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Ana Torroja "España ha involucionado desde los ochenta"

Ana Torroja (Madrid, 1959), mujer imprescindible de la música española, icono de los ochenta y voz de Mecano, lanza hoy su primer sencillo de estudio en cuatro años, 'Llama'. "Cantaba las canciones de Mecano porque era siempre obediente. Pero había letras con las que no me sentía identificada, muchas ya no las canto", admite en esta entrevista.

Ana Torroja, durante la entrevista en el ático de un hotel de Madrid. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: CHRISTIAN GONZÁLEZ

Lleva apenas unas horas en Madrid, a donde ha llegado procedente de México, país al que se mudó hace años. Va y viene a menudo, aunque los viajes se hicieron mucho más constantes cuando hace unos meses se convirtió en jurado de la última edición de Operación Triunfo. Ha transcurrido tan poco desde que aterrizó que durante la entrevista, de rubio platino, se le escapa en varias ocasiones el acento mexicano. Ana Torroja (Madrid, 1959), mujer imprescindible de la música española, icono de los ochenta y voz de Mecano, lanza hoy su primer sencillo de estudio en cuatro años, Llama, con los productores de Rosalía (El Guincho) y de C. Tangana (Alizzz). "Cantaba las canciones de Mecano porque era siempre obediente. Pero había letras con las que no me sentía identificada, muchas ya no las canto", admite.

Es su primer ‘single’ en cuatro años. ¿Por qué tanto tiempo?

Porque, gracias a Dios, Conexión [su anterior disco, en directo] me ha dado mucho trabajo. No hemos parado de hacer conciertos y conciertos. Y luego porque no encontraba realmente lo que quería hacer. He hecho tantas cosas ya que no me vale cualquiera. Por otro lado, y siempre me ocurre, me gusta sorprender, no me gusta copiarme a mí misma y que cada disco se parezca al anterior. Entonces, estaba buscando qué es lo que me podía hacer salir de mi casa. Cuando apareció este proyecto, que está hecho con dj, productores y distintos equipos, el volver a la música electrónica, a mis raíces de alguna forma, fue como cuando se te encienden esas bombillas aquí en la cabeza. Fue lo que me devolvió la ilusión para arrancar otro proyecto. Estoy muy contenta y emocionada porque se ha abierto un mundo de posibilidades, que no sé cuánto durará, pero me apetece mucho descubrir, investigar e inmiscuirme en él.

No es nada parecido a lo que haya hecho en los últimos años.

No tiene nada que ver con Conexión ni con nada. El hecho de trabajar con dj que son productores te da otra dimensión de la música. Es gente muy joven, a la que le gusta arriesgar y no tiene miedo a equivocarse, como yo.

¿Se marca algún límite de algo que no haría?

No hay límites en el estilo. Sí que tiene que haber algo que me motive. Si no hay motivación, paso; me quedo como estoy, que estoy muy bien [risas].

Cuando pasan tantos años sin publicar algo nuevo, ¿se crea en el artista algún tipo de autopresión o de ansiedad?

"Me gusta sorprender, no copiarme a mí misma. Estaba buscando qué es lo que me podía hacer salir de mi casa"

Quizás a otros sí les ocurre, pero en mi caso no. Sí tenía claro que quería hacer algo inédito. Llevaba muchos años con Conexión, que es un disco en directo con canciones nuevas pero un poco recopilatorio. Era una forma de cerrar una etapa y tenía la necesidad de abrir otra de una forma sorprendente.

Aún así, el dinero hoy en día está más en las giras que en los discos.

Sí, económicamente no tenía esa necesidad porque yo ya llevaba cuatro años con Conexión. De todas formas yo soy muy normaltita, ¿eh? No tengo problemas en ese sentido, no hago gastos excesivos [risas].

¿Vivir fuera de España le da otra perspectiva a la hora de escribir o componer? ¿Lo hace de otra manera por residir en México?

No es tan diferente realmente. El mundo es diverso, pero luego hay puntos comunes. Sí que es verdad que en México se respira música, como recuerdo que me pasaba cuando vivía en Londres. Es un país muy musical y todo se celebra con música: lo alegre, lo triste, lo bueno, lo malo… Sales a la calle y te encuentras en cualquier sitio a gente cantando. En ese sentido es muy inspirador, no te podrías escapar si quisieras (aunque no quiero). Aunque cuando vives fuera te abres a otras cosas, mi forma de ver el mundo no ha cambiado tanto. Las historias son parecidas.

