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El tiempo La sequía y el frío dirigen el recibo de la luz hacia niveles de récord

El mercado de futuros alcanza registros desconocidos y las tarifas diarias inician una escalada mientras la meteorología y una serie de decisiones técnicas y políticas encarecen la electricidad.

Contadores de luz. EFE/Archivo

La combinación de una larga temporada anticiclónica, en la que meses de escasez de lluvia y poco viento han desplomado la generación de energía renovable, con el aumento de la demanda que provocan la llegada del frío y la disminución de las horas de sol, menos de diez diarias desde hace un par de semanas, están provocando un calentamiento de los precios de la electricidad que lleva camino de superar los niveles de récord del año pasado.

El mercado de futuros, de hecho, ya alcanza cotizaciones de récord, por encima de los 52 euros por megawatio.hora para lo que queda de año y que se mantendrán durante el próximo, mientras el precio diario llegó a superar los 56 en octubre para recortar distancias con el récord de 71 de enero.

Así, los 16,4 céntimos por kilowatio.hora que este martes alcanzaron algunas tarifas nocturnas comienzan a acercarse a los 18,4 (14,47 sin impuestos) que los consumidores llegaron a pagar en enero de este año. Lejos, todavía, en un 25% de los 20,85 (16,81 sin tributos) de marzo de 2012, aunque el mercado de futuros apuesta por que el precio que paga el consumidor superará esos niveles en los próximos meses.

“Dependerá de la meteorología”

“Parece que la luz va a encarecerse y que puede superar los precios de principios de este año”, explica Enrique García, de OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), quien, no obstante, anota que esa evolución “dependerá de la meteorología, ya que un cambio de tiempo con viento y lluvia tiraría a la baja” puesto que permitiría aumentar la generación de las centrales hidráulicas y los parques eólicos.

“Cuanto más aportan las renovables al pool, menos sube el precio de la luz”, anota, en una apreciación que comparten organizaciones como Greenpeace, para las que potenciar las renovables podría llegar a abaratar hasta un 34% el recibo de los hogares.

Mientras, apunta que las cotizaciones del mercado de futuros, en el que las comercializadoras se provisionan de energía para dentro de unos meses, tiene también “un componente especulativo”. Es decir, que su fluctuación resulta indicativa pero no es infalible.

Más factores de encarecimiento

El cuadro meteorológico se ve agravado por las paradas de mantenimiento de decenas de centrales nucleares francesas programadas con los primeros fríos, que disparan los pedidos del sistema eléctrico español hasta un 10% (3.200 de 34.000 megawatios.hora a las cinco de la tarde de este martes).

Como consecuencia de esos factores, cuya permanencia auguran las previsiones meteorológicas aunque con temperaturas algo menos crudas que otros inviernos y algo de lluvia, y a los que se suma la pérdida de potencia del parque eléctrico español en los últimos años por las trabas a las renovables, cada vez es más frecuente la activación de las centrales de gas, las que más encarecen el recibo, para atender la demanda.

Fuentes de Endesa confirmaron esas previsiones alcistas, aunque matizando que “la subida del precio dela luz no es un asunto de las compañías eléctricas sino del sistema eléctrico”.

¿Sube o baja la luz para todos por igual?

¿Afectan por igual a todos los consumidores esas subidas del precio? No. O sí, según se mire.

El recibo de la luz tiene dos partes, una fija que se paga en función de la potencia contratada y otra variable según el consumo.

La primera, que incluye los costes del transporte de la electricidad, su distribución, las operadoras, las primas a las renovables y el llamado déficit tarifario, va a ser congelada por cuarto año consecutivo tras “prácticamente haberse duplicado” en los cinco anteriores, explica Sara Pizzinato, de Greenpeace. Supone alrededor de la mitad del recibo, gravado con un 21% de IVA.

El gravamen afecta también a la parte variable, en la que el consumidor puede acogerse a dos formatos: el mercado libre, en el que pacta con su compañía una tarifa anual, normalmente con dos o más tramos horarios de precio, y la tarifa regulada o PVPC (Precio de Venta al Pequeño Consumidor), directamente dependiente de las oscilaciones de los precios de las subastas horarias y diarias.

Esas variaciones no afectan al precio que paga el consumidor en el mercado libre, aunque la tendencia alcista sí influye en la negociación de las nuevas tarifas cuando vence el contrato. Por otro lado, la energía suele ser más cara en este segundo formato en épocas como la primavera, cuando las centrales hidráulicas y los parques eólicos tiran a la baja.

Un mercado que cambia sin saber por qué

El mercado libre se está imponiendo, con un avance de más de tres millones y medio de contratos en tres años, según los datos de la CNMC (Comisión Nacional del Mercado de la Competencia), que en septiembre contabilizaba un total de 17,1 millones (el 59% de los consumidores) frente a 11,9 de tarifa regulada, que ha perdido 3,2 millones de usuarios.

Lo que no está para nada claro, más allá de que el formato libre sea el que ofrecen los comerciales de las compañías en las visitas puerta a puerta, es el motivo de esos preferencias, ya que, según un estudio de la CNMC, más de dos tercios de los hogares desconocen qué tarifa tienen contratada. “En los últimos años sale más a cuenta tener un contrato de PVPC, ya que las eléctricas utilizan los del mercado libre para asegurar sus ingresos”, anota Pizzinato.

Los contratos de mercado libre, por otro lado, impide acogerse al bono social eléctrico, cuyo acceso para menos de la mitad de los 4,5 millones de personas que sufren pobreza energética considera el Gobierno “más que suficiente”.

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