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El astillero La Naval entra en concurso de acreedores

La empresa fracasó en sus intentos para lograr inversores que entraran en la ampliación de capital de 42 millones para su saneamiento financiero

Un barco en construcción en La Naval de Sestao. E.P.

AGENCIAS

Los accionistas del astillero La Naval han aprobado la solicitud de concurso de acreedores planteada por el consejo de administración de la empresa "ante la inviabilidad de las propuestas analizadas para su saneamiento financiero" durante la junta extraordinaria que la empresa ha celebrado este miércoles en la sede del astillero.

Los actuales socios de la empresa han aprobado la propuesta del consejo "ante el vencimiento de los plazos legales previstos en la actual situación de preconcurso de acreedores en la que se encuentra la compañía". Por ello, han acordado solicitar la situación de concurso de acreedores ante la autoridad judicial competente.

Según ha informado la propia compañía en un comunicado, los socios actuales han analizado durante la reunión "la compleja situación financiera en la que se encuentra el astillero".

Posteriormente, la dirección del astillero ha comunicado su decisión a los trabajadores de la empresa, a través de su comité, a los que "ha transmitido su compromiso de realizar todos los esfuerzos necesarios para mantener la actividad".

El astillero se encontraba en preconcurso de acreedores desde principios de junio y los intentos para lograr la ampliación de capital que requería la empresa para hacer frente a su situación, cifrada en 42 millones de euros, fracasaron.

Fue Manuel del Dago, principal accionista de Naviera del Norte, dueña del 10,5% de las acciones, quien había mostrado interés en suscribir el 80% de esa ampliación, para la que a finales de julio, en su visita al astillero, solicitó más tiempo para poder formalizarla y reunir los fondos.

El empresario asturiano afincado en Miami se reunió en su viaje a Bilbao, que hizo escala en Madrid para reunirse con las entidades bancarias, tanto con el Gobierno Vasco como con la dirección actual y los representantes de los trabajadores.

Sin embargo, llegado el día de la junta extraordinaria convocada para este miércoles, Del Dago tampoco ha acudido a la reunión con una propuesta firme para hacerse con el control de la empresa. Ante la ausencia, en la actualidad, de cualquier otro inversor, la dirección ha decidido acogerse al concurso de acreedores.

Concurso

La solicitud de concurso se deberá presentar en el juzgado mercantil, que designará un administrador concursal, bien persona física, bien sociedad profesional. La declaración de concurso deberá ser publicada, posteriormente, en el Boletín Oficial del Estado (BOE) para que, en el plazo de un mes, los acreedores puedan comunicar sus créditos.

A partir de ese momento, la actividad de la empresa continuará supervisada por la administración concursal, que puede resolver contratos, decidir despidos e incluso promover Expedientes de Regulación de Empleo, de suspensión o extintivos, siempre previa negociación con el comité de empresa.

La sociedad debe proponer un convenio a los acreedores para superar la crisis y de no hacerlo, podría proponerse por los acreedores, algo inhabitual. Si nadie lo propone, se procederá a la liquidación de empresa, y se pondrán a la venta los activos a otras empresas, con el fin de pagar a los acreedores.

El convenio que se proponga debe ser aprobado por la mayoría de los acreedores. De no aprobarse, La Naval se verá abocada a la extinción. Si sale adelante, la administración concursal cesaría y la empresa volvería a la normalidad, aunque deberá cumplir lo convenido. De lo contrario, los acreedores pueden pedir al juzgado la declaración de incumplimiento del convenio que acarrea la liquidación de la sociedad.

La Naval emplea en la actualidad, entre puestos directos e indirectos, a unos 1.800 trabajadores y tiene en su cartera de pedidos la construcción de cuatro buques. El astillero ha registrado en los dos últimos ejercicios unas pérdidas de 80 millones de euros y acumula una deuda con la banca de 150 millones.

Sus acreedores son la banca pero también los propios contratistas (la firma tiene unos 250 trabajadores en plantilla, pero 1.600 subcontratados), de manera que si hay quita o aplazamientos de pago repercutirá en las contratas, como acreedoras, y en el empleo.

Los accionistas mayoritarios siguen siendo Ingeteam y Astilleros Murueta, que cuentan con el 33,8 % del capital cada uno de ellos.

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