¿En qué sentido no ha cambiado tanto el mundo?

Suelo ser bastante positiva. Obviamente sé cuál es la realidad: vivimos en un mundo complicado y da la sensación de que estamos involucionado en vez de evolucionando. Tratar de buscar la forma de arreglarlo sería muy pretencioso, pero al menos intento mejorarlo en mi entorno. Y si a través de la música puedo ayudar a alguien a mejorar su entorno, pues mejor que mejor.

Ana Torroja, durante la entrevista en el ático de un céntrico hotel de Madrid. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: CHRISTIAN GONZÁLEZ

¿Se puede mejorar el mundo con la música?

Ojalá, seguramente es muy utópico. Pero si es con granitos de arena, a base de pequeñas acciones, de crear un entorno feliz, de mostrar realidades que existen y que la gente sea consciente de ellas, seguramente sea más fácil. Que por intentarlo no quede.

Ariel Rot comentaba en una entrevista en ‘Público’ que “es ingenuo pensar que con el rock se puede hacer la revolución”.

A mí hay mucha gente que viene y me da las gracias por momentos y canciones diferentes. Para mí eso ya es suficiente, ya es una manera de cambiar el mundo de algunas personas.

Viene de una familia noble, de científicos e ingenieros. Su padre era marqués.

"Sabía que no quería estar encerrada en una oficina de ocho a tres y que no quería hacer algo que fuera rutinario"

Bueno, es [risas]. Realmente no me influyó para nada el que hubiera científicos y gente importante, socialmente hablando. Y tampoco que mi padre tuviera ese título; de hecho, lo heredó porque se lo dieron a mi abuelo por su trabajo. Nunca hizo utilidad de él porque tampoco consideró que fuera suyo; le llegó así, de regalo. La verdad es que recuerdo una familia divertida, liberal, muy abierta, con muchos hermanos. Una familia, en general, feliz, gracias a Dios.

No sé si esperarían que se dedicara a la música.

A mi padre le encantaba la música; escuchaba sobre todo clásica. Y una de sus formas de relajarse cuando llegaba de trabajar era ponerse a tocar el piano. No sé si me viene de sangre o no, pero también mi madre pintaba, y, por tanto, sí que hay una sensibilidad artística en mi familia. Y quizás porque en aquella época la música parecía más una diversión que una profesión, a nadie se le ocurrió que pudiera vivir de ello en algún momento. A mí tampoco, también me llegó de sorpresa, porque estaba estudiando Económicas. Es verdad que nunca me prohibieron nada, pero sí que me dijeron: “No dejes de estudiar”. Hasta que yo me di cuenta de que o me dedicaba a una cosa o a otra: cuando todo empezó a ir bien y tuvimos que dedicar el cien por cien de nuestras energías y tiempo a la música, abandoné los estudios.

¿No cree que le influyera de alguna manera el gusto de su padre por la música clásica?

Yo recuerdo dos momentos importantes que quizás me dieron como una pista sobre lo que quería y lo que no quería hacer, pero realmente me llegó por sorpresa, no lo busqué. Uno de ellos es este: a mi padre le encantaba Wagner y nos ponía ópera, y yo iba a ver mucha ópera con mi abuela al Teatro Real y sentía que quería ser la protagonista, la que estaba ahí delante. Varias veces me propusieron cantar en el coro, porque lo hacía muy bien, pero no quería estar detrás, quería ser la protagonista pero no sabía muy bien cómo llegar hasta allí. El segundo es este: cuando tenía catorce para quince años fui a ver un concierto de Genesis. Y cuando contemplé a Peter Gabriel ahí en el escenario y vi lo que se sentía, me dije: “Eso es lo que yo quiero hacer”. Pero era un sueño para mí, tampoco sabía cómo llegar hasta ahí. Sabía que no quería estar encerrada en una oficina de ocho a tres. Sabía que no quería hacer algo que fuera rutinario. Sabía que quería hacer algo que tuviera que ver con la creatividad, pero no sabía cómo conseguirlo.

Y fíjese que en los inicios de Mecano iba a ser los coros.

