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Historias de miedo para contar en la oscuridad La versión americana del hombre del saco

Guillermo del Toro produce esta película de 'terror familiar', dirigida por el noruego André Øvredal, con la que da vida a las espeluznantes y magníficas ilustraciones que hizo Stephen Gammell para los libros de Alvin Schwartz. Historias de horror del folclore americano.

Historias de miedo para contar en la oscuridad

BEGOÑA PIÑA

A los niños españoles del siglo pasado se les asustaba con el hombre del saco, un viejo con una bolsa al hombro donde metía a los niños que se encontraba por la calle. El siniestro personaje que aterrorizó a tantas generaciones y, a pesar de su pavoroso reflejo real en los años de la dictadura, era solo parte del folclore hispánico. Al otro lado del Atlántico, los más pequeños temblaban con espantapájaros asesinos, espeluznantes cadáveres que les perseguían, esqueletos con la carne desgarrada…

Eran criaturas antiguas del folclore americano que quitaron el sueño a millones de niños y que siguieron con ellos muchos años después. Ahora, Guillermo del Toro, fascinado por las horrendas ilustraciones que el artista Stephen Gammell hizo para los libros en los que Alvin Schwartz recogió estas leyendas– Historias de miedo para contar en la oscuridad, Más historias de miedo para contar en la oscuridad e Historias de miedo para contar en la oscuridad 3- ha decidido llevar el espanto infantil al cine.

"Los niños mueren"

Además de gastarse el dinero que no tenía –"Debía mucho de mi hipoteca y no era dueño de mi auto"- para comprar nueve de las ilustraciones clave de los libros, se obsesionó con ellas y ahora es el productor de esta película, con el mismo nombre que el primer volumen, y que ha puesto en manos del noruego André Øvredal, un cineasta que le había conquistado con Trollhunter (2010), un falso documental sobre una desquiciada conspiración del gobierno que ha escondido trolls gigantes en algunas zonas del país.

"De niño yo estaba en Shawshank. Iba a una escuela de jesuitas, era una especie de prisión, tenía que pelear en el patio... Muchas películas simplifican a los niños y los hacen bonitos, tíos con patinetes que dicen frases sencillas y a los que nunca asesinan. En mis películas, los niños mueren. Son más frágiles, pero al mismo tiempo, más complejos, y ven esa oscuridad, y eso se extiende a esta película", dijo el cineasta hace unas semanas en un encuentro con la prensa en el Roxy Hotel de Nueva York.

El libro de Sarah Bellows

Adornada espléndidamente por los personajes de pesadilla a los que dio forma Stephen Gammell y rodeada de una turbia atmósfera, la película reúne en una sola historia varios de los relatos de los libros. Ambientada en 1968 en Mill Valley, está protagonizada por una pandilla de adolescentes que se retan a entrar en la casa embrujada del pueblo. Un caserón tenebroso que se cerró tras la desaparición de unos niños. Allí encuentran un libro con historias de terror. "El libro de Sarah Bellows, donde las historias se escriben solas y todo cobra vida".

Imagen de 'Historias de miedo para contar en la oscuridad'

Imagen de 'Historias de miedo para contar en la oscuridad'

La pequeña Sarah vivió una infancia torturada y dejó escritos sus horribles secretos en estas páginas, unas historias que se vuelven reales. Así, Tommy se tropieza trágicamente con Harold, el dantesco espantapájaros asesino que cobra vida. Auggie se mete en la boca una cucharada de jugoso guiso con el dedo gangrenado de un cadáver, que le perseguirá para recuperarlo. Stella se volverá loca de angustia para intentar evitarlo… y cada noche volverán a aterrorizar a los espectadores.

Sin tregua

La audacia narradora de André Øvredal y la fascinación de Del Toro por las criaturas fantásticas y grotescas han sabido contenerse para que la película quede al nivel del público joven. Pero no hay tregua. Historias de miedo para contar en la oscuridad tiene el diabólico propósito de aterrorizarles. A pesar de que el mexicano ha confesado que jamás ha permitido a su hijo que vea nada tan espeluznante, él y el director estaban de acuerdo en que debían respeto al espíritu de los cuentos.

"La verdadera tragedia del horror es que tus padres no te hablen de ello. Cuando eres niño, tienes curiosidad por dos cosas: el sexo y la muerte. El resto lo puedes averiguar en un manual. Muchos padres te alejan de esas cosas. Pero vivimos en el mundo real y necesitamos conocer la oscuridad para conocer la luz. ¡Ojalá mi padre y mi madre hubieran visto cine de terror conmigo!", dijo Guillermo del Toro en Nueva York.

Terror familiar

Pesadillas, personajes macabros, un miedo profundo… no son los únicos elementos de esta historia, en la que hay unas cuantas variaciones del cine de terror clásico para niños y adolescentes. Una de ellas, muy importante, es el grupo. Acostumbrados a ver en el cine pandillas de chicos a los que acompaña una niña, aquí la niña es la protagonista, Stella. Además, hay que celebrar que la película recupere las imágenes de las obras originales de Stephen Gammell, en lugar de las de Brett Helquist que las sustituyeron en los libros cuando aquellos fueron prohibidos en las listas de las bibliotecas de EE.UU. Y, finalmente, hay que aplaudir lo intrépido de la propuesta en un universo, el del cine dominado por Hollywood, que se inventó eso de para toda la familia para adiestrar los tiernos cerebro de sus futuros espectadores. "Quiero que esta sea una buena película de terror familiar –ha sentenciado Del Toro-. La familia es horror en sí misma, pero a veces, con leche y galletas, puedes encontrar algo agradable que ver".

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