumentos, sirviéndose únicamente de la teatralidad del cuerpo y la voz.

Completan la muestra El taller de las moscas, de Ana Barriga, donde reina la magia de unos objetos que la artista pone en escena y vincula con la colección del Tesoro del Delfín, un conjunto de alhajas procedentes de la riquísima colección de Luis, gran delfín de Francia, que vinieron a España como herencia de su hijo Felipe V, primer rey de la rama borbónica española.

Ignacio García Sánchez (Madrid, 1987) brinda en Amaurot World's Fair una reflexión sobre cómo se escenifica la historia, analizando su construcción y narración desde el arte, las instituciones o el mundo académico, exponiendo productos culturales que condensan o expanden el mundo al que pertenecen. 

Por último destacamos Uñas y dientes, instalación de dibujo expandido a cargo de Susanna Inglada (Banyeres del Penedès, Tarragona, 1993), escenificación del poder en la que la teatralización –una vez más– cobra protagonismo para subrayar las estrategias de poder y control utilizadas por los líderes políticos. Una pequeña serenata fallida, a cargo de Raisa Maudit, en la que la autora nos sumerge en un espacio de invocación con la figura de Mozart como referente, y My Advice to Eva, de Lucia P. Moreno, en la que un conjunto de piezas, vídeos, esculturas y dibujos dialogan para hacernos reflexionar sobre conceptos como la intimidad y la privacidad en tiempos hiperconectados.

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