Pues sí. Toco madera, porque en mi vida, cuando he enfocado mi mente en algo que realmente he deseado, de alguna forma ha aparecido. Como este proyecto nuevo. Cuando pasa el tren me subo. No sé lo que va a pasar, pero sé que me tengo que subir. Cuando conocí a Nacho y a José, lo que me tocaba en ese momento era hacer los coros y yo no recriminé nada. Hasta que llegamos a CBS y Miguel Ángel Arenas [cazatalentos, descubridor de Mecano] dijo que tenía que cantar yo y ser la voz principal. Y también obedecí [risas].

Ana Torroja, durante la entrevista en el ático de un céntrico hotel de Madrid. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: CHRISTIAN GONZÁLEZ

Ana Torroja, durante la entrevista.

¿En qué más ocasiones le ha pasado lo de subirse al tren de repente?

Cosas buenas, personales, en detalles… Cosas personales que no te puedo contar.

Descubrió a Los Secretos casi gracias a su padre. Los vio en la Escuela de Caminos que por entonces dirigía él.

Sí, porque antes se hacían muchos conciertos en los colegios mayores. Creo que fue de los primeros que fui a ver, y sobre todo en español, porque casi todo lo que había visto era de música en inglés, que por entonces era mi inspiración. Cuando era joven, rechazaba un poco la música en español, no parecía cool. Y luego te das cuenta de que es lo que más te pertenece.

¿Qué fue La Movida madrileña para usted?

"Cada vez hay más reglas, más límites; me da pena cómo estamos cerrándonos a compartir, a descubrir, a aprender, a entender"

Para mí fue el momento más creativo de las últimas décadas en España. Veníamos de una represión y esos años ochenta fueron una revolución en todos los aspectos de la cultura. Como una explosión de creatividad, no había límites, ni censura, todo se podía. De alguna forma, como te he dicho antes, hemos ido involucionando; ahora no se puede casi nada.

¿Hemos involucionado desde los años ochenta hasta ahora?

Creo que sí. En aquella época queríamos abrirnos al mundo, desarrollarnos. Ahora estamos, incluso en este país, tratando de poner fronteras, censurando formas de expresión. De todas formas, yo siempre pienso que hay que ir hacia los extremos para volver al centro, por decirlo de alguna forma. A mí me da pena cómo estamos cerrándonos a compartir, a descubrir, a aprender, a entender, a desarrollarnos. Parece un poco contradictorio, porque mientras por un lado estamos evolucionando en tecnología, por otro, me da la sensación de que el ser humano está involucionando.

¿Y a qué cree que se debe?

No lo sé, si lo supiera intentaría buscar la solución. Cada vez hay más reglas, más límites. Creo que la vida también son ciclos. Como te he dicho antes con los extremos, hay veces que tienes que subir hasta la cima para darte cuenta de que lo que buscas no está ahí arriba, sino más abajo. Creo que el ser humano va buscando y a veces se pierde por el camino. Y luego se vuelve a encontrar.

En los comienzos de Mecano, se coló de verdad en la fiesta.

"Cuando empezamos, ser fan de Mecano no era 'cool' porque éramos el grupo que se había denominado 'de los niños bien'"

[Risas] Sí. Ahí fue donde conocí a José [María Cano; ella pronuncia siempre José con acento en la o: Jóse]. Realmente fue así, luego la canción nació porque nació. Íbamos unas amigas y vimos que había juerga en un sótano. Era curioso porque sólo había chicos y nosotros éramos un grupo de seis. Llegamos ahí y se lio la cosa [risas].

Miguel Ángel Arenas, ‘Capi’, dijo hace poco en 'El Confidencial' que Mecano era la única banda de La Movida a la que vio posibilidades de llegar a todos los grupos sociales.

Bueno, eso fue después. Al principio no, porque éramos el grupo que se había denominado “de los niños bien”, porque no veníamos del underground y procedíamos de familias de clase media acomodadas. Entonces, ser fan de Mecano no era cool, ni lo moderno, porque teníamos demasiado éxito. Pero llegó un momento en el que los críticos y los músicos al menos supieron apreciar el valor que teníamos en aquel momento. Y entonces sí que es verdad que podíamos llegar a cualquier tipo de persona. Eso es lo maravilloso y así debería ser la música en general.

Ana Torroja, durante la entrevista en el ático de un céntrico hotel de Madrid. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: CHRISTIAN GONZÁLEZ

Precisamente, siempre se rumoreó una supuesta animadversión entre Mecano y la tropa de Alaska.

