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Olimpismo El ruinoso negocio de organizar unos JJOO provoca la renuncia de cada vez más ciudades

Budapest, Hamburgo y Roma han renunciado a optar a los Juegos de 2024, como consecuencia de la fuerte oposición ciudadana, y en algunos casos política, a acoger un evento que casi siempre supone un suicidio financiero para la ciudad de turno. Barcelona aún no ha decidido si optará a los Juegos de Invierno de 2026.

El Centro Acuático Maria Lenk de Río de Janeiro, pocos meses después de acoger la cita olímpica. REUTERS

ROGER CASTILLO

"Está de acuerdo que el Ayuntamiento de Budapest debería retirar su candidatura para organizar los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2024?". En las últimas semanas, 266.151 personas han firmado a favor del manifiesto que quería convertir esta pregunta en un referéndum municipal en la capital húngara. La campaña Momentum Mozgalom ha superado con creces las 138.000 firmas requeridas para forzar la convocatoria electoral y ha provocado un terremoto político considerable. El gobierno municipal, ante la posibilidad más que factible de perder este referéndum, ha optado por retirar directamente la candidatura. Budapest ha renunciado a acoger los Juegos de 2024.

La candidatura húngara contaba con un amplio apoyo del pleno municipal y del parlamento, y era una de las grandes apuestas de Viktor Orban. El primer ministro del Fidesz (133 escaños de 199 totales), conocido en los últimos años por sus discursos euroescépticos y xenófobos y sus acciones contra la llegada de refugiados, ya hace mucho tiempo que tenía el sueño olímpico entre ceja y ceja. De hecho, en su primera etapa como primer ministro (1998-2002) ya planificó una candidatura para los Juegos de 2012 que no fructificó.

En junio de 2015 se anunciaba oficialmente la apuesta olímpica para el 2024 con un amplísimo apoyo político pero con un apoyo popular discreto. Las encuestas, que señalaban un 60% de partidarios entre la población, fueron cambiando a medida que pasaban los meses. En septiembre de 2016 la cifra había caído hasta el 41%. Estas referencias, sumadas a la creciente preocupación por los sobrecostes asociados al Campeonato Mundial de Natación que se disputará en Budapest este año (cifrados en decenas de millones de euros), provocó que se formara una asociación contraria a la candidatura olímpica.

Momentum Mozgalom no esconde su intención de presentar una candidatura política en las elecciones parlamentarias de 2018

Momentum Mozgalom, colectivo formado por personas de entre 20 y 40 años que no ocultan su intención de presentar una candidatura política en las elecciones parlamentarias de 2018, ha puesto en el centro del debate cuestiones centrales asociadas a la candidatura. Han criticado los sobrecostes, la corrupción, el endeudamiento y los efectos medioambientales, y han apostado por destinar las inversiones en servicios públicos esenciales como la educación, la sanidad, la vivienda o los servicios sociales. Tras la retirada de la candidatura, András Fekete-Gyor, portavoz de Momentum, lamentó que el gobierno no hubiera convocado de entrada el referéndum y que haya gastado más de 30 millones anuales en una candidatura que no iba a ninguna parte. La reflexión final, era clara: "Si hubiéramos hecho los Juegos, los beneficios habrían ido a parar a los bolsillos de los grandes empresarios y no habrían revertido en el bienestar de la población".

El moviment Momentum entrega les 266.151 signatures per demanar el referèndum a Budapest. REUTERS

El movimiento Momentum entrega las 266.151 firmas para pedir el referéndum en Budapest. REUTERS

Los precedentes de Budapest

Hace pocos meses Roma también renunció a la carrera olímpica para el 2024. La primera alcaldesa de la historia de la ciudad, Virginia Raggi, mostró su disconformidad con la candidatura impulsada antes de su llegada al gobierno municipal. Su partido, el Movimiento 5 estrellas, había mostrado su preocupación por la posible corrupción vinculada a la candidatura. De hecho, varios periodistas habían alertado de que el proyecto Roma 2024 era una oportunidad para la mafia de reapropiarse de espacios de poder en la capital italiana.

El pasado mes de septiembre Raggi lo anunció oficialmente: "En una ciudad que tiene 13 mil millones de euros de deuda no nos podemos permitir el lujo de endeudarnos construyendo catedrales en el desierto. Los Juegos Olímpicos del deporte parecen los Juegos Olímpicos del ladrillo. Y si tenemos que hablar de deporte, deberíamos centrar el esfuerzo en las 160 instalaciones municipales deportivas que están cayendo a pedazos por falta de mantenimiento ".

La primera ciudad en caer de la carrera olímpica fue Hamburgo. La ciudad alemana decidió someter a referéndum la candidatura en la fase inicial del proceso y el 29 de noviembre de 2015 el 51,7% de los votantes optaron por el No. La campaña había estado marcada por las dudas sobre los costes económicos, sobre la seguridad de acoger un gran evento ante el aumento de las acciones terroristas en Europa y sobre las consecuencias medioambientales. Hay que decir que la población de Kiel, que formaba parte de la candidatura, optó por el Sí en el referéndum. En cualquier caso, el alcalde de Hamburgo Olaf Scholz anunció la retirada del proyecto pese a reiterar que "El senado y el gobierno municipal hubiéramos preferido otro resultado".

