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Reconstrucción coronavirus El coronavirus gripa (aun más) dos motores de la economía: adiós a las vacaciones y al cambio de coche

La demanda de créditos de consumo para viajes, adquisición de vehículos y reformas en el hogar se desploma mientras la banca endurece las condiciones para darlos y el CIS estima que apenas dos de cada cinco se plantean veranear y menos de un 5% prevé estrenar vehículo.

La incertidumbre está haciendo replantearse las prioridades de gasto a las familias españolas. / PxHere (CCO)
La incertidumbre está haciendo replantearse las prioridades de gasto a las familias españolas./ PxHere (CCO)

El veraneo y el cambio de coche, y también las reformas en el hogar, han dejado de estar, cuando menos de manera coyuntural, al alcance de buena parte de las familias españolas, a las que el parón de la economía por la crisis del coronavirus está forzando a replantearse sus prioridades de gasto. Y eso está teniendo efectos, además de en los sectores directamente afectados como el turístico, el de la industria y la venta del automóvil o el de la construcción, en otros nucleares como el bancario, en el que la demanda de créditos de consumo se ha desplomado.

La restricción de ese tipo de gastos, ya sea por motivos económicos o por temor a exponerse al contagio en asuntos como los viajes, parece drástica para lo que queda de año, según reflejan las respuestas de los encuestados por el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) a la octava pregunta de su último barómetro, que apenas registra dudas sobre las decisiones para "los próximos meses".

Solo un 42,4% de los españoles ha decidido viajar por España y un 5,3% hacerlo al extranjero, algo que, respectivamente, han descartado el 53,2% y el 94%. Seis de cada siete tienen claro que no van a hacer reformas en casa, solo el 3% se plantea comprar una nueva y únicamente el 4,6% ve factible adquirir un coche (sin especificar si nuevo o usado), con rechazos por encima del 94% en los dos últimos casos.

Este gripado de la demanda interna añade más nubarrones al horizonte de dos sectores fundamentales en el sistema económico español como el turismo y el motor, que habían fiado parte de sus esperanzas al consumo de los españoles para paliar las consecuencias de su hiperdependencia del exterior.

Paralelamente, algo más del 80% de los españoles tiene claro que no va a comprar ningún electrodoméstico (91,5% en el caso de los ordenadores), mientras las restricciones alcanzan registros menores, pero que en este caso parecen muy elevados por su vinculación al ámbito cultural y a los hábitos de consumo, en aspectos como la compra de ropa y calzado (55,6% sí, 41,6% no) y la asistencia a bares y restaurantes (64,5% sí, 34,2% no).

Este último bloque de respuestas concentra los nubarrones en las expectativas del comercio y la hostelería, que ya se encuentran entre los sectores más renqueantes del país tras el parón por el confinamiento.

La mitad de los que iban a pedir dinero para viajar desiste

El desglose de los datos del CIS señala que la disposición a hacer esas adquisiciones es netamente superior entre quienes se identifican con las clases alta y media-alta, especialmente en aspectos como la compra de un coche (6,6% frente a una media del 4,6%), las reformas en casa (20,5% por 14,6%) o los viajes, con una predisposición que se duplica ante la posibilidad de salir al extranjero (12,3% por 5,3%) y que resulta también mucho mayor ante la de moverse por España (71,3% por 42,4%).

Eso significa que la restricción de los gastos de consumo se intensifica en los hogares e individuos conforme descienden sus rentas, algo tan obvio, por una razón de mera disponibilidad económica, como de mayor intensidad este año, al haber crecido el volumen de esos grupos como consecuencia del parón de la actividad económica y el consiguiente desplome de las rentas.

Los resultados del barómetro de préstamos al consumo que acaba de publicar la organización de consumidores Asufin (Asociación de Usuarios Financieros) coinciden con las tendencias detectadas por el CIS: "El segmento consumo es en el que más se concentra la caída en la intención de solicitar préstamos", señala, con los viajes y las vacaciones como "los epígrafes más castigados: casi la mitad de los que iban a pedir financiación para esta finalidad (46,20%) no lo va a hacer".

