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El destape de Oblak

El portero esloveno vive su redención ante el Leverkusen. Sustituyó al lesionado Moyá en el 19, paró un penalti en la fatídica tanda y consoló en la derrota al alemán Kiessling.

Jan Oblak detiene el penalti de Calhanoglu. /EFE

JORGE YUSTA

MADRID.- La agónica victoria de anoche del Atlético contra el Bayer Leverkusen quedará grabada a fuego para un hombre, el meta esloveno Jan Oblak, que por fin se sintió importante en el conjunto de Simeone y que se convirtió en protagonista en la sufrídisima clasificación desde la tanda de penaltis para los cuartos de final de la Champions. 

Acomodado en el banquillo del Vicente Calderón, a Oblak no se le había pasado por la cabeza que en el minuto 19 tuviera que sustituir a Miguel Ángel Moyá. El meta balear, titular indiscutible tanto en Liga como en Champions, se lesionaba en una carrera corta al ir a atrapar un balón largo. La mano al muslo. Y Oblak corriendo a calentar. Se enfundaba los guantes y Simeone ordenaba el obligado cambio. 

El ex del Benfica se encontraba ante la oportunidad que había estado esperando desde que el pasado verano arribara a la ribera del Manzanares por 16 millones de euros. Un montante que le convierten en el portero más caro de Liga y en el suplente menos rentabilizado, hasta anoche. 

En los planes de Simeone entraba darle la titularidad al esloveno en Champions y en Copa para mantener a Moyá en Liga. Sin embargo, el mal partido que cuajó en la derrota ante el Olympiacos en Atenas en el primer partido de Champions y la eliminación en la Copa del Rey le condenaron al ostracismo de los porteros suplentes. Nada parecía ya poder alterar el orden de los factores en la meta rojiblanca. Hasta que apareció el azar. 

De la parada al consuelo

Oblak consuela a Kiessling. /EFE

Hasta el pitido final, el espigado portero mantuvo la portería del Atlético a cero y mandó la clasificación hacia la tanda de penas máximas. Detuvo el lanzamiento de Calhanoglu, un especialista que esta vez lanzó raso y al centro. Oblak solo tuvo que aguantar hasta el último segundo y detener el balón. Además, vio como los lanzamientos del turco Ömer Toprak y el último del alemán Stefan Kiessling se marchaban a las nubes. La explosión de alegría fue mayúscula en el Calderón y Oblak se erigió en uno de sus héroes.

Nada más terminar el choque, consumada la clasificación y celebrada con el resto de sus compañeros, Oblak además tuvo el gran gesto de acercarse a Kiessling y consolarle en la amargura. La imagen muestra la calidad de un portero que anoche volvió a sentirse protagonista del subcampeón de Europa. "Estaba feliz porque ganamos, pero por otro lado estaba triste porque sé cómo se siente cuando pierdes en una tanda de penaltis, y no es bueno", dijo después al ser preguntado por ese momento.

Por eso, antes de poner rumbo a casa se paró con todo aquel periodista que quería preguntarle por sus sensaciones. Él respondió con una sonrisa difícil de ocultar: "Yo creo que el fútbol, como en todos los deportes, si lo haces bien, si entrenas bien, siempre llega tu oportunidad y tu momento. Claro que hay partidos que no estás muy bien y otros que estás perfecto".

Habló también del hecho de tener que sustituir a un compañero lesionado: "No estaba feliz porque Moyá estaba lesionado, pero tenía que calentar y entrar en juego. Simeone me dijo que estuviera tranquilo, que iba a ir todo bien". Y sobre la tanda de penaltis desveló que no se los había preparado: "No habíamos visto vídeos. No sabía nada, ni dónde tiran, ni cómo tiran. Yo decidí qué hacer en cada lanzamiento".

Oblak ya sabe lo que supone vivir un gran momento con el Atlético y ahora quiere ampliar las sensaciones a la Liga, donde tendrá la oportunidad de debutar ante el Getafe este fin de semana. Pese a todo, desea que Moyá se recupere cuanto antes porque en este Atlético el equipo siempre está por encima de los jugadores.

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