L'alcaldessa de Roma anuncia la retirada de la candidatura per als Jocs de 2024. REUTERS

La alcaldesa de Roma anuncia la retirada de la candidatura para los Juegos de 2024. REUTERS

Ahora ya sólo quedan dos candidaturas para los de Juegos de 2024. A priori las candidaturas de Los Ángeles y París parecen proyectos sólidos que no deberían tener problemas para completar su camino hasta el próximo 13 de septiembre, el día en que el COI decidirá la sede en una reunión en Lima, Perú. Pero también es innegable que no generan unanimidad. Sin ir más lejos, la semana pasada Danielle Simonnet, concejala del Parti de Gauche en el Ayuntamiento de París, pidió que la ciudad francesa haga un referéndum para decidir el futuro de la candidatura en una entrevista al diario Le Monde. En marzo de 2014, cuando la candidatura aún estaba en pañales, una encuesta publicada en el diario deportivo L'Équipe situaba en un 51,9% el apoyo de los franceses a la candidatura olímpica de París, muy lejos del 88% estimado en el caso de la ciudad estadounidense.

Sobrecostes, deuda e instalaciones

Se volverá a reproducir la situación de hace un par de años, cuando sólo Pekín y Almaty aspiraron a la elección de los Juegos Olímpicos de Invierno para el 2022. Hace pocos años era impensable que sólo dos ciudades aspiraran a acoger unos Juegos Olímpicos . Las batallas para convertirse en la sede han sido constantes en las últimas décadas, pero los alicientes comienzan a quedar en entredicho. Las grandes transformaciones urbanísticas, el impulso del deporte o el crecimiento del turismo parecen supeditados a la preocupación por el coste económico y por el uso de las grandes instalaciones.

Hace pocos años era impensable que sólo dos ciudades aspiraran a acoger unos Juegos

Muchas ciudades son incapaces de dar un uso a instalaciones deportivas de primer nivel. Pocos meses después, escenarios importantes de los Juegos de Río de Janeiro están abandonados. Es la misma situación que ya hemos vivido en otros casos recientes como Sochi 2014 o en Atenas 2004, donde hay auténticas ruinas olímpicas. Invertir en un pabellón, un campo o un circuito que sólo tiene un uso asegurado durante un mes y medio es una decisión difícil de defender. Especialmente si su construcción ha costado millones de euros y ha duplicado la previsión hecha inicialmente.

El alcalde de Boston decidió renunciar a presentar una candidatura olímpica para el 2024 en el momento en que tenía que firmar un contrato por el que la ciudad asumiría los sobrecostes asociados a la candidatura olímpica. Conociendo los precedentes, se negó en redondo. La media de los sobrecostes asociados a las candidaturas olímpicas desde 1960 es del 156%. Es decir: la cifra inicial prometida en el momento de presentar el proyecto, a la hora de la verdad, se multiplica por 2,56. Lo avalan estudios recientes de la Universidad de Oxford o de Forbes y lo detalla hasta el fondo el economista Andrew Zimbalist del Smith College en el libro Circo Máximo. Su conclusión es contundente: acoger unos Juegos Olímpicos es un suicidio financiero para la mayoría de ciudades de todo el mundo.

Zimbalist cifra en más de 9 billones de euros negativos la diferencia entre los costes y los ingresos de organizar unos Juegos con los parámetros que marca el COI actualmente. Y añade que las previsiones de ganancias económicas a largo plazo que suelen anunciar los gobernantes no se cumplen. Por cierto: el estudio de la Universidad de Oxford sitúa a los Juegos de Barcelona en un 266% de sobrecoste sobre las previsiones iniciales y los señala como los terceros más caros de la historia olímpicos, sólo por detrás de Sochi 2014 y Londres 2012.

Pendientes de Barcelona - Pirineos 2026

Una vez se haga pública la sede para los Juegos de 2024, todas las miradas se centrarán en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026. Y el proyecto Barcelona - Pirineos que fue desestimado para el 2022 aún no tiene un futuro claro. El Ayuntamiento de Barcelona, institución necesaria para el impulso de la candidatura, ha optado por debatir a fondo las ventajas y los inconvenientes de la propuesta para el 2026 en una comisión de estudio que celebró siete reuniones entre el verano de 2015 y el mes de octubre de 2016 y en la que han participado hasta 40 invitados para expresar puntos de vista en diversos ámbitos (desde el impacto internacional en el legado de los Juegos).

Esta comisión se creó después de que CiU, PSC y ERC forzaran un pleno extraordinario en el mes de julio de 2015 a raíz del anuncio del gobierno (entonces formado sólo por Barcelona en Comú) de destituir al responsable de la oficina de la candidatura Barcelona - Pirineos 2026. La comisión recibió el apoyo de Ciudadanos y la renuncia explícita a participar por parte de la CUP.

En la última sesión de esta comisión, Jaume Collboni (PSC), que ejercía de presidente, apuntó a una primera conclusión: "Si al principio había dudas sobre la sostenibilidad y los costes económicos, estos se han ido desvaneciendo y han ido apareciendo las dificultades que puede generar el contexto social y político que tenemos en el país en estos momentos. tomemos la decisión que tomemos, no debemos cerrar ninguna puerta ". Desde el 14 de octubre no ha habido ningún nuevo anuncio por canales oficiales aunque el calendario anunciado por Collboni preveía que en 15 días se podría hacer un informe final para recoger las conclusiones de todas las sesiones de la comisión. De hecho, en el calendario inicial, se había señalado el mes de febrero de 2017 como la fecha límite para tomar una decisión definitiva sobre la candidatura.

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