A ese recorte le sigue en las economías familiares el de la compra de vehículos, para la que "cerca de un 30% admite que no pedirá el préstamo previsto, lo que puede traducirse en un descenso de las ventas en este sector clave", mientras que los créditos "para obras y reformas caerán previsiblemente un 15%".

Por el contrario, "se mantiene bastante estable, con caídas muy poco relevantes, de apenas un 3%, el segmento de estudios", indica.

La necesidad de liquidez alcanza al consumo

Ese desplome de la demanda de créditos al consumo se produce este año en los meses que "tradicionalmente acaparan una mayor petición de préstamos en el año, incluso por encima de la época navideña". Sin embargo, esos patrones se han visto alterados por la incertidumbre que han provocado la pandemia y el parón de la actividad económica para afrontarla.

En este sentido, las principales conclusiones del barómetro, cuya ficha recoge 1.845 encuestas a mayores de edad entre el 5 y el 18 de junio, apuntan a que "sólo un 14% de los encuestados admite que pedirá un préstamo en los próximos seis meses", que "hasta un 10% frena su intención" de hacerlo y que la necesidad de solicitarlo para obtener liquidez se impone "como destino mayoritario los préstamos: un 30,9%". A esta ultima cifra hay que añadirle otro 10,2% que se ve obligado a pedir dinero a crédito para pagar deudas anteriores.

Los patrones de liquidez se han visto afectados por la incertidumbre de la pandemia

Así, mientras se frena el gasto de las familias en algunas facetas de su consumo, "un 6,70% de los encuestados se han visto forzados a recurrir a financiación como consecuencia de la reducción que ha experimentado sus ingresos". Eso, mientras en los segmentos de mayores rentas el 'consumo embolsado' como ahorro crece 38.000 millones en tres meses.

Según el estudio, el 41,1% de los préstamos tienen como finalidad disponer de liquidez para el día a día o para pagar deudas, un volumen que prácticamente iguala al que suman los tres destinos más habituales en estas fechas en la España anterior a la pandemia, que es el 49,9% de los viajes y vacaciones (6,2%), las obras y reformas (10,4%) y la adquisición de vehículos (25,3%). Completan el paquete la financiación para pagar estudios (8,8%) y el apartado de ‘otros’ (8,2%).

Menos solicitudes y menos concesiones

Esos cambios en la demanda "llegan en un momento en el que los préstamos al consumo en España siguen siendo más caros que la media de la zona euro", señala el estudio de Asufín, que destaca que la diferencia es de un 1,39% (6,06% por 7,45%) en los créditos a devolver hasta en cinco años y de un 3,31% (4,58 por 7,89%) en los que superan ese plazo.

Y no parece que la cosa vaya a cambiar para facilitar un mayor acceso al crédito a los consumidores. La Encuesta sobre Préstamos Bancarios publicada esta semana por el Banco de España apunta, además de confirmar el "intenso descenso" de las solicitudes "provenientes de hogares, en un contexto de creciente incertidumbre económica", a "un endurecimiento de los criterios de concesión de préstamos en todas las modalidades".

Los informes del Banco de España confirma el contexto de incertidumbre y el descenso de la actividad económica

Esa caída de la actividad crediticia responde a dos vectores. Por la parte de la demanda, "sería el resultado de una abrupta caída de la confianza de los consumidores y de un descenso acusado del gasto en bienes de consumo duradero". Y, por la de la oferta, respondería a la combinación del "deterioro de las perspectivas económicas generales", la "menor solvencia percibida de los prestatarios" y, también, "una menor tolerancia al riesgo por parte de las entidades financieras" y una "mayor percepción de riesgos relativos a las garantías solicitadas".

Las estadísticas del Banco de España confirman esas tendencias, ya que la media de más de 3.000 millones mensuales registrada en los catorce meses anteriores a la declaración de la pandemia se redujo en abril y mayo a menos de la mitad, con registros de 626 millones en la fase más dura del confinamiento y de 1.296 en el primer mes de la desescalada. Y, paralelamente, los saldos vivos tienden al alza, lo que significa que las devoluciones se han atascado.

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