Ellos también venían de familias bien, pero musicalmente habían surgido de otros caminos. Pero la verdad es que esa rivalidad nunca existió. Leí un artículo en la prensa hace poco en el que ni me reconocí, con unas supuestas declaraciones mías. Y yo no tengo ese lenguaje, nunca lo he utilizado. La rivalidad era más entre los críticos e incluso entre los fans que entre nosotros. Nos cruzábamos por ahí y nos saludábamos educadamente porque no nos conocíamos, pero después hicimos amistad.

¿Les penalizó de alguna manera que la crítica censurara que no procedían del ‘underground’ o más bien tuvo el efecto contrario?

En aquella época, no venir del underground fue en detrimento nuestro. Pero hay algo contra lo que no puedes luchar. Había críticos que decían: “Bueno, no es algo que yo compraría, pero hay que reconocer que estos chicos lo hacen bien, ¿no?” [risas].

Algunas veces ha comentado que había letras de Mecano que no entendía bien lo que significaban. ¿Es difícil cantar una letra que no entiende o con la que no se ve o siente representada?

"Muchas de las canciones de Mecano no las canto, porque ya no tengo que hacerlo. Había letras con las que no me sentía identificada"

No es tanto que no lo entendiera, que en alguna ocasión podía ocurrir [risas]. Había muchas veces que preguntaba, muchas veces porque la gente me lo preguntaba a mí y siempre contestaba: “Pues no sé”. Yo lo cantaba, porque era siempre obediente. Pero sí que es verdad que había letras con las que no me sentía identificada. Incluso había melodías que quizás no me inspiraban tanto como otras. Pero al final hacía el ejercicio de una actriz, me inventaba un papel y me metía en él. Me convertía en un portavoz o una actriz de esa canción. Muchas de esas canciones no las canto, porque ya no tengo que hacerlo. Canto las que realmente siento y con las que de verdad me identifico, las que siento que son inmortales y que la gente quiere seguir escuchando.

¿Con qué canciones no se siente identificada?

El blues del esclavo, Stereosexual o El club de los humildes, por ejemplo. De hecho, la de Stereosexual me la siguen pidiendo. Había canciones que no eran mi tipo, pero formaban parte de lo que tenía que cantar, y lo cantaba.

Entre lo de verse a usted misma como actriz y la apariencia andrógina que llevaba, parecía como si fuera un personaje creado de alguna manera.

"No me siento identificada con 'El blues del esclavo', 'Stereosexual' o 'El club de los humildes'"

No en mi imagen. Soy incapaz de llevar algo que no tenga que ver conmigo. Pero sí en el caso de algunas canciones. Sí las actuaba, las interpretaba aunque no las sintiera como mías. Lo de cantar en masculino, o bueno, cantar en neutro, sí que era un papel.

¿Cómo se sentía Ana Torroja como miembro de un grupo entre Nacho y José María Cano? ¿Se sentía menos que ellos?

Tenía mi lugar, y yo era muy consciente de cuál era. Y no quería abarcar más que eso. Me preparaba al cien por cien en lo que yo tenía que hacer, que era cantar, bailar e interpretar. Algunas veces me han preguntado que por qué no escribía. Primero, porque nunca hubiera estado a su altura. Y segundo, porque para qué meter a un tercero en discordia [risas]. Nunca me sentí menos porque mi papel fue importante en el grupo. Seguramente, si yo hubiera sido de otra forma, si no hubiera sido tan mediadora, habríamos durado menos. Esa fue mi función. Y la cumplí.

Ese papel le desgastó muchísimo.

Hombre sí, era difícil. Habría que preguntárselo a los mediadores en política. Es complicado porque a veces, o casi siempre, tienes que desequilibrar la balanza o equilibrarla, depende. Por eso lo del tercero en discordia es así: siempre hay un lado que no está de acuerdo. Hice un curso intensivo de diplomacia y trataba siempre de contentar a los dos. Pero había veces que era imposible.

Ana Torroja, durante la entrevista en el ático de un céntrico hotel de Madrid. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: CHRISTIAN GONZÁLEZ

Le contó a Javier Adrados en la autobiografía autorizada 'La fuerza del destino' que en la gira de 1992 lo pasó "muy mal" y acabó todos los conciertos “llorando”.

