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Festival Vociferio Boke Bazán, autor del cartel con la infanta Elena comunista: "Estamos perdiendo la capacidad de reflexión"

Hablamos con el ilustrador de la imagen que erige a la infanta Elena en icono pop con un pendiente de la hoz y el martillo. Su creación, que invita al festival de poesía Vociferio, persigue la reflexión sobre el discurso mercantilista de la modernidad.

Cartel del Festival de poesía Vociferio que muestra a la infanta Elena como un icono pop comunista. / FESTIVAL VOCIFERIO

Hèctor Serra

La infanta Elena comunista como invitación a reflexionar sobre si lo figurativo e icónico realmente puede generar una imagen explícita. Así es como la octava edición del festival de poesía Vociferio, que se celebra desde este miércoles en València, propone su crítica al discurso mercantilista de la modernidad, a toda expresión poética y, en general, artística, donde todo significante ha sido vaciado de su significado y se ha convertido en una de las principales herramientas propagandísticas para el mantenimiento del status quo de la sociedad.

Agitadora y hecha de guiños que buscan la reacción, la pieza gráfica que entroniza a la hermana de Felipe VI como icono pop se ha hecho memorable en muy pocos días y ha conseguido una repercusión notable que, a su vez, es la apuesta del festival por las poéticas más experimentales o socavadas por las industrias culturales. La idea, gestada en los estudios de la agencia creativa Nociones Unidas, parte sin premisas, con el único contexto evidente que Vociferio es una cita que no conecta con los superventas y que se desmarca de lo mainstream.

"¿Realmente somos razas puras? ¿Hasta qué punto estamos dentro del sistema?"

“En los años 80 o 90, un cartel así sería uno más dentro de una corriente de libertad de expresión pero en estos días donde impera lo políticamente correcto estamos perdiendo la capacidad de reflexión y de preguntarnos qué pasa desde el respeto”, expresa Boke Bazán, el autor del cartel. Nacido en Guadalajara, criado en Elda y establecido en València desde los 17 años, cuando se trasladó para estudiar Bellas Artes, este ilustrador no dudó en acudir a la iconografía y a la contraposición simbólica para plantear de qué manera dos polaridades o dos posicionamientos completamente antagónicos pueden convivir. Una idea que caló enseguida en Raúl Lago y David Trashumante, directores del festival.

“¿No vemos a gente con un posicionamiento ideológico muy hacia un extremo vistiendo ciertas marcas o llevando ciertos coches o yendo de vacaciones a ciertos sitios? ¿No vemos a gente con un posicionamiento ideológico muy extremo escuchando Macaco? ¿Realmente somos razas puras? ¿Hasta qué punto estamos dentro del sistema?”, sugiere el ilustrador en relación a la imagen que ha unido monarquía española y hoz y martillo. Boke Bazán dice no inventar nada que no haya hecho antes la comunicación pop de Warhol o el Equipo Crónica.

Cartel del Festival de poesía Vociferio que muestra a la infanta Elena como un icono pop comunista. / FESTIVAL VOCIFERIO

Cartel del Festival de poesía Vociferio que muestra a la infanta Elena como un icono pop comunista. / FESTIVAL VOCIFERIO

Hay, en este contraste de símbolos, otra interpretación que el autor no quiere dejar pasar: el hecho de que las dos alegorías forman parte de un desencanto. La caída del muro de Berlín y la desconexión de la sociedad actual con la cosmovisión borbónica se complementarían en este paralelismo. “Son dos mundos del pasado. Son dos mundos que están ahí encorsetados, en un limbo muy alejado de la realidad, de la experimentación, del arte. Es necesario pensar sobre el desencanto profundo con la monarquía y, por otra parte, sobre el ideario comunista, que a día de hoy solo se utiliza por parte de la derecha para insultar a ciertos partidos cuando la realidad es que ya no se perciben planteamientos comunistas en esta sociedad”, argumenta Bazán.

Su creación aterriza en un momento que él mismo reconoce regresivo en los términos de concebir la expresión viva que el arte tiene la obligación de mantener. La normalidad con la que un cartel de estas características se debería recibir tiene en esta ocasión como prueba que instituciones públicas como la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de València suscriben el festival sin complejos sobre el folio de la infanta comunista. Solo un colaborador se ha descolgado del patrocinio cuando se ha hecho pública la imagen.

Poesía crítica con el sistema

El cartel del que habla todo el mundo ya es patrimonio de un festival que este año más que nunca se desmarca de la verborrea imperante y de poéticas partidistas que los organizadores relacionan con estrategias propias del mundo de la política, como el amiguismo, la corrupción o los intereses creados. Vociferio propone en su lugar la prevalencia de prácticas poéticas que problematicen o cuestionen la realidad y que ofrezcan una experiencia transformadora a quien las contempla y escucha. “Nos alejamos, pues, de los poemas de absorción rápida, los poemas meme, los poemas “que se entienden”, los poemas máxima de azucarillo, los poemas ocurrencia, radiofórmula, talent show… que creen que expresar o actualizar el estado de Facebook es algo que se puede elevar a la categoría de poema y que vender miles de ejemplares legitima la calidad literaria de su propuesta”, propugnan desde el festival.

Con el lema “Sense paraules” (Sin palabras), los organizadores ponen el acento en una disciplina artística, la poesía, que no tiene por qué limitarse exclusivamente a la escritura. “Hasta no hablar también es proponer un mundo”, sostienen. De ahí el espíritu de esta edición de retomar las vanguardias históricas, la reivindicación de la poesía fonética y sonora, la performance, la poesía concreta y la poesía multimedia.

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