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La cesta de la compra en julio de 2022: la mitad de productos por el mismo precio

La inflación dispara los precios de los alimentos, con subidas del 19% respecto a 2021 en el caso de la fruta o del 13% en el caso de la carne de vacuno. El 64% de los ciudadanos reconoce haber cambiado sus hábitos alimentarios, según la OCU.

Varias personas hacen cola para hacer la compra en una frutería del Mercado de la Cebada, en Madrid.
Varias personas hacen cola para hacer la compra en una frutería del Mercado de la Cebada, en Madrid. Jose Carmona

"Lo estoy notando muchísimo, sobre todo en la fruta, en las cerezas, la sandía o el melón. Yo creo que habrán subido un 15% aproximadamente", dice Mariano, un octogenario que hace cola en la frutería del Mercado de la Cebada, en Madrid. Y no va mal encaminado. Según los datos del INE, de media, el precio frutícola ha crecido un 19,3%, en buena medida debido a la crisis inflacionaria que ha disparado el IPC un 10,2% respecto a 2021, el más alto desde abril de 1985. 

Hacer la compra se ha convertido en todo un reto económico donde ya no caben los caprichos. Al menos en los barrios más humildes donde vive la clase trabajadora. Quien el año pasado cargaba con un melón y una sandía, hoy elige entre uno u otro o, quizá, se plantea llevarse mitad y mitad. En el mercado municipal del barrio madrileño de Puerta del Ángel, Ana, una joven frutera, reconoce que sus clientes se piensan un poco más qué poner sobre la báscula. "Ahora, que es la temporada y es lo que más busca la gente, el melón ha subido un euro el kilo más o menos", dice. 

"Puede parecer una tontería, pero esto lo resume muy bien", apunta mientras, desde el otro lado del mostrador, se gira a un estante, coge dos botes de especias y los enseña. "Mira, el bote pequeño de orégano cuesta ahora lo mismo que costaba el año pasado el bote grande. Son de 7 gramos uno y de 4 gramos el otro", cuenta. Es decir, por el mismo precio, el consumidor se puede llevar poco más de la mitad de lo que se habría llevado a casa en 2021, cuando nadie vislumbraba la crisis de precios derivada de la implosión bélica en el norte de Europa. 

Ana, una frutera del mercado municipal de Puerta del Ángel, Madrid, muestra dos botes de orégano. El pequeño cuesta lo mismo que el grande hace un año.
Ana, una frutera del mercado municipal de Puerta del Ángel, Madrid, muestra dos botes de orégano. El pequeño cuesta lo mismo que el grande hace un año. Jose Carmona

En general, dice esta tendera, la gente no se queja demasiado, pero sí se nota en la forma en la que los clientes acuden al mercado. "Puede que vengan menos o que no compren tanto, pero no sé decirte", expone. Lo que sí tiene claro es que la subida que ve el ciudadano es mucho más pequeña que la están asumiendo los propios comerciantes. 

Javier, que regenta una carnicería en el mismo mercado, tampoco está exento de los estragos de la crisis. "La cosa ha subido bastante", comenta desde el otro lado de la vitrina de cristal donde brilla el rojo de un costillar y de varios filetes de ternera. Las carnes de vacuno son de las que más han subido en el último año, un 13,1%, según el INE. En el caso de las porcinas, el incremento es del 8,6% y del 11,2% si se trata de carne de ovino. "Yo, en líneas generales, estaré comprando un 30% más caro que hace un año, lo que pasa que esa subida no se la aplicamos a los consumidores porque la gente directamente no vendría", manifiesta.

"Todo ha subido. Los gastos de casa también y la gente lo nota, porque los sueldos siguen igual. Si tu antes tenías 200 euros para pagar la comida, ahora tienes cien. Entonces vienes al mercado y ves que ha subido y, o no compras o compras menos que antes", reflexiona el carnicero, que aprovecha para añadir cual de sus productos sufre más las consecuencias inflacionarias: la pata de cordero. "Está más que por las nubes. Hay semanas en las que no la estoy trayendo, porque es muy caro y no hay quien me lo compre". 

La tendencia de subidas es generalizada en todos los puestos, incluso en el de casquería, donde el comerciante asegura que lleva "unos meses aguantando" unos precios que no cree que pueda contener más allá de septiembre, porque si no vendrán las pérdidas.

Varias personas esperan su turno para hacer la compra en el Mercado de la Cebada, en Madrid.
Varias personas esperan su turno para hacer la compra en el Mercado de la Cebada, en Madrid. Jose Carmona

La pescadería, por su parte, tampoco sortea esta crisis económica, siendo además un sector con precios mucho más volátiles. De manera interanual, no obstante, es el único producto que ha bajado (un 0,3% menos), pero si se compara con los datos del verano de 2021, los pescados frescos y congelados experimentan un repunte de más del 10%, según las estadísticas del INE. Por lo que se refiere al marisco, crustáceos y otros preparados, los datos hablan de una subida interanual del 9,9%.

En la panadería del barrio, la comerciante advierte que ellos, en su caso, sufren directamente la subida del grano como consecuencia de la guerra en Ucrania, pero también la escalada de precios de la luz. "Han unificado los obradores. Antes hacían el pan en obradores diferentes y ahora todo en el mismo, porque hay mucho gasto de luz", matiza. El cereal y sus derivados han subido un 18% y el pan registra un ascenso del 13%.

Lo que cuentan los tenderos, la subida aún mayor en los mercados mayoristas, se acredita con los datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. Tanto es así que ese 18% de subida de precio de venta del cereal, está muy por debajo del incremento del 94,3% en los precios de origen. En el caso de la carne de porcino, el repunte del 8,6% que afrontan los consumidores contrasta con el alza del 50,69% del precio de origen. Lo mismo ocurre con los huevos, con un 25% de subida en precio de mercado frente a un 80% en origen o los lácteos, que han elevado su coste un 10,8% en los supermercados y un 41,66% en origen.

La espiral de precios está alterando los hábitos de consumo de los españoles. De hecho, una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) revela que el 64% de los ciudadanos ha cambiado su alimentación. El 21% de los sondeados reconocía que el alza de precios les ha obligado a disminuir su consumo de carnes y pescados, y el 16% admitía haber intensificado la compra de alimentos no perecederos, como latas de conservas.

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