"Si no hubiera sido tan mediadora, Mecano hubiera durado menos"

Sí. Supongo que acababa todos los conciertos llorando. Gracias a Dios, lo malo se olvida y te quedas con lo bueno. No sé si todos los conciertos, pero sí que fue una gira complicada porque los dos tenían dos formas de ver el arte, la música, los conciertos, muy diferentes. Y cada vez era más extrema. Había momentos en los que yo ya poco podía hacer. Había ocasiones en las que alguno boicoteaba alguna cosa, y yo era la cara visible y tenía que lidiar con todo eso. Fue complicado, pero hasta ahí llegó.

Es que había cambios a ultimísima hora en las listas de las canciones a tocar, o cosas como que Nacho aparecía volando y a José no le gustaba un pelo.

Sí, eran cosas absurdas, pero cada uno iba en una dirección opuesta y era muy difícil encontrarse en algún sitio. Hubo momentos complicados. Pero queda para la historia.

Mecano se rompe definitiva y abruptamente en los Premios Amigo. Lo que pasó se vio en directo. Pero, ¿cuál es la intrahistoria? ¿Qué pasó entre bambalinas antes y después?

"Había ocasiones en las que alguno [José y Nacho] boicoteaba alguna cosa, y yo era la cara visible y tenía que lidiar con todo eso; fue complicado"

Nadie lo intuía. También pensamos que no fue el momento para hacerlo, ni el lugar. Fue para todos una ducha de agua fría, pero él había tomado esa decisión y hasta ahí llegamos. Lo que más nos sorprendió fue no saber nada de eso. Pero bueno, cosas [risas].

Muchos fans dicen que echan de menos Mecano. Siempre han comentado que han tenido ganas de juntarse y…

… ah yo ya te lo descarto [risas].

Es que, visto lo visto, no sé si estarían dispuestos a volver a pasar por lo mismo.

Si volviéramos, que lo dudo, porque cada uno ha seguido un camino muy diferente y es difícil que nos encontremos, sería para hacer una gira, como han hecho muchos grupos, contentar a sus fans y ya. Pero yo ya digo que no. Lo más cerca de ir a ver a Mecano es ir a verme a mí en concierto [risas].

Hace años que se instaló en México. Allí la vida es muy diferente en España. Es muy peligrosa, vale muy poco.

"Descarto que Mecano vuelva; lo más cerca de ir a ver a Mecano es ir a verme a mí en concierto"

Yo he vivido en tantos lugares que me considero ciudadana del mundo. Evidentemente, hay una problemática en México, pero no es tanto como que la vida vale muy poco. En general, en Latinoamérica la situación es complicada. Si yo sintiera cuando vivo allí que la vida vale muy poco, no estaría en México. Al contrario: es un país con mucho amor por la vida, que vive mucho el presente, eso sí. Son gente que no planean muy a largo plazo. Es verdad que hay diferencias muy grandes de clases, mucha pobreza extrema. Pero también es cierto que, a pesar de todos esos problemas, la gente trata de buscarse la vida. Hay mucha gente que sale a la calle con su carrito de mango, de fruta, o de artesanía y te lo venden y así se ganan la vida. Es un país que tiene mucha luz y mucho color, en el que te sientes como en casa. Es de los pocos lugares en los que he vivido en los que no te sientes como extranjero.

En las últimas semanas se ha manifestado sobre la situación en Venezuela, pidiendo libertad, manifestándote contra los "abusos" y a favor de Guaidó.

"Maduro está aferrado al poder, pero no estoy de acuerdo en que Trump intervenga; debería haber elecciones limpias, democráticas. Nada más"

Es una situación complicada. No es el único país de Latinoamérica que está mal; Nicaragua también y alguno más. Maduro está aferrado al poder, y a mí lo que me cuesta mucho entender es cómo no ve lo que está pasando o cómo quiere engañar al mundo. Cómo se hace portavoz de una forma de política maravillosa cuando la gente se está muriendo de hambre y se está pidiendo ayuda humanitaria. No da su brazo a torcer, no quiere convocar elecciones. Por eso creo que la diplomacia es bastante importante en este caso.

Quizás la intervención que parece que pretende Trump no es el mejor plan.

Ah no, no. Yo no estoy de acuerdo. Debería haber elecciones limpias, democráticas. Nada más.

Ana Torroja, durante la entrevista en el ático de un céntrico hotel de Madrid. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: CHRISTIAN GONZÁLEZ

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