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Cines versus plataformas: se abre la brecha entre dos modelos de negocio

La irrupción de Netflix está generando rechazo y presiones por parte de las exhibidoras que buscan que la plataforma se ajuste a la llamada “ventana de distribución”, consistente en mantener un periodo de 90 días de exclusividad.

'Roma'

El gremio de exhibidores cinematográficos en Alemania se ha levantado contra Elisa y Marcela, cinta dirigida por Isabel Coixet y producida por Netflix. Una carta firmada por 160 empresarios de salas de cine ha querido mostrar su malestar por medio de una misiva en la que instan a que la película de la catalana se retire de la competición oficial de la Berlinale alegando que “no llegará regularmente al cine”. En dicho escrito –remitido al director del festival, Dieter Kosslick, y a la ministra de Cultura alemana, Monika Grütters– los exhibidores planteaban con nitidez la disyuntiva: “La Berlinale defiende la gran pantalla, mientras que Netflix la pequeña”.

No es la primera voz que se alza contra la plataforma de streaming y todo indica que no será la última. Sin ir más lejos la presión de las salas francesas hizo que Roma, la cinta con la que Alfonso Cuarón candidata a los Oscar en la categoría de Mejor película de habla no inglesa, hizo que quedara fuera del programa de Cannes. Finalmente, pudo concurrir en la Mostra de Venecia, donde se alzó con el León de Oro a la mejor película. El periplo de la cinta por España no fue mejor; sólo se exhibió en cinco cines ante la negativa de la mayor parte de las salas.

Roma se la han ofrecido a todo el mundo y la inmensa mayoría hemos dicho que no –apuntan fuentes de la cadena Renoir–, la hemos desestimado pero no por la calidad de la película, sino por la comercialización de la misma… Si permitimos esto pasará como con el caballo de Troya, será el principio del fin para nosotros”. Sirva la metáfora para mostrar el rechazo que generan estas plataformas en el sector. Un rechazo que por el momento se ha evidenciado a través de las presiones que las salas han ido ejerciendo de forma creciente y que busca que la plataforma se ajuste a la llamada “ventana de distribución”, o lo que es lo mismo, un periodo de 90 días de exclusividad de exhibición en los cines. En el caso de Roma, por ejemplo, el estreno en la plataforma estaba previsto para una semana después de su estreno en la gran pantalla.

“Si los cines cedieran a las pretensiones de Netflix se destruirían los cines, para qué coño vas a ver una peli que ves en televisión”, aducen las mismas fuentes. Algo más comedido, pero en la misma línea, fue el comunicado que hizo público la compañía de exhibición Cinesa: "Siempre hemos dado la bienvenida a nuevos socios que lanzan sus películas dentro de las pautas establecidas de la exclusividad teatral inicial. Pero si la estrategia de un distribuidor no coincide con la nuestra y no se ajusta a la ventana de exclusividad, no reproducimos su película".

Más allá de los obvios argumentos pecuniarios –a fin de cuentas el estreno en cines proporciona a la película una promoción gratuita–, alegan los exhibidores que el cine confiere un prestigio a la obra que este nuevo modelo no parece tener en cuenta. “Los cines se han transformado un poco en el editorial de los periódicos, cuando un periódico tira 100.000 ejemplares el editorial a lo mejor lo leen 50.000 personas pero son los que crean un estado de opinión”, apuntan desde la cadena Renoir. Sea como fuere, lo cierto es que urge una reunión entre las diferentes partes concernidas. Un encuentro que, por el momento, ninguno de los agentes interpelados tiene en agenda. Netflix, por su parte, poco o nada dice. Desde su sede en España, remiten las cuestiones a su sede principal Ámsterdam y aducen que la valoración está por esgrimir.

¿Y qué hay de los autores?

Los autores abogan por una suerte de convivencia. "Creo que esos tipos, plataformas y cines, deberían ir juntos y darse cuenta de que esta discusión está perjudicando al cine. Juntos pueden elevar al cine, y más importante, aportar diversidad", apuntaba Cuarón tras la polémica suscitada tras el estreno de Roma. Una opinión que, con matices, compartía este miércoles la directora catalana Isabel Coixet tras el revuelo que la carta de los exhibidores alemanes generó en la Berlinale: “Estos son los nuevos soportes –apuntaba Coixet– y a pesar de que por mi edad me resultan difíciles de asimilar, pueden convivir perfectamente con la exhibición en cines”.

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